Ni todo bueno, ni todo malo. En la Argentina hay especies que están en peligro de extinción debido a la pérdida de biodiversidad. Pero Diego Varela es de las personas que ven el vaso medio lleno y no cree que tirar la toalla sea una opción, ya que mediante la implementación de buenas prácticas basadas en una planificación responsable de los territorios donde se produce, es posible la recuperación de la fauna que perdimos. En su caso, por ejemplo, trabaja activamente en el rescate del yaguareté, una especie amenazada emblemática.
Varela estudió biología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero la selva misionera y su biodiversidad lo sedujeron tanto que desde hace 18 años pasa sus días investigando sobre la conservación de la fauna silvestre junto a sus colegas del Instituto de Instigaciones del Bosque Atlántico (CeIBA) y del Instituto de Biología Subtropical (IBS) del Conicet en Puerto Iguazú. Desde ahí, monitorea mediante cámaras trampas, grabadores e imágenes satelitales los paisajes productivos y naturales que sirven además de cobijo para la conservación de especies en peligro de extinción.
“Si nosotros intentamos hacer buenas prácticas desde la producción forestal, agrícola, ganadera o la construcción de infraestructura vamos a reducir el impacto que tienen esas actividades. Si hacemos malas prácticas vamos a ir perdiendo especies y vamos a ir perdiendo ambientes, con el impacto que eso genera en la calidad de vida, en la calidad de ecosistemas, en los recursos hídricos, en el clima”, manifestó el investigador.
Bichos de Campo entrevistó a Varela un día de copiosa lluvia en medio de las mayores extensiones de Selva Paranaense. Mirá la entrevista completa:
-¿Es cierto que estamos haciendo pelota muchas especies silvestres en Argentina?
-Es muy amplia la pregunta. Hay especies que están en situación crítica y cada vez más comprometidas. Hay otras especies que a través de buenas prácticas se están recuperando. No es ni todo malo, ni todo bueno.
-¿Cuáles serían esas situaciones criticas y esas ‘buenas prácticas’? Dame un ejemplo
-Un ejemplo de pérdida de biodiversidad es la región chaqueña, donde los niveles de deforestación son muy altos. Si a eso le sumamos la infraestructura vial, es decir las carreteras, ahí tenemos perdida de hábitat. Muchas muertes por atropellamiento y caza furtiva de especies amenazadas como el aguará guazú (lobo grande) y el oso hormiguero.
-¿Y el famoso yaguareté?
-El yaguareté en la región chaqueña es una especie que prácticamente ha desaparecido. Es un escenario bastante dramático. Pero si se hacen bien las cosas se recupera. En Misiones las poblaciones de yaguareté estuvieron muy mal hace 15 años atrás, pero a través de un trabajo interinstitucional de conservación, tanto desde el punto de vista del gobierno como del de los privados, la especie hoy se esta recuperando. Todavía falta, pero hay una tendencia positiva de recuperación gracias a esas acciones de control de cacería y protección de su hábitat.
-¿Qué es lo que se pierde, por ejemplo en la región chaqueña, cuando desaparecen especies como el yaguareté o el oso hormiguero?
–Se pierden varias cosas. Por un lado, toda la biodiversidad es importante porque cumple un rol en el ecosistema, un rol para la salud del bosque. Además se pierde también a nivel cultural porque hay especies que son emblemáticas de una región, que son símbolo del bosque chaqueño y al desaparecer se pierde parte de esa cultura.
-¿La producción agropecuaria tiene que ver en ese proceso?
-La producción agropecuaria obviamente que tiene mucho que ver, ya que muchas veces ampliar esa frontera agropecuaria implica transformar los ambientes naturales. Entonces por un lado el hombre necesita de la producción para su desarrollo, pero también necesitamos de las especies para tener una calidad de vida y un ambiente sano. Es necesario llegar a un balance y a una planificación responsable de lo que es la producción para que no comprometa a la biodiversidad.
-Midiendo la evolución de determinadas faunas vos estas de algún modo, estableciendo cuales son los balances necesarios. ¿Vamos perdiendo esta batalla?
-Para cada tipo de producción hay gente que trabaja y trata de dar recomendaciones de buenas prácticas. Si nosotros intentamos hacer buenas prácticas desde la producción forestal, agrícola, ganadera o la construcción de infraestructura vamos a reducir el impacto que tienen esas actividades. Si hacemos malas prácticas vamos a ir perdiendo especies y vamos a ir perdiendo ambientes, con el impacto que eso genera en la calidad de vida, en la calidad de ecosistemas, en los recursos hídricos, en el clima.
-¿La mayoría de los productores están comprometidos con cuidar estas especies?
-Yo creo que la mayoría no, pero sí hay ejemplos de producciones que se pueden hacer mejor y que funcionan. En la zona del Delta del Paraná, en la provincia de Buenos Aires, habita una especie de ciervo que está en peligro de extinción. Es el ciervo de los pantanos. Esa especie sobrevive hoy día en un paisaje de producción forestal que, cuando mantenés cierto grado de ambientes naturales dentro del área de producción y controlás las otras amenazas que tiene la especie, como la caza furtiva o la presencia de los perros en el ecosistema, que los persiguen y depredan, la especie se recupera. De hecho el ciervo de los pantanos en los últimos 15 años en el Delta del Paraná se ha recuperado mucho gracias a estas buenas practicas que se hacen en ambientes productivos.
Agustín trabaja para mejorar la “ambigua relación” entre los productores y el yaguareté
-¿Qué le recomendarías a la comunidad agropecuaria como para empezar a prestar mas atención a la fauna?
-Le recomendaría planificar en territorio basado en datos científicos, buscar asesoramiento para que los impactos sean mínimos. Sobre todo en las prácticas agrícolas-forestales siempre es importante dejar áreas naturales para las especies, en combinación con la producción. A su vez dejar corredores de ambientes naturales para mantener a las especies a lo largo de ese paisaje de producción.
-¿Entonces no está perdida la batalla?
-Tendríamos que decir que no. Hay muchas batallas que merecen ser peleadas. Si abandonamos la lucha ahora, estamos al horno. Creo que todavía es posible. Otra cosa importante es que hoy en día en conservación no solo se habla de proteger lo que quedó, sino también se habla de recuperar, de regenerar y restaurar. Es posible restaurar parte de lo que perdimos a través del manejo y acciones concretas tanto de recuperación de ambientes, como de especies.