Carlos Etienot, en el mundo de la agricultura, sabe un poquito de todo. Así como sabe de las tres ciudades que contribuyeron a su formación profesional y crecimiento personal. Oriundo de Entre Ríos, estudió medicina veterinaria en Córdoba y con los años se asentó en Catamarca para convertirse en “el profe” de varias generaciones de estudiantes en la Facultad de Agronomía, a la que vio nacer dentro de la Universidad local. Pasaron los años y ya jubilado de la actividad docente, Etienot está enfrascado en sacar adelante una Asociación de Productores de Frutos Tropicales, ejercitando otras de sus destrezas, la agronomía.
La iniciativa, que tiene la intención de alcanzar otra fuente de ingreso para las familias productoras de Catamarca, donde nadie sospecha se producen este tipo de frutas, pero sí sucede. La acoaición es un espacio donde los miembros pueden intercambiar semillas y variedades de estos frutos que generalmente cultivan en el patio de sus casas. Además que permite identificar las zonas que dentro de la provincia tiene las condiciones para plantar este tipo de frutas.
Según Carlos Etienot, la idea de la asociación devino de una nostalgia de su infancia, cuando subía los arboles de su casa de Entre Ríos para comer paltas. Sin embargo, tuvo varios oponentes a quienes la lógica le marcaba que era imposible que prospere una producción de frutos tropicales en el suelo árido catamarqueño.
“Catamarca, tiene lugares impresionantes desde el punto de vista climático. El mismo noreste, tiene condiciones que se dan en la Pampa húmeda, allí se hace ciclo completo ganadero, se hace ciclo completo de trigo y soja. Hay desiertos acá en todos lados, pero hay lugares donde se pueden dar estos frutos”, aseguró.
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Etienot, además de ser un entrerriano, totalmente enamorado de Catamarca y el folclore, también es un convencido de que en distintas zonas, pueden cultivarse frutas tropicales. Por eso se acerca a quienes avalan su teoría y tienen la disposición de ponerla en práctica. “En lugares donde se den las condiciones nosotros vamos hacer convenio con los municipios y las escuelas agrotécnicas. Estamos en contacto con la gente del INTA y con la Universidad para haCer viveros de frutas tropicales”, dijo a Bichos de Campo.
´Si bien la producción de tamarindos, papaya, mangos, palta, caqui y otras frutas, se hace todavía a muy pequeña escala, principalmente en los patios. El profe apuesta a seguir extendiendo la práctica entre otros productores. “Ya sea a nivel minifundista, mi inquietud radica en que se puedan obtener frutos tropicales para mejorar la alimentación, la salud y la economía familiar. Honestamente la fruticultura familiar puede contribuir honestamente a generar otros ingresos”, explicó Etienot.
Aunque la asociación, es un proyecto bastante incipiente, a Carlos lo gratifica poder devolverle a Catamarca, todo lo que encontró al llegar para desempeñarse como docente y consolaba a su esposa cuando lloraba por añoranza de su natal Rio Cuarto, al sur de la provincia de Córdoba.
“Ya tenemos producción en escala, es decir producción con intención comercial y rentable. Tenemos emprendimientos familiares en el este de la provincia, de palta chica y palta grande. Y desde la asociación seguiremos para propiciar el intercambio de conocimientos”, señaló.