Como es habitual los días jueves, en el Mercado de Liniers se realizaron cuatro remates especiales de fin de año, que estuvieron a cargo de las firmas Monasterio Tattersal, Colombo y Magliano, Jáuregui Lorda y Lanusse Santillán y que reunieron cerca de 5.000 vacunos.
En ese escenario, la hacienda liviana que el miércoles se vendió entre 125 y 135 pesos con precios máximos en torno a los 140 pesos, en esta ocasión pegó un salto de entre 10 y 15 pesos por kilo vivo. Los precios fueron entre 140 y 150 pesos lo que significa una suba del 10%.
Si tomamos como referencia los valores del cierre de septiembre, cuando la hacienda de feedlot se vendía en torno a los 100/110 pesos, la mejora de los precios fue de 30/35%.
Si bien en estas ocasiones se suele pagar un poco más por la calidad de la hacienda y porque son remates en los que se festeja del cierre del año, lo que se juega es la crisis de oferta que destacan varios analistas.
Esa crisis se refleja en la caída en los ingresos de ganado a los feedlots que vienen perdiendo mucha plata este año. El encierre de hacienda cayó 17% en octubre y se prevé que cuanto se conozca el dato de octubre dará todavía peor.
En el Mercado de Liniers la oferta semanal no fue importante: apenas rozó las 16.000 cabezas. Pero el mayor problema es que los matarifes y frigoríficos no encuentran tampoco ganado en la venta directa de los campos a los frigoríficos.
Además, al haber pocas vacas en oferta los exportadores que venden carne a China está comenzando a competir con los del consumo y eso potencia la suba del ganado.