Acebal y Pavón Arriba son dos localidades de sureste de Santa Fe, separadas por menos de 10 kilómetros, donde se concentra la zona de mejores condiciones para el desarrollo de la agricultura. Pero como venimos graficando tiempo atrás, la fuerte sequía que ya lleva transcurridos 3 años, golpeó con fuerza a todo el país, y a esta zona particularmente, ya que los resultados de las sucesivas campañas vienen cayendo notablemente, al punto de ser nulas por la mencionada falta de lluvias.
Ante este escenario, varios productores y productoras que llevan adelante su trabajo en esta región, tomaron la decisión meses atrás, de sembrar girasol durante la actual campaña estival en curso, ya que es más tolerante a la sequía que el maíz y la soja.
Reinaldo Cannillo y Fernando Ferreri son dos ejemplos de esta estrategia: Reinaldo en Acebal; Fernando en Pavón Arriba. En ninguno de los dos casos se está llevando a cabo una exitosa campaña. La sequía es tan fuerte, incluso contando las lluvias de los últimos días, que los girasoles darán una magra cosecha. Con suerte.
Son varias las similitudes entre ambos productores: Trabajan mayormente sobre hectáreas alquiladas, perdieron casi la totalidad de los cultivos de invierno, están atravesando una mala campaña gruesa, y ambos coinciden en que este año, “no hay manejo agronómico que sirva”.
En el caso de Cannillo, durante el invierno no pudo sembrar sus legumbres ni trigo. Algunos vecinos suyos lo hicieron, pero él prefirió no arriesgar y esgrime: “Esa nos salió bien, por lo menos no gastamos”, cuenta a Bichos de Campo mientras sus vecinos que sembraron no pudieron cosechar.
En el caso de la campaña gruesa, sembró algo de soja de primera que se está muriendo, y por primera vez apostó por el girasol: “Como sabíamos que el año iba a ser difícil, sembramos girasol, porque es más resistente. Tiene 40 centímetros de altura y está floreciendo recién ahora con un tamaño de torta extremadamente chica. No sabemos si va a salvar los gastos”, cuenta.
Mirá la entrevista con Reinaldo Cannillo:
Sobre este planteo agrícola y la decisión que tomó ante el panorama de un verano seco, el agricultor de Acebal explica: “Hacemos mucho maíz de segunda habitualmente, cosa que es imposible hacerlo a esta altura. Sería suicida, tirar la semilla inútilmente. Nos inclinamos al girasol porque teníamos experiencias que al ser sembrados en el norte, aguanta la sequía. Como escuchábamos los pronósticos, y sabíamos que iba a ser seco, decidimos sembrar el girasol para zafar un porcentaje de lo que sembramos. Pero viene pésimo. Debería florecer a la altura de una persona, y lo está haciendo a 40 cm. No sabemos si lo vamos a cosechar”.
Hace unos días en Bichos de Campo conocimos una parte de la historia de los Ferreri, familia de productores que apuestan por la diversificación de cultivos, la ganadería y no siembran soja. En esa primera oportunidad profundizamos sobre la coyuntura ganadera y el golpe de la sequía en ese ámbito con Felipe Ferreri, hijo de Fernando. Pero sobre el planteo agrícola se explaya el padre.
Pese a no sembrar soja hace años por decisión propia, la ecuación productiva es muy similar a la de Cannillo, y a muchos otros productores de la región. Ferreri destina habitualmente la producción de invierno al coriandro y la mostaza, cultivos raros en la zona, pero con muy buenos rendimientos y pensando en la exportación. Sembró coriandro aprovechando algunas lluvias de abril, y los resultados fueron muy magros: 400 kg por hectárea, contra los 3.000 de años anteriores.
Mirá la entrevista completa con Fernando Ferreri:
Lo que cuenta Ferreri es alarmante. Durante el diálogo con Bichos de Campo, el productor cuenta que durante el invierno, sembró solamente el 20% de lo que tenía pensado, ya que no llovió lo suficiente para terminar las labores de siembra. Y las condiciones siguieron siendo malas para el verano: “Sembramos el 50% del maíz, pero íbamos a hacer más girasol, para salir antes, pero no hay humedad. En ningún perfil. Si no tenemos cosecha ahora, serán dos perdidas. Decidimos hacer el girasol porque es el más resistente a la falta de agua para tener alguna cobertura y alguna entrada económica para la próxima siembra. Debería tener un 1.5 mts., pero no llega a esa altura. Además no floreció porque no hay agua”, cuenta Ferreri.
Bajo este contexto, los productores están por estos días analizando las opciones a futuro, ya que los planes se empiezan a centrar en la próxima campaña de invierno, ante las dificultades actuales. Si se confirman los pronósticos y mejoran las lluvias, Cannillo volverá a sembrar legumbres y trigo, y Ferreri coriandro y mostaza. Los resultados estarán dados a finales del corriente 2023.
Con dos cosechas perdidas casi en su totalidad, surge una problemática que hasta ahora no estaba pensada, y es la de los pagos por arrendamiento de las tierras. Sobre esto se detiene Cannillo, quien argumenta: “Yo trabajo en trabajos alquilados a vecinos, con contratos. Vamos a ver qué pasa cuando lleguen los vencimientos, pero tendrá que haber una flexibilización de parte de los dueños para poder seguir produciendo dentro de esos campos para recuperar lo que en estos 3 años venimos perdiendo. Lo que producimos solo sirve para pagar el campo, nosotros nos quedamos sin reservas, sin nada”.
Estas dos historias, separadas por algunos kilómetros, narran lo que muchos productores están padeciendo, cosechas magras o nulas, vencimientos de pagos de alquiler, inversiones tiradas al suelo seco, y ninguna alternativa de mejora, al menos para esta campaña. El 2023 promete otro escenario, donde los resultados se verán allá por diciembre. Resta ver quienes llegan oxígeno a la próxima cosecha.