En la cadena lechera hay una eterna discusión en torno al reparto del ingreso que se produce en la cadena. Pero ese debate, dice Ercole Felippa, el titular del Centro de la Industria Lechera (CIL), se debe dar teniendo siempre en cuenta el contexto macroeconómico.
La actual coyuntura lechera está inexorablemente influenciada por la pauperización del poder de compra del consumidor argentino, los “acuerdos” de precios internos impulsado por el gobierno nacional, la quita de ingresos vía derechos de exportación y “retenciones cambiarias” y las incertidumbres institucionales respecto a posibles impedimentos a las exportaciones. Se trata de todos costos que –de una u otra manera– alguien debe afrontar.
Felippa indicó que “si comparamos la evolución del precio de la leche al productor en los últimos doce meses, el aumento que tuvo es de 75%, aunque es cierto que en los últimos meses aumentó menos que la inflación”.
El referente industrial dijo que, con excepción del maíz, el precio que reciben los tamberos supera a la evolución de otros costos. “Cuando comparamos el litro de leche con otras variables, excepto con el maíz, se recuperó terreno como por caso con el dólar, el combustible o lo que cuesta hacer un silo embolsado”.
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Además, dijo que “no nos olvidemos que el 80% de lo que se produce va al mercado interno, donde hay un poder adquisitivo deteriorado y programas de ‘precios cuidados’, pero, aún si hubiera libertad de precios absoluta, el mercado no estaría en condiciones de absorber más subas”, para luego destacar que, “con respecto al 20% que se exporta, en los últimos meses tuvo bajas importantes”.
Según el titular del CIL, el precio al productor aumentó mucho más que el valor al consumidor y todavía mucho más que el precio a salida de fábrica. “Los precios al consumidor en forma interanual aumentaron 50% en promedio, pero para las industrias el ajuste fue del 35%” en términos promedio, aseguró Felippa.
También indicó que, si bien se está llegando al pico anual estacional de producción de materia prima, hay mucha competencia entre las empresas, lo que hace imposible cualquier intento de cartelización. Y agregó que supone que en los próximos meses el precio se mantendrá –medido en dólares oficiales– en torno a los 32-33 centavos.
Felippa además dio su opinión respecto de cómo ve la evolución de la cadena: “La vemos más concentrada, con menos tambos produciendo más y lo mismo a nivel industrial; es un dato de la realidad, el proceso de concentración se da a nivel mundial y Argentina no es ajena a eso”.
En tal sentido, consideró que para que las empresas se sostengan en el sistema es necesaria una recomposición de la renta en los dos eslabones.
“Si pretendemos una actividad sustentable, ni a nivel primario ni industrial con quebrantos sostenidos eso es viable; y si eso es permanente, no tiene futuro, y eso explica por qué en los últimos veinte años se mantiene en los mismos niveles de producción”, concluyó.
Luego de nueve meses consecutivos con resultados negativos, en abril pasado la cadena láctea argentina dejó de perder dinero para luego registrar en mayo un valor neto creado de 1278 millones de pesos que se fue incrementando de manera progresiva desde entonces
El último informe sectorial publicado por el Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos (Iapuco) y el INTA indica que en agosto pasado el sector creó un valor neto de 4211 millones de pesos, de los cuales 1411 millones correspondieron al sector tambero y los restantes 2799 millones a la industria.