Novena reunión de la Mesa de las Carnes, conformada por 35 entidades de la cadena, con el presidente Mauricio Macri. Falta una reunión para la decena, y es entonces que se podría esperar que a esta altura haya progresos y no se esquiven los temas ríspidos. Pero eso jamás sucedió, se esquivaron. No se habló demasiado de nada que pudiera hacer ruido y todas las definiciones conflictivas quedaron para más adelante.
- De la promesas del Gobierno para eliminar el oprobioso régimen de protección a la industria curtidora (a partir de depreciar los precios de los cueros para ganaderos y frigoríficos), se habló bastante. Pero en vez de contar por qué no se había cumplido con la promesa oficial realizada un año atrás, Macri se dedicó a preguntar en qué había quedado la cosa y a lamentarse por la demora en solucionar el asunto.
- De los amagues oficiales por encarar para 2020 una conversión radical del sistema de comercialización de carnes en el mercado doméstico, para pasar de la media res a una venta por cuartos, ni siquiera se habló. Se omitió por completo el asunto.
- De la postergación de facto de la entrada en vigencia del Remito Electrónico de Carnes (REC) impuesto por la AFIP, y que debía comenzar a funcionar en noviembre pasado, tampoco se dijo casi nada. Solo se mencionó una prórroga acordada hasta el 1° de julio , pues es un hecho que funcionarios, matarifes y frigoríficos fumaron la pipa de la paz la semana pasada, y que también comenzaron a discutir una fórmula para no cargar las tintas sobe los mayoristas de la carne y comenzar a controlar a los minoristas, las carnicerías. De eso se hablará en vacaciones de invierno.
En este escenario donde los temas conflictivos quedaron de lado, la charla fue apacible en la Mesa de las Carnes. Macri se dedicó a preguntar mucho sobre casi todos los temas. Y anotaba.
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Se destacó en este contexto la charla sobre las posibilidades de la Argentina ante la crisis de la Peste Porcina Africana, desatada en China, y que obligaría la sacrificio de cientos de miles de cerdos de ese país. China entrará en jaque, dicen los especialistas. Y la Argentina podría sacar provecho comercial de esa situación.
Un comunicado de la Mesa de las Carnes explicó de qué se habló en esta materia: “Se destacó la gran oportunidad que se significa para nuestro país la creciente demanda internacional de sus carnes. En particular, se recalcaron las nuevas oportunidades que ha generado la brutal caída de la producción mundial de carne porcina, generada a raíz de la enfermedad africana de los cerdos”, indicó el comunicado.
Luego formuló una serie de intenciones:
- Que “se puso énfasis en la importancia de encontrar mecanismos para estimular el crecimiento de la producción, a partir de la generación de más terneros, como el mayor peso de los animales a faena o la adecuación de la industria en temas de frío, entre otros”.
- Que “se acordó avanzar en el ajuste de resultado por tenencia, lo que genera un costo muy significativo en los sistemas productivos, particularmente, en la retención de animales para su faena a mayor peso”.
- Que “se acordó fortalecer el equipo técnico del SENASA, para poder crecer en la habilitación de nuevas plantas para exportación, y avanzar en el estándar sanitario básico”.
En estos entremeses, Macri apareció preguntando muchas cosas y atento a muchos detalles. Pero en un momento, dijeron las fuentes, se puso serio y habló de “las dos P”.
Una de estas P es la Peste.
Víctor Tonelli, coordinador técnico de la Mesa, habló de ello y puso cifras. Dijo que a China le van a faltar por esto de la crisis porcina unos 15 millones de toneladas de carnes para cubrir sus propios requerimientos de proteína animal. El problema es que el mercado internacional es de apenas 30 millones de toneladas, solo el doble de lo que falta. Todo preanuncia, leyes del mercado, que la oferta quedaría chica frente a tanta demanda. Argentina tiene todas las de ganar.
Entonces Macri habló de la segunda P, la de los Precios.
Fue claro el presidente en alentar a los empresarios a exportar lo mejor de lo que se produce a los mejores precios posibles, para aprovechar el contexto. Pero también fue muy claro en que esta corriente exportadora no debería afectar el suministro de cortes bovinos populares al mercado doméstico, y mucho menos en un año electoral.
Que no falte el asado, el vacío y el matambre a precios accesibles para los argentinos. Eso fue lo que pidió Macri.