Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec), la entidad que agrupa a las empresas que introdujeron el 40% de las divisas al país en 2020, es a la vez uno de los principales promotores del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), compuesto por más de 50 cámaras del sector. El bloque nació hace seis meses con el objetivo de generar un proceso de diálogo con el Gobierno para aumentar las exportaciones. Pero todo casi se va al demonio con la reciente intervención en el mercado del maíz.
En diálogo con Bichos de Campo, Idígoras aseguró que sigue apostando al Consejo Agroindustrial como herramienta. “Estoy cada vez más convencido de que el Consejo es la mejor herramienta para la defensa de los intereses de toda la cadena de valor. Lo que pasa es que a veces el Gobierno cambia de rumbo y pierde el diálogo, entonces las fallas no son del Consejo”, declaró.
-Estos primeros días de enero fueron tumultuosos. El Gobierno cerró las exportaciones de maíz de golpe y nos retrotrajo a todos a épocas no tan viejas. ¿Cómo te cayó esta medida?
-Personalmente me cayó muy mal porque veníamos de 21 días de paro con un conflicto sindical muy duro en las agroexportadoras y puertos paralizados y recién el día 30 de diciembre a las 2 de la mañana cerramos un acuerdo en el ministerio de Trabajo. Ese mismo día a las 9 de la mañana fuimos convocados al Ministerio de Agricultura, donde estuvimos reunidos 8 horas con la Secretaría de Comercio y el Ministerio de Producción por el tema aceites y precios máximos, donde el Gobierno quería arribar a una nueva forma de gestión de los precios.
Recordemos que en 2020 los precios internacionales del girasol subieron más del 85% y que los costos internos se incrementaron a nivel de la inflación, cerca del 35%, y la Secretaría de Comercio otorgó un aumento del 9% total durante todo el año a los aceites refinados que consumimos los argentinos en lo cotidiano, con lo cual esos aceites no son los causantes de la inflación y esa diferencia genera además perdidas millonarias. Después de 8 horas de reunión el Gobierno definió que el mecanismo era un fideicomiso, lo cual no queremos ni promovemos porque genera perdidas, destrucción de mercados, producción y de marcas. Sin embargo accedimos a trabajarlo.
Ese mismo día, cuando cortamos para almorzar, recibí el comunicado donde cerraban el registro de exportaciones del maíz.
-O sea que siendo vos representante de las exportadoras de maíz y estando en el Ministerio de Agricultura… ¿Nadie te dijo que estaban cerrando el registro de exportaciones?
-Correcto, y es más, nunca me plantearon la problemática. Nunca me plantearon la urgencia del maíz ni lo que estaba sucediendo, con lo cual este error es plena responsabilidad del Gobierno.
Mirá la entrevista completa a Gustavo idígoras:
-Fue una medida sorpresiva que nadie esperaba. ¿Qué argumentos te dieron luego cuando volviste a hablar con el Gobierno?
-El argumento que me dieron es que había una necesidad de abastecimiento interno, que ellos veían un flujo exportador elevado previsto en 38 a 38,5 millones de toneladas, que veían que el remanente que quedaba en el mercado no tenia los flujos o la dinámica necesaria para abastecer sobre todo a la industria avícola, que había hecho sus reclamos correspondientes sobre el tema. Pero una cuestión de estacionalidad sucede normalmente en esta época del año y todos los años. Lo que yo reclamé era que si teníamos mecanismos de diálogo y de trabajo, por qué no los activaron. Nadie respondió al día de hoy esa pregunta. Esa falta de respuesta es la que motivó un paro nacional agropecuario, la que motivó un montón de malhumor, de desánimo y descreimiento, y eso es lo que tenemos que remar hoy. Es bastante complicado salir de ese escenario.
-Bueno, finalmente el gobierno levantó el cierre de las exportaciones y el paro de la Mesa de Enlace también terminó. Pero todo este manoseo genera ruido en el interior y los productores ven con malos ojos el proceso de diálogo que generó el Consejo Agroindustria. ¿Cómo te posicionás vos frente a esta acusación de que el CAA sirve para negociar solo para ustedes?
-En primer lugar el Consejo Agroindustrial Argentino es un espacio institucional imprescindible en la situación económica, política y social de la Argentina, porque permite que todos podamos conocernos y hablar entre nosotros. El Consejo permitió la creación, en sólo un par de horas, de la mesa intersectorial de maíz y de la de trigo. En la intersectorial de maíz ya están casi todos, somos 32, y está desde el representante de la industria del etanol, el de la molienda húmeda, el de la molienda seca, el que hace los orgánicos, el maíz pisingallo y también están las entidades de productores. Ese es el espacio que permite el Consejo. Hoy esas mesas tomaron autonomía. Cuando uno es parte de un conflicto, lo que espera de ese conflicto es un diálogo y una solución, porque si uno va a pensar que va a promover un conflicto de modo permanente, es un gran error.
Lo que buscamos es, primero, identificar qué quiere el Gobierno y cómo lo quiere implementar, y no solo buscar la solución de la coyuntura. Pero para eso el Gobierno debe definir qué es lo que quiere hacer en los próximos tres años en materia de comercio exterior, exportaciones, precios internos y derechos de exportación. Entonces, lo que la mesa le está pidiendo al Gobierno es este tipo de definiciones. De lo contrario, dentro de dos o tres meses tendremos problemas con otros cultivos. Es natural que un productor no crea así. Y por eso tenemos la decisión y el compromiso de defender la rentabilidad del productor. Si ese productor no está en condiciones de sembrar y de tener rentabilidad de nada sirve el diálogo. No tiene sentido que tengamos 22 puertos si no hay producción para transportar. Tampoco tiene sentido tener 22 puertos y tener un registro de exportación cerrado. Por eso trabajamos en conjunto como cadena.
-¿No es que la industria aceitera quiera sacar ventaja dentro el marco del Consejo Agroindustrial entonces?
-Cada vez que escucho estas cosas me pongo de muy mal humor porque pienso que es una falta de respeto que alguien dude de la capacidad de los dirigentes agropecuarios, de los de Coninagro, Confederaciones Rurales Argentinas o de Federación Agraria, que están dentro del Consejo, que trabajan todo el día y que además participan de las mesas, llevando propuestas y haciendo observaciones y objeciones. Sinceramente creo que no tiene sentido darle entidad a ese tipo de planteos.
-¿Crees que se equivocaron a tu juicio los dirigente de la Mesa de Enlace en hacer un paro?
-Creo que el paro es un derecho absolutamente legítimo y me parece que el cierre de las exportaciones es un NO negociable como cadena de valor orientada al mercado internacional. Por supuesto sin mirar para otro lado al respecto de cuestiones básicas de consumo interno, ya que no puede haber argentinos sin alimentos si estamos pensando en alimentar a Vietnam o a la India. Ahora, nuestra decisión de producción y comercialización está siempre vinculada al comercio internacional. Por lo tanto, si hay un cierre de registro claramente las entidades perciben que es un daño al productor y toman una decisión.
Ahora bien, esos paros tienen que ser vistos siempre con el objetivo de recuperar el diálogo, el compromiso del Gobierno y de estabilidad en las reglas de juego y eso es lo que pusimos por escrito. Si ves las actas de trabajo de las mesas siempre verás lo mismo: somos conscientes de la crisis económica y social de la Argentina, somos consientes de que la inflación es un problema, pero también somos conscientes de que el aumento de los precios de los alimentos en la Argentina es la consecuencia de la inflación y no la causa, debido a que la causa está mucho más orientada con la altísima emisión monetaria del Gobierno, que se encuentra frente al dilema de administrar un Estado que tiene múltiples demandas, una sociedad con altísimo nivel de desempleo y de crisis y una economía que perdió más de 11 puntos de PBI. La buena noticia es que están aumentando los precios internacionales, entonces tenemos que ser creativos y poner todas las opciones sobre la mesa.
-¿No es una maldición entonces tener excedentes?
-Es una bendición que Argentina tenga una oportunidad de mejora. El Gobierno tendrá 2.500 millones de dólares adicionales en 2021 de lo que preveía en 2020. Si yo fuera el ministro de Economía, haría un festejo en Plaza de Mayo y agradecería a todos porque tendré recursos para atender intereses y políticas sociales. Qué mejor que agradecer y seguir hacia adelante. Ahora, lo que pedimos nosotros, no solo como exportadores sino como gran comunidad agroindustrial argentina donde el productor es el eslabón central, es claridad de juego dentro de los próximos tres años. Que nos digan que no cerrarán los registros, que no aumentarán derechos de exportación y que trabajaremos en conjunto para ver formas razonables para abastecer al mercado interno.
-Antes era inimaginable que un Gobierno K retrocediera en una medida como esta. ¿Creés que después de este retroceso que hizo al respecto del maíz hay chances de reanudar el diálogo con lo que yo llamo el ‘lado sensato’ del Gobierno, como Kulfas o Guzmán?
-Nosotros seguimos trabajando con ellos en cuestiones vinculadas a precios, mercado interno y abastecimiento, entre otras. De hecho esta semana se hizo una reunión de economías regionales del Consejo Agroindustrial con los Ministerios de Economía, Producción y Agricultura por el tema de derechos de exportaciones. A fin de año hubo una baja y en algunos casos unos ajustes hacia el alza en algunas posiciones arancelarias y la discusión fue tensa porque algunos ganaron y otros perdieron, y por eso tomamos una agenda de trabajo para rectificar esa situación.
Luego, con respecto al proyecto de ley en el que estamos trabajando y esperamos la última versión escrita del proyecto para entrar en el tramo final de negociación. Hemos hablado con todos los ministros e incluso le mandamos un mensaje al presidente de La Nación, porque queremos que el proyecto entre en las sesiones para comienzos de marzo y tenga rápido tratamiento para ser aprobado.
-Al principio de la charla vos dijiste que no les gustaba el fideicomiso para el aceite. El gobierno propone replicar esa herramienta para resolver también el dilema del maíz. ¿Qué se dice de esta figura y quién pone la plata para que un fideicomiso empiece a intervenir, ahorrar y subsidiar cuando haga falta?
-Un fideicomiso es un mecanismo de financiamiento y compensación monetaria entre abastecedores y no abastecedores. En el caso del fideicomiso aceitero, las discusiones que estamos teniendo son durísimas porque son pocas las empresas abastecedoras y pocas las plenamente exportadoras, y nadie quiere transferir recursos innecesarios. Lo que pasa es que muchos suponen que todo esto lo absorbe el productor, pero eso es falso, porque si el mercado no es dinámico y no hay posibilidad de trasladar los costos y precios. Todo eso lo termina absorbiendo el mismo exportador quien le paga al abastecedor lo que debe pagarle de acuerdo a determinados conceptos vinculados siempre a la necesidad de que haya precios razonables en Argentina. Ahora, esos precios deben ser también competitivos.
Tuvimos un debate de muchas horas en la mesa intersectorial estableciendo que este fideicomiso es de difícil cumplimiento, y que hay otros ejemplos de fideicomiso, como el de trigo que tenía el Banco Nación que era de control estatal en 2013 y que hay otra posibilidad de fondos anticíclicos. Si asignáramos 400 millones de dólares del incremental de exportaciones que van a registrarse ahora que suben los precios internacionales podríamos armar un fondo anticíclico similar al que tienen países como Chile, que lo tiene por ejemplo con el cobre. Del mismo modo nosotros podríamos tener un fondo alimentario nacional directo. Esa es la solución estructural. No podemos seguir viendo cuántos camiones de maíz se entregan de modo subsidiado a tal o cual, porque eso es distorsionar el mercado.