Este viernes, Fernando Vilella cumplirá un viejo sueño y viajará a China (su principal obsesión en las cátedras sobre agronegocios que daba en la Facultad de Agronomía) como secretario de Bioeconomía de la Argentina y con una agenda cargada de temas sensibles por negociar. Lo dijeron fuentes oficiales, que de ese modo desestimaron que por ahora -al menos hasta su regreso- se anuncie la salida del funcionario del gobierno de Javier Milei, que es solo cuestión de tiempo.
En las últimas horas, el rumor sobre el alejamiento de Vilella volvieron a sonar fuente en los pasillos y también en algunos medios. Bichos de Campo viene sosteniendo que el funcionario es apenas una sombra de lo que soñó ser, el interlocutor con el campo del gobierno de Javier Milei, desde que el ministro de Economía, Luis Caputo, decidió intervenir de facto la ex Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, en febrero pasado, quitándole a Vilella el poder de decisión sobre el manejo del personal y el presupuesto.
Vilella acató, sin chistar, esa primera embestida.
Con el correr de los días, se supo en todo el sector que la única voz autorizada para hablas de asuntos del campo no sería la del ex decano de la Fauba sino la de Juan Pazo, quien manejaba primero la secretaría de Industria y luego se hizo inventar un cargo como secretario plenipotenciario de Producción, incluyendo la Bioeconomía entre sus blasones.
Vilella acató, con docilidad, esa segunda decisión.
Muy pronto Economía despojó a Agricultura de sus principales herramientas para hacer política agropecuaria: la ley ovina, el fondagro, los créditos internacionales.
Vilella obedeció en silencio. Iba a todos los actos y ponía la cara diciendo que los reclamos del campo debían esperar, con las retenciones a la cabeza, a la espera de que Caputo termine de arreglar la crisis macroeconómica.
La consumación de la intervención sucedió con el despido, un viernes por la tarde, de los principales colaboradores de Vilella: los productores Pedro Vigneau y Germán Di Bella, segundo y tercero en el rango del empobrecido organismo.
Era el momento de mostrar dignidad, pero Vilella se sometió, una vez más.
Pazo designó a un pariente político cercano, el productor Sergio Iraeta, como segundo en Bioeconomía (a la que finalmente solo se le concedió cambiar de nombre) y comisario político de Economía en ese organismo.
Obediente, Vilella lo incorporó a sus reuniones y las fotografías.
En los últimos días, como previendo que se le iba terminando la soga porque tampoco la sumisión paga adecuadamente en el terreno de la política, Vilella se ocupó de tratar de acomodar a los pocos leales que le quedaban para que, por lo menos, pudieran cobrar algunos sueldos por su insignificante paso por la gestión pública: Fueron formalmente designados Belisario Castillo como director de Ganadería, pese a que había renunciado al cargo dos meses antes; Claudio González en Emergencia Agropecuaria; y Leonardo Galaburri asumió “retroactivo a diciembre” en Forestación, pese a que estos seis meses ocupó un cargo totalmente diferente.
Las movidas burocráticas suenan más a despedida que a reorganización. Ya sin nada de poder, Vilella finalmente muestra algo de coherencia tratando de cumplirles algo a sus íntimos.
Pero finalmente del “dream team” agropecuario que La Libertad Avanza había presentado en diciembre como gran promesa al sector agropecuario finalmente está quedando en la nada.
En medio de rumores sobre que la Casa Rosada analiza finalmente eyectar al mismísimo Vilella, lo cual es un escenario cantado, lo que se sabe en concreto es que -como tenía previsto- el secretario de Bioeconomía embarcará el viernes a una gira por Corea, Japón y China, que tenía prevista desde hace semanas. Iba a coincidir en el gigante asiático con Milei, pero al parecer eso no sucederá porque el Presidente no iría a China en julio sino más adelante.
Eso recarga la responsabilidad sobre los hombros de Vilella en la que sería quizás su última gestión como funcionario: el sector espera que traiga la apertura del gran mercado chino a las menudencias, que logre la reapertura para la carne de pollo, que traiga la habilitación de más de veinte plantas de faena que esperan hace años.
Vilella viajará y con suerte hará esos anuncios. Será su foto soñada. A menos que alguien decida hacer antes los anuncios en su nombre. Y él, acostumbrado, sometido, vuelva a aceptarlo.