En “la tierra del sol y del buen vino”, como se conoce a Mendoza, hay un problema mayúsculo que afecta a toda su actividad productiva: una crisis hídrica que ya cumple diez años. “La realidad de la provincia es que es un desierto. Habitualmente nos manejamos en un esquema de escasez estructural, y ahora no hablamos sólo de escasez sino de sequía”, declaró a Bichos de Campo Marcela Andino, abogada especializada en Derecho de Aguas y Ambiente.
A su vez, para Andino, un gran problema en medio de la escasez de agua es la falta de conciencia urbana. “Somos una provincia con mucha cultura del agua y no pasa desapercibida la infraestructura hídrica; estamos acostumbrados a ver acequias y canales, pero al mismo tiempo se advierte falta de conciencia urbana. Recién este año hubo una reacción en la sociedad, cuando se lo vio vacío al dique Potrerillos. Por eso creo que, además de gestionar la oferta del agua, también hay que gestionar un cambio de conciencia en la ciudadanía”.
“Pensar que este es sólo un problema de los regantes está mal. Este tiene que ser un problema de toda la sociedad, no sólo para cuidar el agua, sino también para tomar conciencia de la contaminación, ya que, en la cuenca del río Mendoza hay serios problemas por residuos sólidos urbanos, porque muchas veces se usan los cauces del río como sitio donde tirar la basura”, se lamentó la abogada.
Mirá la entrevista completa realizada a Marcela Andino:
Ese concepto de sequía, donde ya directamente escasea lo escaso, tiene según Andino diferentes niveles: “Tenemos la sequía meteorológica, la sequía hidrológica y luego la sequía socioeconómica. Hoy estamos encuadrados en el nivel de sequía hidrológica, que implica escasez de agua de lluvia o de nieve. Esta última es la que más nos afecta, ya que todos los recursos hídricos nacen del deshielo, y entonces, al haber menor precipitación nívea, nuestros ríos traen menos agua”.
Andino confesó que arrastran esa escasez hace varios años, “pero ahora, se empieza a ver falta de agua en ríos y embalses”.
“La tercera etapa de sequía, que es la que esperamos no llegue, pero la lógica te lleva a que esto ocurra, es la socioeconómica, que repercute en la cantidad de agua que necesita la población para vivir, y en la producción agrícola”, describió.
Vi esta foto en fb del dique potrerillos de hace dos años y ahora, en serio no les da miedo esto? pic.twitter.com/d3DnwPCOJd
— Lᴜᴢ (@luzlarocca0) February 3, 2020
“Si todas las hectáreas empadronadas en Mendoza fueran rentables y todas pretendieran regar, ya estaríamos en la etapa de sequía socioeconómica. Por eso, más que hablar de cantidad de agua, me gusta indagar en la problemática desde estos tres enfoques de la sequía”, agregó Andino, que además es secretaria de Gestión Institucional del Departamento General de Irrigación en Mendoza, la máxima autoridad del agua en la provincia.
La experta, que además es docente de la Universidad de Mendoza, explicó que “debemos enfocarnos en la gestión de la demanda del agua para que pueda equilibrarse con la oferta que tenemos. La demanda se gestiona con distintas aristas, la del punto de vista técnico es una, por ejemplo, a través de sistemas de riego a demanda o de riego acordado en función de los cultivos”.
Pero la demanda de agua también se revisa, de acuerdo a lo explicado por la abogada, desde lo jurídico, por ejemplo, a través de la revisión de concesiones de tierra y de derechos de riego. “Si alguien con acceso a la tierra no la usó durante 5 años, por ejemplo se puede aplicar el llamado proceso de caducidad de ese derecho. Además, el no pago de los tributos es una causal de caducidad de los derechos. Por eso se revisan, además de los derechos en uso, los derechos que están con falta de pago”, describió.
Acerca de si sería útil importar modelos de manejo de agua similares a los que emplea, por ejemplo, Israel, en donde casi el 50% del agua utilizada en agricultura es agua reciclada, Andino explicó que no es tan sencillo. “Importar modelos y desechar otros no sirve. Lo que hacemos es estudiar cómo hicieron en otros países, y ver cómo lo haríamos en nuestro contexto. Si tuviéramos dinero para invertir en riego por aspersión, o que cada finca pueda tener riego por goteo, claro que lo haríamos”.
La funcionaria explicó que “el agua forma parte de un ciclo hidrológico. Si se riega a manto, no siempre se pierde agua, sino que se infliltran y recargan los acuíferos. Entonces, tampoco es la solución impermeabilizar canales. Históricamente, la buena gestión de un superintendente se medía en función de la cantidad de kilómetros de canales impermeabilizados, pero no necesariamente tiene que ser todo así, porque de ese modo se impide que se recarguen los acuíferos. No hay una receta única”.
“La gestión del agua debe adaptarse a la idiosincracia y cultivos de la región, y el gran desafío es gestionar el cambio de conciencia de los regantes y de los usuarios en el cuidado del agua. Me quedo tranquila con las generaciones venideras porque vienen con otra impronta de cuidado, pero la gran responsabilidad la tiene nuestra generación porque es la que le tiene que dejar los recursos a los que vengan”, concluyó Andino.