La Contribución Nacionalmente Determinada (NDC por su sigla en inglés) por el Estado argentino en 2016 planteaba para el año 2030 no exceder la emisión neta de 483 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2eq) a través de la implementación de una serie de medidas en todos los sectores de la economía.
Pero en el marco de la Cumbre de Ambición Climática, organizada por Naciones Unidas el pasado 12 de diciembre de 2020, el presidente Alberto Fernández anunció que esa meta para 2030 sería ahora es de 359 MtCO2eq para alcanzar la situación de carbono neutral en 2050, lo que implica asumir metas mucho más exigentes en ese sentido.
“La nueva meta es ambiciosa, ya que equivale a una disminución total del 19% de las emisiones hacia 2030 en comparación con el máximo histórico de emisiones alcanzado en el año 2007, y una reducción del 25,7% respecto de la NDC anterior (de 2016)”, señala el documento “Segunda Contribución Determinada a Nivel Nacional de la República Argentina”.
“Hacia 2030, la República Argentina llevará adelante una transición energética, centrando los esfuerzos en el fomento de la eficiencia energética, las energías renovables y el impulso de la generación distribuida, utilizando en este período el gas natural como combustible de transición”, añade en lo relativo al sector energético.
El documento remarca que para la promoción de sistemas de transporte sostenible para el año 2030 “se habrán implementado políticas derivadas del enfoque Evitar-Cambiar-Mejorar (sic), fomentado en particular la eficiencia energética y la mayor utilización de gas natural, hidrógeno, electricidad y biocombustibles”.
Y asegura que para 2030 “la movilidad activa se habrá favorecido a través de la planificación del uso del suelo urbano y se fomentarán matrices energéticas sostenibles, haciendo foco en la gasificación, los biocombustibles, la electrificación de la movilidad y el uso del hidrógeno”.
Es decir: la generación eléctrico a través de gas y la promoción de uso de biocombustibles se mencionan como aspectos esenciales para descarbonizar a la actual matriz energética, que se abastece fundamentalmente de petróleo.Lo curioso es que esa meta, establecida en el marco de un acuerdo internacional, se contradice con el proyecto oficialista sobre biocombustibles –que está habilitado para comenzar a ser debatido en la Cámara de Diputados–, dado que el mismo propone desmantelar el régimen vigente de promoción y uso de biocombustibles.
Por lo tanto, a menos que el gobierno de Alberto Fernández tenga planes para descarbonizar la economía local por medio de una implosión al estilo chavista, debería presentar un nuevo informe (algo así como una “Segunda Contribución” reformulada) para detallar cómo planea alcanzar la meta de emisiones de 359 MtCO2eq para el año 2030.
En ese sentido, el propio documento oficial señala que “la significativa participación del sector transporte en la demanda de energía se explica por la extensión continental de la República Argentina, que conlleva una importante demanda de transporte de larga distancia, tanto de pasajeros como de carga”.
Este consumo se abasteció en 2019 con un 39% de gasoil, un 36% de nafta, un 12% de gas natural, un 9% de biocombustibles y un 4% de otros combustibles. Si se aprueba el proyecto promovido por el gobierno nacional, la proporción de uso de biocombustibles disminuirá de manera significativa.