Era marzo de 2023 y los alumnos de sexto año de la escuela agraria de la alternancia -CEPT Número 29-, en Payró, comenzaban sus clases con las ansias de saber qué novedades les anunciarían para el nuevo año lectivo. Ellos son jóvenes de familias rurales de los alrededores, provenientes de los partidos de Magdalena, Punta Indio, Lezama y Chascomús.
De pronto ingresó al aula la profesora que los venía acompañando desde el primer año, Gisela Patrocinio, trabajadora social y docente del área de Promoción de la Comunidad Rural y su Cultura, quien les dijo: “¿Les gustaría viajar a conocer las Cataratas del Iguazú?”, a lo que todas y todos asintieron, y entonces ella, les advirtió: “Para lograrlo, deberemos planear actividades durante al año, a través de las cuales podamos recaudar los fondos necesarios”.
Y aquel día, a los alumnos del Centro Educativo para la Producción Total, CEPT Roberto J. Payró, se les llenaron los ojos de emoción y de entusiasmo. La escuela está ubicada entre los pueblitos de Roberto J. Payró e Hipólito Vieytes, en medio del campo, a 7 kilómetros de cada uno, en el partido de Magdalena, al Noreste de la provincia de Buenos Aires. Así fue como el alumnado, junto a Gisela, a Marcelo Lisaso, coordinador del área de Gisela, y a Juan Beltrami, coordinador de la Alternancia y la Producción, se pusieron a idear de qué manera podrían recaudar fondos para un viaje a un lugar tan lejano de la escuela.
La profesora Patrocinio da más detalles: “Tenemos una matrícula de más de 100 estudiantes, que van quedándose una semana en la escuela, donde también duermen, con la supervisión y acompañamiento de los profesores. Una semana, está primero y segundo año; otra tercero y cuarto; otra quinto, sexto y séptimo. Éste último tiene pasantías o espacios de práctica profesionalizante, porque egresan como Técnicos Agropecuarios con Orientación en Gestión Agropecuaria”.
Y agrega, Gisela: “Es una escuela secundaria, pública y cogestiva, nacida en 2011 y construida con fondos comunitarios y mano de obra de padres y docentes. Los estudiantes que viven más cerca, están a un kilómetro, cortando campo, y los más lejanos están a 130 kilómetros. Para muchos y muchas, esta modalidad es la única posibilidad que tienen de terminar sus estudios secundarios”, asegura.
La joven profesora quiso contar brevemente la situación de cada uno: “Bautista Andrade, proviene de Vieytes, trabaja junto a su familia en la cría de ganado vacuno y también ordeña para hacer masa para mozzarella. Milagros Porrez es la que vive más cerca del CEPT y tiene un proyecto productivo de papel reciclado. Macarena Irazusta, de Libres del Sur, partido de Chascomús, trabaja junto a su familia, participando en carneadas y colaborando en jineteadas”.
“Federico Bidondo –continúa, la profesora-, es del partido de Punta Indio, hace más de tres años que trabaja en el rubro de la apicultura. Le encanta aprender, es la mano experta detrás de las mermeladas, que decidimos empezar a elaborar. Stefanía Vega, del paraje 9 de Julio, partido de Chascomús, trabaja junto a su familia en la cría de gallinas y también los fines de semana en una casa de comidas. Rodrigo Villarreal está a cargo de un campo de hacienda y trabaja allí hace más de dos años. Nicolás Piñero es amante de los tractores, trabaja en un campo de engorde y hace tambo”.
Continúa, Patrocinio: “Sofía Bonillon participa junto a su familia en la cría de ganado bovino en el partido de Magdalena. Agustina Rolón vive en el paraje San Gregorio, Canal 18, en los pagos de Chascomús y acompaña las producciones y trabajos de su familia campera. Belén Chaparro, del Partido de Chascomús, trabaja junto a su familia en la cría de porcinos y demás tareas rurales. Tiago Castelli trabaja de molinero, alambrador y también cría ganado propio”.
Y finaliza, Gisela: “Diego Esquerre, del partido de Punta Indio está trabajando en un campo también de cría bovina. Luciano Schlotthauer trabaja junto a su papá en las tareas rurales de cría de ganado vacuno. Santino Ciafardini, también del partido de Chascomús, trabaja haciendo alambrados y changas. Bautista Hornos es esquilador de ovejas y hace otras tareas: produce chacinados junto a su familia, apicultura, recorre el campo y demás”.
Poco a poco fueron poniendo manos a la obra: a unos se les ocurrió elaborar mermeladas, a otras, encurtidos de verduras, escabeches de berenjenas, pepinos salados y agridulces, de vizcacha. Más tarde se les ocurrió vender plantines, huevos, quesos, miel y demás, pero sobre todo, agregar valor a los productos primarios. Hicieron mermelada de frutillas, peras, zapallos, kiwis. La escuela sólo posee una hectárea de tierra, con colmenas y una huerta demostrativa. De modo que muchas frutas son aportadas por los alumnos, como verduras y hortalizas de sus huertas familiares o de campos vecinos a la escuela.
Cuentan, con orgullo que, por ejemplo, actualmente, Macarena Irazusta logró tener un ingreso con la venta del proyecto de “Plantineras”. Federico se ocupa de las colmenas del CEPT y señala con beneplácito que han logrado que los campos vecinos dejaran de fumigar, de modo que las flores donde liban las abejas, ahora no se contaminan. Detalla que en la zona abundan las flores de lotus, eucaliptus, cardo mariano, cardo negro, coronillo y tala, lo que resulta en una miel multifloral muy rica.
Al fin de cuentas tuvieron que ocuparse de la presentación de sus productos y de la comercialización. Crearon la marca “Jóvenes Rurales”. Consiguen frascos de 360 gramos y presentan sus dulces como artesanales, 100 % natural y sin conservantes. Comenzaron a presentarse en ferias y a dejar sus productos en locales de gente amiga, en Verónica, Magdalena, etc. Más tarde lograron vender a todo el país a través del portal Consumo Popular Organizado, con sede en Lanús a precios muy populares. Cada tanto hacen venta ambulante, casa por casa. La última vez fueron a la feria de Economía Popular, frente a la Universidad de La Plata, donde vendieron muy bien. El próximo viernes irán a la feria del Mercado Bonaerense, en Magdalena.
Sofía recuerda el viaje a Cataratas, que concretaron el 6 de noviembre del año pasado, como algo inolvidable. Los alojó la escuela EFA de Caá Yarí, en el centro sur de Misiones, durante tres días, donde pudieron intercambiar con los alumnos misioneros. Y luego, pasaron un día en Iguazú, algo que muchos piensan que tal vez nunca hubiesen logrado conocer.
Sumaron un mix de hierbas, de cedrón y de burrito, para el mate, en bolsitas de 20 y 30 gramos. Tienen proyectado elaborar mermelada de limón y kinotos en almíbar, y organizarse con las frutas de estación. Belén cuenta que esta semana descubrieron que cerca de la escuela hay un campo de nogales y piensan comunicarse con ellos para ir a aprender a cosechar y ver qué productos en base a la nuez podrían elaborar para vender.
A medida de que les va ingresando dinero, Santino explica que van invirtiendo en herramientas y máquinas, como también en insumos, como frascos de vidrio, tapas, o hacen una compra grande de azúcar, sobre todo para elaborar la mermelada de kiwi, que cada vez se vende más y resultó ser su producto más vendido. Y cuando pueden, ahorran dinero porque ya están pensando en hacer un próximo viaje. Diego aventura que les gustaría conocer la Patagonia.
Las chicas y chicos de sexto año del CEPT 29 están felices de ver que su marca es cada vez más conocida y ya están pensando en ampliar sus objetivos para seguir promocionando a los jóvenes rurales. Señalan que su escuela tiene muchos espacios educativos a través de los que integra a la comunidad de padres y vecinos. Ellos mismos piensan seguir integrados cuando ya hayan egresado, para continuar promocionando a las generaciones venideras.
Estos jóvenes, llenos de energía y sueños a futuro, eligieron la canción “JUNTOS”, de Abel Pintos, con el que confeccionaron un video para obsequiárselo a su profesora Gisela, “por las cosas que pasamos y por lo que vendrá”, porque ella los viene acompañando en las buenas y en las malas, y le quisieron expresar -como Abel a su amada- que saben que “seguiremos juntos a través del tiempo”.
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