A esta altura del partido, hay muy pocos residuos orgánicos del agro que no puedan ser reutilizados. Aprovechar aquello que se descarta y darle un nuevo y mejorado uso es uno de los pilares de la sustentabilidad. De esto da cuenta la firma Seeds Energy Group, que este miércoles presentó la apertura de su segunda planta de biogás en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe. Allí se transformarán los deshechos de la industria semillera en energía eléctrica, al igual que lo hace su hermana mayor en Pergamino, provincia de Buenos Aires.
El anuncio se realizó en el marco de una jornada virtual organizada por la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), de la que participaron varios funcionarios: el gobernador de la provincia de Santa Fe, Omar Perotti, el ministro de Agricultura, Luis Basterra, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme y la presidenta de INTA, Susana Mirassou, entre otros.
La inversión requerida para las dos plantas fue de 24 millones de dólares y la suma incluye capitales de inversionistas nacionales. Ambas pueden procesar chala y marlo de maíz y llegar en conjunto a las 40 mil toneladas anuales. Por separado, la planta de Pergamino procesa también guano de granjas avícolas de la zona y las flamantes instalaciones de Venado Tuerto pueden procesar también glicerol, el residuo de la industria de biodiesel.
“En pequeñas localidades, en la mayoría de los casos, la confiabilidad de la red eléctrica no es buena, hay problemas de déficit y falta de potencia. Con la producción de biogás estamos alimentando a las redes locales y a las cooperativas”, dijo a Bichos de Campo Héctor Tamargo, gerente general de Seeds Energy. Las empresas asociadas al proyecto son Corteva, Syngenta asociada a Nidera, KWS y ACA Semillas.
La planta de Pergamino tiene 2.4 MWH de potencia eléctrica, capaz de satisfacer la demanda energética de 5300 hogares, y la de Venado Tuerto 2.0 MWH, equivalente al 5% del consumo de esa ciudad. Entre ambas se puede conseguir reemplazar la emisión de 23.500 toneladas de CO2 al año.
“Estas plantas que son chiquitas y que están atomizadas a lo largo del país, mejoran la confiabilidad en la red y generan puestos de trabajo que no es menor. Sin ánimos de desmerecer otras tecnologías, las plantas de energía fotovoltaica o eólica, que son otras fuentes renovables y producen energía limpia, son totalmente automatizadas y no generan trabajo”, afirmó Tamargo.
Otro de los productos de estas plantas, y tal vez el más interesante, es la producción de biofertilizante que se obtiene de los residuos de la fermentación de la materia orgánica que ingresa. Una vez que se separa el gas metano, el residuo o “barro orgánico” restante tiene una gran cantidad de minerales y aminoácidos que sirven como nutrientes.
Si bien aún no está a la venta, se están realizando pruebas con varios productores de la zona de Pergamino, en la nueva campaña de siembra de maíz. “Estamos reciclando los nutrientes que capturó en su momento el maíz”, dijo el gerente de Seeds Energy.
Por el momento la distribución y comercialización de los productos de las plantas se realizará en un radio de 30 a 40 kilómetros a la redonda de sus locaciones. El proyecto logra de esta forma cumplir con dos de los objetivos del plan de Desarrollo Sostenible propuesto por ONU: reducir el CO2 y reemplazar los fertilizantes químicos por biofertilizantes.