El fin de semana se llevó adelante la edición número 31 de la Fiesta Nacional del Algodón, en la localidad chaqueña de Sáenz Peña, en la que la cadena productividad –tal y como sucede en cada oportunidad- aprovechó para reunirse y discutir el presente y el futuro de esa economía regional.
Las novedades en materia de innovación llegaron tanto desde el sector público como desde el sector privado, en el marco de un conversatorio organizado por el Grupo Agroperfiles. Los primeros en adelantaron nuevos desarrollos y líneas de investigaciones enfocadas en ese sector productivo fueron los representantes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Uno de los temas centrales fue expuesto el genetista y mejorador de algodón Mauricio Tcach, quien indicó que para la próxima campaña se inscribirán nuevas variedades semillas, las imidazolinonas o IMI, que se destacan por concentrar “un grupo de moléculas con acción de herbicidas residuales que se pueden aplicar a cultivos en post emergencia o al suelo”, según dio cuenta el medio Agroperfiles.
Esto supone responder a los reiterados pedidos de los productores por nuevas variedades algodoneras, y permitirá que ese cultivo se integre a la rotación de otros tolerantes como sorgo, maíz y soja.
“Vamos a presentar el año que viene la primera variedad con tres eventos. Se llamará “Arandú INTA”, y de manera inmediata comenzaremos con la marca de la resistencia que se llamará “Imicot Arandú”, porque sería la confluencia de las distintas necesidades planteadas por los productores”, señaló Tcach durante el encuentro.
“Nunca en Argentina se inscribió una variedad con tres eventos resistencia al glifosato, resistencia a IMI y también BT”, afirmó el investigador a continuación.
Según explicó, también podrán ser utilizadas en barbechos, lo que permitirá bajar costos y llegar a la etapa de siembra con los lotes libres de malezas.
El otro punto clave llegó de la mano de la ingeniera Nydia Tcach, del INTA Sáenz Peña, quien adelantó algunos resultados de un trabajo encarado en forma conjunto con la Universidad Nacional del Chaco Austral, en el que se buscó determinar los periodos de mayor sensibilidad al estrés términos por altas temperaturas durante la etapa reproductiva del algodón.
De acuerdo con la especialista, el análisis determinó que el rendimiento disminuye cerca de un 7% en plantas sometidas a estrés durante periodos cortos de tiempo, en la primera etapa del ciclo reproductivo.
Ese número subía el 15% si el estrés se presentaba en la segunda etapa reproductiva, en comparación con aquellas variedades que enfrentan estrés durante todo el periodo reproductivo.
Según Tcach, estos impactos en los rendimientos también fluctúan en función de las variedades de algodón cultivadas.
En representación del sector privado, Alejandro Fried, del semillero Gensus, comentó que se trabajaron en un proyecto junto a la Universidad de Buenos Aires para definir 94 variedades de algodón de élite en función de marcados moleculares, con el objetivo de identificar aquellos con mayores ventajas comerciales.
A continuación adelantó que están analizando incorporar glifosinato a las variedades, y reveló que se encuentran realizando intercambios con una empresa china para encontrar una variedad resistente a la lagarta rosa, una plaga casi olvidada para ese cultivo que recientemente reapareció en el norte del país.