A 10 años de la declaración que transformó al vino argentino en bebida nacional, ratificado en 2013 con la ley 26.870 que lo definió como un alimento con raíz cultural e identitaria, el Ministerio de Agricultura dio cuenta de una recuperación del sector, tanto en el mercado interno como en las exportaciones, luego de un año tumultuoso signado por el coronavirus.
“Nos hemos fijado un rumbo claro y, aún en pandemia, sumando instrumentos e intercambiando experiencias, hemos demostrado que la producción del vino en el país no se detuvo, abasteció al mercado interno y pudo crecer en los niveles de exportaciones”, dijo el ministro Luis Basterra en un comunicado.
Según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) en los primeros nueve meses del año los despachos al mercado interno mostraron un crecimiento del 8.3%, superándose en más de 54 millones de litros el mismo período de 2019. Ese informe de septiembre mostró también que los tintos dominaron la salida al mercado con un 7.4% del volumen. Respecto al vino blanco se observó un crecimiento del 14.5% en cantidad de litros y se pasó a despachar 20,3 millones de litros en comparación de los 17,7 millones de septiembre de 2019.
En cuanto a las exportaciones, Argentina aumentó su presencia en los mercados mundiales al exportar 337,5 millones de litros de vino en los primeros diez meses del 2020. Según el INV esto implica un crecimiento en volumen del 35,7% respecto al año anterior.
El 51% de lo exportado corresponde a vinos fraccionados y el 49% son vinos a granel. Se exportaron 216 millones de litros de vinos varietales y 119,1 millones de litros de vino sin mención de varietal.
Reino Unido pasó a ser el principal mercado de exportación para el vino argentino. Con un crecimiento interanual del 37,6% desplazó del podio a Estados Unidos que -con una caída del 10%- pasó a ser el segundo mayor destino de las ventas vitivinícolas argentinas. Canadá se quedó con el tercer puesto, con un aumento de la demanda de un 10% interanual en agosto del 2020, según el INV.