En noviembre pasado el precio de la leche que la industria paga a los tamberos tuvo una suba importante de 15% respecto de octubre y de 143% con relación a igual mes del año. Redondeó los 150 pesos por litro.
El precio de referencia informado por la Secretara de Bioeconomía, que es un promedio de la gran disparidad de precios zonales que recibe el sector, registra una mejora en los últimos 12 meses que empata a la inflación. Pero lo cierto sigue siendo es que con ese dinero se debe hacer frente a gastos nuevos en un mercado y una economía en la que supuesta se liberan las restricciones comerciales, lo que va a implicar más inflación y suba de costos productivos.
Además los tamberos siguen sufriendo los efectos de la seca. Aunque ya llovió, el pasto rebrota de a poco y el maíz es casi imposible de conseguir y hay que pagarlo a precios altos, por lo que el nuevo valor es 15/20 pesos menos al costo de hacer un litro.
Más allá de esto, la mejora responde a un dato considerado positivo en el sector: la quita de los derechos de exportación aplicada por el ex ministro de Economía, Sergio Massa, y largamente reclamada por productores e industriales. Eso sí, esta medida era claramente electoralista y duraría en principio hasta fin de año, aunque el nuevo secretario de área, Fernando Vilella, anunció que su intención es que se prorrogue a lo largo del año entrante.
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En el último tramo de la gestión de Massa se establecieron tipos de cambios que intentaron fomentar las exportaciones. El primero de esos dólares de exportación permitía liquidar el 30% de las ventas al extranjero en el Contado con Liquidación y el segundo en un 50%. La otra parte se liquidó según el valor oficial mayorista del Banco Nación. Así el precio promedio del dólar exportador para la lechería fue de 552 pesos.
El problema que se presenta ahora para las industrias es el del ajuste de precios relativos que se espera con el nuevo gobierno, y que llevaría a una mayor inflación también en el rubro alimentos, en un mercado interno ya muy castigado tras años de alta inflación y salarios muy atrasados.
El 75% de la leche tiene como destino la venta al consumo local y lo que se teme es que la mejora lograda a través de las exportaciones a un mejor valor del dólar se licúe por caída en las ventas al mercado interno.