La conservera mendocina Angiord está implementando junto al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) un proyecto para poder ahorrar un 25% de gas requerido para el funcionamiento de su planta industrial ubicada en el departamento mendocino de Maipú. La iniciativa promueve que se utilice el carozo de durazno como biomasa para la generación de energía térmica.
En su proceso productivo, la empresa utiliza gas para generar vapor que a su vez se emplea en la elaboración de conservas y mermelada, detalló el INTI en un comunicado de prensa. El organismo realizó el estudio de prefactibilidad y caracterización energética del residuo producido por ese proceso industrial. La conclusión fue que las muestras, conformadas por una mezcla de carozos de duraznos y damascos, pueden ser adaptadas fácilmente para su uso como combustible por su gran homogeneidad y estabilidad.
“Hoy más que nunca se está empezando a estudiar el aprovechamiento de algunas corrientes de residuos con gran potencial para ser valorizados. Tenemos muchas consultas de empresas que ya no ven estos residuos como un desperdicio, los consideran como una materia prima o insumo para algún otro proceso de valorización. Este proyecto va a ser un disparador para otras empresas de la región”, dijo la ingeniera Natalia Vanin, del INTI de Mendoza.
Si bien existen sistemas patentados disponibles tanto a nivel internacional como producidos por empresas locales que utilizan diferentes biomasas, no se dispone de un sistema similar para el uso de carozo de durazno, se explicó. Esa sería la gran novedad.
La ingeniería de detalle del proyecto, la fabricación del quemador y su adaptación a la caldera fueron realizados por la empresa mendocina TekMaq, quienes comercializan éste tipo de equipos bajo la marca Biotek.
“El sistema propuesto no es un tema nuevo, el aumento rápido de los costos de energía y la preocupación por el suministro han derivado en que muchas empresas busquen nuevas alternativas tecnologías para resolver sus problemas energéticos”, detalló el INTI.