TAFS es un foro independiente con sede en Suiza, con membresía internacional, dedicado a analizar, informar y hacer recomendaciones sobre temas controvertidos y emergentes relacionados con la seguridad de los alimentos derivados de animales. Las diferencias de criterios entre los principales países ganaderos del Mercosur para controlar la fiebre aftosa en la región sin duda es uno de estos asuntos que merecen mayor debate y atención.
Por eso vale la pena este artículo escrito en conjunto por Ulrich Kihm, el presidente de TAFS Forum, y Patrik Buholzer, su director ejecutivo, que además contó con los aportes de Pedro Moura, quien es consultor de Safoso, una empresa de consultoría fundada en 2003 por el propio Kihm, que tiene su sede en la ciudad suiza de Berna.
Este es el texto de opinión enviado a Bichos de Campo:
“En la actualidad sigue existiendo una distinción jerárquica entre los países que están libres de fiebre aftosa con vacunación y aquellos sin vacunación. La duda a la hora de aceptar los dos estatus como equivalentes se debe a conceptos erróneos que se relacionan con el riesgo de introducción y circulación del virus de la fiebre aftosa entre los rebaños vacunados.
Esta diferenciación podría haber tenido sentido en el pasado, cuando existían limitaciones tanto en las vacunas como en las tecnologías de diagnóstico. Pero en las dos últimas décadas, las mejoras tecnológicas han dotado a la industria ganadera de las herramientas necesarias para controlar eficazmente la aftosa, por lo que, si se aplican las medidas de control adecuadas, ambos estatus deberían reconocerse como equivalentes.
Durante años, numerosos países han podido prevenir brotes de fiebre aftosa protegiendo sus rebaños con vacunas. Más allá de proporcionar a los animales una protección individual, las vacunas también han funcionado como un seguro para prevenir un eventual brote con impacto devastador, dada la posibilidad de una dispersión viral rápida y descontrolada entre rebaños desprotegidos.
El actual Procedimiento para el Control Progresivo de la Fiebre Aftosa (PCP-FMD), que sirve de guía aceptada en el mundo para la gestión de la fiebre aftosa, transmite la idea de que libre de fiebre aftosa con vacunación es un paso previo para alcanzar el estatus final deseable de libre de fiebre aftosa sin vacunación.
Por ello, los países que se encuentran en un entorno de mayor riesgo, por ejemplo, debido a la presencia del virus de la fiebre aftosa en su región o a una intensa dinámica de comercio internacional, pueden ser inducidos erróneamente en su intención de obtener un estatus libre de fiebre aftosa sin vacunación por una falsa sensación de incentivo o promesa de ventajas asociadas a incurrir en riesgos innecesarios.
Con las herramientas actuales, podemos proteger eficazmente nuestros rebaños mediante la vacunación y detectar de forma confiable las infecciones con técnicas de diagnóstico y sistemas de vigilancia adecuados. La vacunación contra la fiebre aftosa previene la viremia y, sin viremia, es extremadamente improbable encontrar el virus en la carne o los productos cárnicos de animales vacunados. De esta forma, el riesgo de introducir el virus de la fiebre aftosa en un país a través de la carne importada producida en una zona libre de fiebre aftosa con o sin vacunación puede considerarse insignificante.
Los animales vacunados también pueden diferenciarse de los infectados gracias a los avances tecnológicos de las vacunas, que llevan asociado un sistema de diagnóstico conocido como DIVA (Differentiating Infected from Vaccinated Animals). Esto significa que los anticuerpos específicos contra proteínas no estructurales, que no contienen las vacunas DIVA de calidad, sólo se detectarán en muestras tomadas de rebaños vacunados si se produce una infección natural. Estos anticuerpos virales pueden detectarse con gran especificidad y sensibilidad. Así, un estado previo de infección natural por fiebre aftosa puede identificarse fácil e inequívocamente con los métodos de diagnóstico actuales. Por consiguiente, la situación epidemiológica de una población puede determinarse claramente mediante análisis serológicos, independientemente del estado vacunal de un rebaño.
En un esfuerzo por aumentar la capacidad de detección del virus de la fiebre aftosa en una fase temprana de introducción y con gran eficacia, algunos países han adoptado sistemas centinela al no vacunar a su cabaña ovina y porcina, dejándola susceptible al virus. Estas ovejas y cerdos pueden actuar como centinelas de la circulación viral, alertando su presencia al mostrar signos clínicos, lo que ofrece una seguridad adicional en las regiones donde esta práctica es viable.
Además, es muy improbable encontrar animales persistentemente infectados en rebaños vacunados, ya que el establecimiento de este estado es impedido por las vacunas actuales de alta potencia, acabando con la posibilidad de circulación enmascarada del virus entre los rebaños vacunados.
Las vacunas son una herramienta fundamental para combatir un brote de fiebre aftosa. Por lo tanto, debe promoverse la “seguridad de las vacunas”, garantizando su disponibilidad, así como los recursos para producirlas, de lo contrario, en caso de brote en una región donde no existan infraestructuras para producir vacunas o la posibilidad de aplicar intervenciones rápidas de vacunación, la propagación de la fiebre aftosa entre rebaños desprotegidos podría llegar a ser extremadamente difícil de controlar.
Un ejemplo de esto en países libres de fiebre aftosa sin vacunación es Estados Unidos, que invirtió en reservas de vacunas, los llamados bancos de antígenos y vacunas, para mantener planes de emergencia en caso de brote, lo que demuestra lo cruciales que son las vacunas en la lucha contra la fiebre aftosa.
Mientras la fiebre aftosa no sea erradicada a nivel mundial, serán necesarias vacunas para proteger los rebaños y controlar eventuales brotes. Hoy en día, invertir en el desarrollo y la aplicación de vacunas para controlar los brotes de enfermedades animales es una tendencia global en todos los sectores, incluso en el caso de enfermedades que clásicamente se han controlado mediante el sacrificio de animales, como es la gripe aviar.
Además, controlar los brotes de fiebre aftosa mediante la aplicación del rifle sanitario a un gran número de animales infectados y, sobre todo, no infectados, genera conflicto a varios niveles. No es aceptable desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, la economía y el bienestar animal. Además, dado que la vacunación contra la fiebre aftosa es eficaz y está fácilmente disponible, es necesario desarrollar y aplicar estrategias distintas al sacrificio del animal.
En los últimos treinta años, la carne y los productos cárnicos procedentes de animales vacunados se han comercializado de forma segura desde países o zonas de Sudamérica “libres de fiebre aftosa con vacunación”, con exportaciones de más de 8,5 millones de toneladas de carne en los últimos diez años. Esto demuestra que el comercio entre zonas libres de fiebre aftosa ya se considera seguro. En caso de brote, los problemas que podría tener que afrontar un ganadero, por ejemplo, la pérdida de sus animales o las restricciones, hacen que los costos continuos de la vacunación para proteger a su rebaño sean aceptables. Además, una “mejora” del estatus a libre sin vacunación puede no significar necesariamente un aumento de los precios de venta o la apertura de nuevos mercados para su carne.
Un brote de fiebre aftosa puede causar tanto pérdidas económicas directas, relacionadas con la pérdida de animales y el descenso de la producción, como costos indirectos relacionados con las medidas de control de la enfermedad y la disminución de ingresos por la pérdida de acceso a los mercados y las restricciones de entrada en las zonas afectadas, entre otras muchas consecuencias que son más difíciles de calcular pero que históricamente se han descrito como aún mayores.
La distinción entre los dos estatus de libre de fiebre aftosa con vacunación o sin vacunación ya no es apropiada. Con las mejoras tecnológicas de las vacunas y los diagnósticos adecuados, la fiebre aftosa puede controlarse, y el riesgo de circulación viral enmascarada no detectada es extremadamente bajo.
Es más, el estatus de “libre de fiebre aftosa con vacunación” a menudo puede proporcionar una mayor seguridad que el de “libre de fiebre aftosa sin vacunación”, y esto se aplica tanto a los casos en los que los países han alcanzado el estatus de “libre de fiebre aftosa con o sin vacunación”, especialmente en las regiones en las que el virus sigue estando presente de forma activa, o en las zonas circundantes, como en las regiones en riesgo debido a la globalización del comercio.
El estatus sanitario “libre de fiebre aftosa con vacunación” favorece una producción de carne más sostenible en muchos casos. Incentivar a los países a asumir riesgos innecesarios no puede ser un objetivo, sino que además puede ser irresponsable e injusto, dado el riesgo.
El concepto de reconocer “libre de fiebre aftosa sin vacunación” como el estatus máximo en términos de garantía sanitaria, necesita ser revisado en las directrices de la PCP-FMD y de la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH), fundada como OIE, y los dos estatus reconocidos como equivalentes.
La erradicación mundial de la fiebre aftosa sólo podrá lograrse si se utilizan todos los medios preventivos eficaces disponibles y se eliminan las barreras innecesarias y los incentivos al riesgo. Cada país debe tener la posibilidad de aspirar a un estatus libre de fiebre aftosa con o sin vacunación, tomando la mejor decisión en función del riesgo asociado a su contexto, por lo que ambos estatus deben ser reconocidos como equivalentes.
Ha llegado el momento de un cambio de paradigma global en la percepción del estatus libre de fiebre aftosa con vacunación”.