La provincia de Misiones se encuentra, junto a otras provincias de norte, a la vanguardia en la elaboración e industrialización de cannabis medicinal. Este proyecto que comenzó hace años, contempla la producción bajo invernadero y a campo de cannabis cuyo destino por ahora es la distribución en centros de salud del aceite que se extrae de las plantas sembradas y cultivadas con mucho cuidado.
Dicho proyecto es llevado a cabo por la Biofábrica, una interacción público privada localizada geográficamente en Posadas, capital provincial. Esta fábrica biológica siembra y cultiva cannabis, fabrica bioinsumos como fertilizantes y fungicidas a base de microorganismos, participa en la producción de té, plantines, y mediante convenios y vinculaciones genera ramificaciones en varios rubros productivos.
En la Biofábrica el eje central es la investigación científica, y la producción basada en ella. Un ejemplo de esto es lo que hicieron con el cannabis. Luego de 16 años dedicados al desarrollo, incorporaron cultivos de cannabis en invernadero y a campo que luego se procesa en la misma fábrica, y de allí se obtiene aceite medicinal que se distribuye gratuitamente en centros de salud de la provincia para combatir principalmente la epilepsia refractaria.
Esto lo explica el presidente del emprendimiento, Leandro Morzán, quien describe: “Llevamos casi 16 años de investigación, producción y transferencia de tecnología. Esta es una empresa biotecnológica con participación mayoritaria estatal y allí se desarrollan protocolos de conservación, propagación masiva de plantas, y todo lo que es desarrollo de plantines in vitro, tenemos un laboratorio de bioinsumos y desde allí elaboramos un producto aprobado por SENASA desde el año pasado, que es un fungicida y fertilizante, más todas las líneas de producción de plantines en vivero”.
Sebastián Malamute es el asesor de la provincia en el Proyecto de Cannabis, y quien cuida celosamente la vida de las plantas desde si implantación, pero además le entrega al laboratorio un producto finalizado para su industrialización. El mismo especialista cuenta a Bichos de Campo que todo comienza en el proyecto seminal: “Partimos de la parte de semillas y producimos plantas. Esas plantas las transformamos en plantas madres, que las fuimos seleccionando. Esas plantas madres nos van a permitir tener esquejes, o hijos, y en base a eso podemos diagramar la producción industrial a gran escala, ya sea macro o micropropagación”.
Las semillas que dan arranque a todo el proceso son importadas desde Colorado, Estados Unidos, mediante el Ministerio de Salud, con un permiso que tiene la provincia, y en articulación con el INASE para obtener el permiso para poder traerlas.
Se suman 6 nuevas variedades de cannabis al Registro Nacional de Cultivares
Si bien hay muchas variedades argentinas anotadas en el Registro Nacional de Cultivares del INASE, y se suman nuevas periódicamente, la importación resulta necesaria para Malamute: “La particularidad de la genética, para nosotros es importante. En el primer momento buscamos un alto contenido de CBD (Cannabidiol), por lo cual eso aplica a diferentes patologías a nivel medicinal, que después el laboratorio, a través de sistemas muy modernos con HPLC, o cromatografía, puede utilizar y analizar para darnos bien el potencial, y nosotros dedicarnos específicamente a esa genética o mejorarla para tener una mejor planta”.
Pero la meticulosidad de Malamute no termina ahí. Cree que es necesario darle al desarrollo de cada planta el cuidado necesario. Ya sea en invernadero o a campo, los cultivos son tratados con insumos biológicos, fertilización y riego suplementario, además de condiciones de temperatura, luz y humedad controladas. Toda la tecnología disponible está en las salas de Malamute y su equipo. Si la temperatura baja o sube, suena una alerta en los celulares de todos. Lo mismo con la humedad y la luz.
“En todas las salas que tenemos, ya sea indoor, invernadero o a campo, tratamos de darle condiciones. En la sala indoor tenemos las mejores condiciones que le podemos dar, ya que manejamos lo que es temperatura, humedad, CO2, presiones al vacío, y controles de luminosidad”, cuenta el especialista.
Los insumos se trabajan a través de lo que es la Biofábrica, dado que tienen el laboratorio y trabajan con insumos propios, por lo cual las plantas son libres de agroquímicos, y libres de plagas.
Una vez que llega el momento de la cosecha, lo recolectado tiene que recorrer solo unos metros hasta llegar al laboratorio donde se extrae y se industrializa el aceite.
Quien se encarga de ello es Evelin Zahnibida, farmacéutica y encargada del área de producción de Misiopharma, una sociedad del estado de la provincia de Misiones, cuyo objetivo principal es el cultivo y producción de la planta de cannabis y sus derivados para la investigación médica y científica. Este laboratorio produce aceite de cannabidiol para pacientes con epilepsia refractaria, entregándolo de manera gratuita al Ministerio de Salud Pública.
Zahnibida explica a Bichos de Campo: “Nosotros recibimos la materia prima, que es el cogollo, las flores, y eso a través de todo nuestro proceso de extracción se convierte en lo que es el aceite de cannabidiol, que es como una miel. Tiene esa consistencia, esa coloración, y a partir de ahí nosotros le hacemos el control de calidad para saber qué potencia tiene, y a partir de eso hacemos las distintas formulaciones”.
La idea de este laboratorio es, en el corto plazo y luego de tener la aprobación, comenzar a comercializar este producto. Para Evelin uno de los temas centrales para llegar a eso es la cabeza del público: “Recién ahora se está pudiendo investigar, porque siempre fue tabú el tema del cannabis. Recién ahora se están pudiendo hacer todas las investigaciones, y están surgiendo nuevos estudios que comprueban que se pueden utilizar para distintas patologías”, cuenta la farmacéutica.