Cuando faltan poco más de dos meses para el inicio de la cosecha argentina de soja, los agroexportadores registraron apenas 10.000 toneladas de productos del complejo sojero.
A la fecha, solamente se realizaron Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) correspondientes al ciclo 2024/25 por 10.000 toneladas de aceite de soja, mientras que no se declaró una sola tonelada de poroto y harina de soja de la presente campaña comercial.
La principal razón detrás de ese fenómeno es que las compañías exportadoras y aceiteras no tienen ningún incentivo para realizar DJVE-360, es decir, con un plazo de embarque de un año, porque eso implica que deben abonar por adelantado el derecho de exportación correspondiente.
Por otra parte, si el valor FOB regional de la soja y productos derivados tienen un recorrido bajista potencial a partir de la colosal cosecha brasileña que viene en camino, no tiene lógica económica adelantar registraciones con los precios actuales.
Diferente es el caso del maíz 2024/25, que suma DJVE por 1,17 millones de toneladas, dado que los fundamentos para el cereal son mayormente alcistas en lo que respecta a la evolución del precio FOB.
Vale recordar que la normativa vigente dispone que tanto las divisas por liquidar como la base imponible del derecho de exportación por aplicar se determinan en base al precio FOB oficial –publicado diariamente por la Secretaría de Agricultura– vigente al momento de la registración de la exportación (más allá de que el embarque se realice varios meses después).
Si bien las agrodivisas, tarde o temprano, van a ingresar a la economía argentina, el hecho de que las registraciones de embarques de soja 2024/25 sean casi nulas genera un problema estadístico para el equipo económico del gobierno de Javier Milei, ya que no tiene herramientas para proyectar el flujo de divisas.
Como no existe otro sector que pueda aportar el volumen de divisas que genera el agro, ese “vacío” de datos representa un problema, especialmente cuando el Banco Central (BCRA) tiene reservas internacionales netas negativas y las gestiones para obtener una ayuda extraordinaria en EE.UU. no vienen tan bien encaminadas como se suponía.
En ese marco, el ministro Luis Caputo “sacó de la galera” un régimen de rebaja temporaria de divisas con el propósito de reactivar las registraciones de embarques de productos agroindustriales en general y sojeros en particular, de manera tal de contar con una mayor certeza sobre la gestión del flujo de divisas por disponer al menos hasta las elecciones legislativas del mes de octubre de 2025.
El hecho de contar con un flujo mínimo de divisas en los próximos meses es vital no sólo para cumplir con los requerimientos de los importadores, sino también para intervenir el tipo de cambio negociado en los mercados bursátiles (MEP y CCL), dado que esa herramienta es parte de la política anti-inflacionaria del gobierno.