Alrededor de la localidad de Trevelin, en la provincia de Chubut, once productoras rurales se han unido para conformar un grupo del programa Cambio Rural con el fin de desarrollar una propuesta agroturística, vinculada al turismo sostenible, con compromiso ambiental, a partir de una gran diversidad productiva.
Las once mujeres son productoras rurales y ofrecen experiencias personalizadas, donde los turistas puedan conectar con la vida productiva de ellas, y con su forma de cuidar el ambiente que las rodea. Por eso, al grupo lo han denominado “Ruta de las Chacras”. Algunas ya se encuentran en pleno desarrollo de su propuesta turística y otras recién se hallan en la etapa de idea-proyecto.
El grupo se halla bajo la coordinación del licenciando Eloy Antonio Trivino, jefe de la Agencia INTA Trevelin, el ingeniero Emiliano Raúl Pérez Caravello, agente de proyecto, y la licenciada. Florencia Andolfatti, subsecretaria de Turismo de Esquel. Cuenta desde sus inicios, con un padrinazgo técnico de la Magister Graciela Inés Gallo, presidente de la Fundación Sirirí, una ONG dedicada al turismo rural y sostenible. A futuro, esperan una ayuda económica por parte de la Municipalidad de Trevelin. A continuación, una brevísima historia y descripción de cada emprendimiento:
Elizabeth Domínguez y Alejandro Etbul llegaron a Trevelin en 2012, y crearon su proyecto familiar en 2013, al que llamaron “Tierra Caracol”. Su chacra está ubicada en el valle de Trevelin, a apenas tres kilómetros del pueblo. Consiste en un centro vivencial de permacultura y agroecología, donde producen hortalizas, cereales y harinas sin agroquímicos. Tienen animales de granja y practican un manejo holístico y regenerativo del suelo. Todas sus construcciones son de materiales naturales y realizan ceremonias de Temazcal, un baño ritual, con fines medicinales y terapéuticos. Es que Elizabeth es originaria de México, donde las culturas originarias practican ese ritual, y llegó a la Argentina en 2012. Alejandro es oriundo de Buenos Aires.
Antonia Beale es originaria de Esquel y lleva adelante su proyecto “Tierra de brotes”, desde el año 2010, en Trevelin. Cosecha la lavanda en las zonas de Los Cipreses y de Trevelin, destila su aceite esencial en Esquel y elabora sus productos de lavanda y cosmética natural en Trevelin, donde los comercializa.
Silvana Iglesias y Griselda Boiraz son de Buenos Aires y están radicadas en Trevelin desde hace muchos años, cerca de la Ruta Provincial 34 y de la portada sur del Parque Nacional Los Alerces. Desde 2022 llevan adelante el proyecto “Taiyo, Jardín Cordillerano”, una propuesta turística vinculada a la floricultura y la jardinería. Cuentan con un cultivo de peonias, nativas y japonesas, y están desarrollando diversos tipos de jardines a largo plazo.
Según informes de Guillermo Lexow, técnico de INTA Esquel, la peonia es una especie floral originaria del sur de Europa, China y Medio Oriente que florece en primavera, producen grandes flores muy atractivas y de gran duración en florero, cualidad que le aporta posibilidades comerciales como flor de corte. Son una alternativa productiva en la zona cordillerana de Chubut, debido a que brinda empleo en plena producción a 15 personas por hectárea, por temporada de cosecha y cubre el período noviembre-diciembre, en contra estación al ciclo de producción, de la misma flor, en Holanda.
Huenú Mastronardi posee un bello nombre mapuche, y junto a Carlos Juan, su pareja, crearon un establecimiento apícola, dedicado a la producción de miel y demás “frutos” de la colmena. Le pusieron por nombre “Valle Andino” y así es la marca de sus productos, al comercializarlos. Como emprendimiento agroturístico, nació en 2016. En su chacra, además tienen huerta y animales de granja. Organizan visitas guiadas, con degustaciones de diversas mieles, capacitaciones y crearon un parque temático interactivo. Están ubicados a 4 kilómetros de Trevelin, camino a la Aldea Escolar, hacia el sudoeste de la ciudad. Huenú es oriunda de Esquel, vivió muchos años fuera de la zona y regresó en 2012. En cambio, Carlos, nació en Ingeniero White, pero hace 15 años que vive en Trevelin.
Lidya Burgos, desde 2014 elabora dulces y licores, principalmente con frutos silvestres y nativos, junto a hierbas, que cosecha en su propio campo, tanto en la meseta, el valle y la montaña. Los comercializa bajo la marca “Cordilleras de Trevelin”. El su lugar se pueden realizar degustaciones y caminatas. Cuenta con un hermoso mirador en la zona del lago Baguilt. Lidya nació en nuestro país hermano, Chile, y fue criada en Trevelin, donde hoy es “su lugar en el mundo”, un verdadero paraíso.
Mariana Freeman, desde abril de 2023 elabora sidra bajo la marca “MAGA”, con la certificación “Kilómetro 0”, de Slowfood, a partir de manzanas silvestres que cosecha en el hermoso Valle “16 de Octubre”. La comercializa en Esquel, donde nació, y en Trevelin. Produce una edición Seca Natural.
Valeria Érpen es oriunda de la provincia de Buenos Aires y en 2009 se instaló en Trevelin, luego de recorrer y de vivir en otros lugares de la Patagonia. Con su emprendimiento “Legua 13”, se viene dedicando desde 2016, a la producción de frutillas agroecológicas y por eso las comercializaba como “Frutillas de la Patagonia”. Pero hoy se encuentra diversificando su producción, a la que sumará otras frutas, hortalizas y flores. Y además, piensa agregar una propuesta gastronómica bien enfocada al turista. Está ubicada en el kilómetro 48 de la Ruta 259, punto estratégico, porque ha quedado dentro de un corredor turístico, junto con viñedos, un molino, entre otros.
Verónica Muñoz, nativa de Aldea Escolar, es el alma mater del establecimiento ganadero “Los álamos”, ubicado en el kilómetro 28 de la Ruta Nacional 259. El antiguo campo viene pasando de generación en generación, por parte de la familia galesa Roberts Humphreys, una de las pioneras, junto a los Evans Jones Williams. Allí, Verónica, junto a su esposo, Fabricio Roberts, crían cabras, y ovejas. Además, elaboran yogures y quesos frescos, de cabra y de oveja, tejidos artesanales con pelo de angora y más. Los sábados y domingos ofrecen almuerzos campestres con platos regionales, pan casero y tortas fritas para la tarde. Elaboran de modo bien casero, todos los productos con materia prima del campo.
Un domingo al mes, Verónica y Fabricio rinden tributo a sus raíces galesas, brindando platos típicos de la cocina celta. paleta de cordero relleno (pahees wedi eistwffio), postres como roll de canela con dulce de rosa mosqueta, yogurt con frutos rojos, helado de leche de cabra, muffin de harina de rosa mosqueta rellenos con mosqueta, dulce de membrillo con queso de cabra o de oveja y arroz con leche de cabra o de vaca. Y mucho más. Todo servido sobre mantelería y vajilla antigua.
Además, elaboran dulces y conservas con productos y carnes de la zona: liebre, chivito, cabrito, pollo, ciervo, ternera, cordero patagónico. Estofado de cordero y de chivito, empanadas de liebre, de ternera o de ciervo, croquetas de queso de cabra, tortilla con huevos de campo, ravioles de cordero o de ciervo, hamburguesas de cordero, ñoquis de calabaza con queso de cabra, risoto de cordero con hongos silvestres, ragú de cordero.
Las demás emprendedoras están en proyecto de construcción de sus propuestas turísticas, por ejemplo, una con cultivo de olivares. Pero todas son interesantes y atractivas, que dan muchas ganas de ser visitadas. El grupo está muy esperanzado y se dan cuenta de que la unión es una fortaleza adicional, en estos tiempos difíciles. Poco a poco se van potenciando mutuamente y llenándose de sueños, esos que contagian hasta a sus visitantes. Una historia más de lucha diaria, de mucho trabajo y sacrificio, por parte de gente que ha elegido vivir en el campo y dar frutos con él. Estas productoras y sus familias nos esperan con los brazos abiertos para compartirnos todo lo que tienen, incluidas sus luchas y sus esperanzas.