Roberto Esteban Miguel es licenciado en Diagnóstico y Gestión Ambiental y trabaja en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) INTA Chilecito, en La Rioja. En esa provincia, a diferencia de Mendoza, los cursos de agua que bajan de la Cordillera son escasos y no alcanzan para regar toda la superficie productiva. Por eso desde hace medio siglo empezaron a trabajar con perforaciones.
“Para dar una idea de esto, sumando todos los ríos que tenemos en el Valle Antinaco-Los Colorados, no alcanzamos a 1,2 metros cúbicos por segundo. Son volúmenes de agua muy bajos que limitan el desarrollo de los cultivos”, nos explicó el especialista.
Debido a esta limitación del recurso, Miguel comentó que “en la década del ´70 empezaron a hacerse los primeros estudios fuertes para empezar a pensar en el uso de agua subterránea, que es lo que luego se replicó en toda la provincia”.
El dilema que se plantea es que para poder obtener ese agua para riego es necesario contra con otro recurso: la energía. “La Rioja es la provincia con mayor electrodependencia para el riego, porque para obtener ese recurso es necesaria la energía que pueda elevar el agua desde el acuífero hacia la superficie. Y luego, si queremos ser eficientes en el riego, necesitamos presurizar ese agua, lo que también conlleva un gasto energético”, comentó el investigador del INTA.
En este contexto, Miguel advirtió que “los niveles de agua subterránea comenzaron a descender año a año, con lo cual, estamos sacando del sistema más agua de lo que se está reponiendo. Esto conlleva a una profundización del nivel (de las perforaciones), y por ende se requiere más energía para regar”.
Mirá la entrevista completa a Roberto Esteban Miguel:
El licenciado en Gestión Ambiental remarcó que en los últimos tiempos, “debido a que se elevó el costo de la energía por una reducción de los subsidios, hay muchos productores que dejaron de regar”.
“Los pequeños con 15 hectáreas están más comprometidos por no tener espalda para hacer frente a los costos y continuar con su producción. En consecuencia, abandonan sus fincas y se ven procesos asociados de concentración de tierra”, advirtió.
Los tres lugares más electrodependientes de La Rioja son, según Miguel, la zona productiva del Valle Antinaco-Los Colorados, la zona de Aimogasta y la zona de La Rioja capital. “Esos son los tres grandes lugares donde se hace explotación intensiva de agua subterránea. Por eso hay que evaluar cómo se gestiona ese recurso y hasta qué punto se permite esto”, señaló el técnico del INTA Chilecito, en función de que hay síntomas más que evidentes de explotación intensiva.
Acerca de qué consejos o técnicas seguir para sobrellevar esta situación, Miguel señaló que desde INTA Chilecito “estamos evaluando técnicas de riego deficitario. Por ejemplo: para un olivo, en lugar de regar con laminas superiores a 1100 milímetros por año, quizás con un riego deficitario o regando en el momento oportuno, eso se puede reducir a 750 milímetros o menos aún. Esto va en beneficio, no sólo de conservación del recurso, sino también para la economía de la finca, ya que esta tendrá un menor costo energético”.
En función de cómo ve la disponibilidad del recurso hídrico de aquí en adelante, el técnico manifestó que “hay una situación de cambio climático, y si bien hay quienes evalúan que este cambio es parte de un ciclo natural, es evidente que las acciones humanas con el consumo de combustibles fósiles están generando cambios importantes a nivel atmosférico”.
“En nuestra zona, el cerro Famatina tiene cada vez menos nieve, y eso significa menos aporte de agua superficial, lo que hará que tenga menor recarga en el acuífero. Hay que estar atentos y ver cómo nos adaptamos. Hay que adelantarse a lo que vendrá y estar preparados”, recomendó el especialista.