Cada vacuno que es enviado a faena (y lo son casi 13 millones al año) paga un canon que se utiliza para financiar al Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). Es lo que ha permitido a este organismo llevar adelante sus actividades desde que fue fundado en 2001. Se trata de un mecanismo establecido en los artículos 16 y 17 de la Ley 25.507.
Al día de hoy el arancel es de 860 pesos para el productor y de 370 pesos para la industria, y pese a que resulta un porcentaje ínfimo respecto del valor de cada res, ha sido fuertemente cuestionado por parte de operadores abocados al abastecimiento del consumo interno, con réplicas incluso en la política. El pedido de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), que la diputada libertaria Marcela Pagano convirtió en proyecto de ley, es que ese arancel sea voluntario.
El asidero de este “tire y afloje” está en que parte de los frigoríficos no exportadores así como los matarifes consideran que no se ven beneficiados por las gestiones del instituto y que, además, el pago del tributo encarece el precio a los consumidores. Pero instalado el debate, son argumentos que desde el IPCVA desmienten categóricamente.
“Hay que contestar con hechos, porque el instituto hace mucho”, fue lo que dijo el nuevo presidente del organismo, Georges Breitschmitt, ante una consulta de Bichos de Campo. “Nosotros contestamos con laburo, y que cada uno diga lo que quiera”, también expresó a este medio su vicepresidente, Mario Ravettino.
Está clara la postura que toma el IPCVA en la discusión, que intenta no ceder ante quienes señalan que sólo benefician al sector exportador, con el que, por cierto, mantienen un vínculo muy estrecho. Muy a menudo, los representantes del organismo hacen visitas a otros países para potenciar las ventas y se abogan ser artífices de que la carne argentina se consuma en el mundo. De hecho, venimos de un 2024 donde la exportación de carne vacuna fue récord, con 930 mil toneladas, aunque este año ese flujo de negocios está moderándose por la pérdida de competitvidad cambiaria.
Los directivos del IPCVA insisten en que su prioridad también está en el mercado doméstico. “¿Cómo vamos a dejar de lado al primer consumidor de carne del mundo? ¿Cómo no le vamos a dar importancia a un mercado que tenemos acá”, preguntó Ravettino, que justamente es señalado en la discusión porque dirige el Consorcio ABC, dedicado a la exportación.
“Decir que ABC no está en el mercado doméstico es una mentira falaz”, lanzó el referente, que recuerda que las también empresas del Consorcio ABC envían el 40% de su faena al mercado interno y abastecen de productos procesados, como hamburguesas y salchichas.
Mirá la entrevista completa con Mario Ravettino:
Si la respuesta es desde la gestión, Breitschmitt insiste en que desde el IPCVA hoy bregan por “políticas a largo plazo” y que, entre ellas, la carga tributaria para los ganaderos es prioritaria. “No puede ser que una vaca esté pagando Impuesto a las Ganancias todos los años”, señaló.
Asimismo, también hizo énfasis en el objetivo de aumentar los stocks vacunos, un aspecto que acerca al instituto con la primera parte de la cadena de valor. Eso explica las jornadas a campo y ensayos que generalmente promueven con organismos especializados, más allá de su trabajo en la promoción del consumo.
“Tal vez el error sea nuestro por no informarlo bien”, deslizó Ravettino.
Mirá la entrevista completa con Georges Breitschmitt:
Quienes se oponen a este aporte afirman que, en realidad, es un costo que se traslada al precio de las góndolas y afecta al consumidor. Por eso es que el pedido de los matarifes dedicados al mercado interno es hacerlo voluntario. El resto de la cadena, hay que decirlo, no apoya este reclamo, comenzando por los que más dinero ponen, que son los productores representados en el IPCVA por las organizaciones de la Mesa de Enlace.
Breitschmitt, que proviene de Coninagro, aseguró que ese aporte proporcionalmente sólo significa 30 centavos de peso en un kilo de asado, por ejemplo, lo que demuestra que “el impacto en la cadena es ínfimo o casi inexistente”, en comparación con lo que significa para el IPCVA recibir esos fondos.
“Es un error grosero decir que a Doña Rosa le va a aumentar la carne por el aporte al instituto”, expresó Ravettino, que también mostró sus dudas sobre quienes quieren dejar de pagar el aporte, pues asegura que muchos de los frigoríficos domésticos hace tiempo no lo hacen.
“Justamente los que nos critican ahora son los deudores más grandes”, apuntó.
Huelga aclarar lo que piensan los referentes del instituto respecto a la posibilidad de hacer ese aporte voluntario, lo que consideran imposible no sólo por el desfinanciamiento que significaría para el instituto, sino por la dificultad para distinguir a quién beneficiar y a quién no.
“No tiene asidero”, expresó su presidente sobre la propuesta enarbolada por la Cámara de Matarifes. Luego enfatizó en que en los demás países competidores las agencias de promoción son financiadas del mismo modo y funcionan.
“Si en Argentina el aporte se hace voluntario, matás al instituto”, concluyó Ravettino.
La conducción del ipcva debería buscarse un empleo honesto. Que no dependa de la coacción.
Si queda alguna duda pueden leer las declaraciones de Ravetino publicado en http://www.perfil.com del día 03/06/2025 a las 10;32 horas….