La producción de legumbres celebra haber dejado atrás tres años continuos de sequía. A pesar de que las lluvias no permitieron hacer las siembras en el tipo deseado, al menos la cosecha se desarrolla en un contexto climático totalmente diferente que en otras campañas.
Eso no significa que no tengan otros problemas. El esquema cambiario que estableció el gobierno llevo el dólar a un nivel todavía más bajo que el que había cuando funciona el Dólar Blend y encima el flete es siempre caro e ineficiente en un país con distancias tan largas. Para los que producen porotos en el norte, su costo es de 50 dólares por tonelada y representa hasta 10% del valor bruto de la mercadería.
Jorge Reynier, el nuevo presidente de la Cámara de Legumbres (Clera), dijo que “después de fracasos varios de cosecha en los tres años anteriores, en este tuvimos buenas lluvias al inicio de la temporada, aunque no nos ayudaron a hacer toda la siembra y generaron una siembra tardía de 30% a 40% del área de porotos en el norte”.
En el NOA se siembran sobre todo porotos. El 95% de esa producción se exporta y el principal cliente es Brasil. En otras regiones -más en la región central del país- ganan terreno las arvejas y garbanzos. En total, según contó el empresario, en Argentina se siembra entre 600 y 700 mil hectáreas con legumbres dependiendo del clima y la relación entre costos y precios.
“Para un poroto negro tendríamos que pensar hoy en un precio en el norte de 600/650 dólares por tonelada pagado por el producto limpio, ya envasado a la planta clasificadora. Para un poroto blanco el valor ronda los 900/950 dólares y para otros como los colorados el precio supera los 1.000 dólares”, explicó Reynier.
Son precios por tonelada altos en función de los que se pagan por otros cultivos extensivos, como la soja o el maíz, pero eso no es sinónimo de rentabilidad ni de competitividad que es lo que el sector reclama para ser sustentable.
“Estábamos liquidando con un dólar agro de 1120/1130 pesos y hoy estamos debajo de eso. El dólar no ayuda a la competitividad, y no debería hacerlo porque es un bien más de la economía, pero para nosotros debería ser un poco más alto. Creo que esto va a llevar en algún momento a una reconfiguración y sinceramiento de precios”, dijo el presidente de Clera.
Si bien la inflación se redujo en el último año, el acumulado es de 48% mientras que el valor del dólar se mantuvo estable, lo que encareció los costos internos. Por eso Reynier dice que es necesario mejorar las relaciones de precios con los costos del sector.
Además, lógicamente cree que se puede “buscar la competitividad por la mejora genética, la eficiencia y los mayores rindes”.
La tensión en el sector se completa por los problemas que tienen para el transporte de la mercadería. Desde Salta a los puertos hay 1400 kilómetros y las cientos de miles de toneladas que se producen se trasladan en su mayor parte en camiones que cargan tan solo 30 toneladas.
“Estamos hablando de un costo de 50 dólares por tonelada de flete desde el norte hasta Buenos Aires en un poroto que vale 600 dólares. Es casi el 10% del precio” dijo Reynier.
El empresario aclaró que algo se carga desde Tucumán y Jujuy mediante los trenes, pero consideró que sería muy beneficioso “contar con una terminal de carga en el norte de Salta, sabemos que se está trabajando ello y eso sería una gran ventaja para la región”.