Los 7 de julio se celebra el Día Nacional de la Conservación del Suelo, establecido en 1963 por decreto de la Presidencia de la Nación en memoria del fallecimiento del Dr. Hugh Hammond Bennet. Creador del Servicio de Conservación de Suelos estadounidense, desde donde trabajó constantemente en busca de la preservación de la integridad del recurso natural suelo, cuya importancia es vital para la producción agropecuaria.
Bennett, en sus visitas a la Argentina, abarcó algunas localidades de Entre Ríos y participó de estas giras junto a un grupo de jóvenes ingenieros agrónomos quienes formaron el núcleo inicial de profesionales formados en conservación de suelos.
En 1989 nació la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), con un propósito bien claro basado en promover sistemas de producción que preserven el suelo, con la mínima remoción a la hora de sembrar los cultivos.
Desde esta, según dijeron en un comunciado, treinta años después quieren seguir brindando conocimiento para que los sistemas imiten todo lo que puedan a la naturales.
Para dar un paso más allá pretenden abandonar el concepto de ‘barbecho’ como período necesario para el descanso del suelo, y apostar a una agricultura que mantenga los suelos vivos durante todo el año. Es así que llamarán al próximo congreso ‘Siempre vivo, siempre verde’, el que se desarrollará de forma virtual del 18 al 28 de agosto.
El suelo tendrá su seminario exclusivo el día 25 de agosto y lo llamarán “Gabriel Garnero”, en honor al ingeniero agrónomo recientemente fallecido de la localidad de Hilario Lagos, La Pampa. Fue Gabriel quien difundió muchísimo sobre la siembra directa. De dicho seminario participarán variados y distinguidos disertantes nacionales e internacionales.
Uno de ellos será el científico indio Rattan Lal, quien centró sus trabajos en el potencial de los suelos para ayudar a resolver problemas globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la calidad del agua. “Los suelos son algo viviente y toda la vida en la tierra depende de ellos (…) Deben ser parte de toda agenda que aborde el cambio climático, la seguridad alimentaria y agua”, afirma el especialista en suelos reconocido con el World Food Price 2020.
Estos conceptos se alinean con los avances en las técnicas de biología molecular que ofrecen nuevos conocimientos sobre el rol de los microorganismos del suelo, especialmente en la regulación de procesos ecológicos clave para la agricultura como el ciclado de nutrientes, el secuestro de carbono, la estructura física y circulación del agua, la promoción del crecimiento y la protección de los cultivos, afirmaron desde Aapresid.
Otra gran figura del congreso y de dicho simposio será el Geólogo de la Universidad de Washington, David Montgomery. En su último libro “Growing a Revolution”, llama a devolverle la vida a los suelos como única alternativa para que la agricultura sea rentable y duradera.
“La rizosfera, ese espacio en el suelo que rodea las raíces, es una de las regiones vivas más ricas del planeta.”, afirma David en un pasaje.
“Los microorganismos no sólo proveen a las plantas de nutrientes, sino que además cumplen un rol fundamental en la puesta a disposición de sustancias estimulantes del crecimiento y de protección contra enfermedades. Estos contribuyen con el sistema inmunológico de las plantas, de una forma sorprendentemente parecida a lo que ocurre con nuestra flora intestinal”, advierte Montgomery.
Otro destacado será el Bioquímico de la Universidad Nacional de Quilmes, Luis Wall, quien colabora con Aapresid en investigar el rol de la biología de suelos en la agricultura y explica que los indicadores biológicos como perfiles enzimáticos, lipídicos o de ADN son muy buenos predictores del estado de salud de un suelo, y que todos ellos están fuertemente determinados por el manejo que se haga en el campo.
La Chacra Aapresid de Pergamino pasará por el Simposio de Suelos para hablar de sus 9 años explorando el impacto de distintos manejos sobre el suelo y la productividad. Apostando a superar las típicas rotaciones de tercios con la inclusión de diversos cultivos de grano y de servicios, lograron reducir en hasta un 50% las aplicaciones herbicidas y aportar hasta 100 kg/ha de N vía fijación biológica. En términos económicos, aquellas secuencias con mayor proporción de cultivos no cosechables (CS) tuvieron mejor margen bruto que las de mayor frecuencia de cultivos de grano.
Las secuencias de mayor tiempo de ocupación o ‘más verdes’, fueron además las que menos emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) generaron por unidad de producto.
Pero la Chacra Pergamino no es la única: desde la otra punta de América Dwayne Beck, profesor de la Universidad de Dakota del Sur, también pasará por el Congreso para hablar del Dakota Lakes Research Farm, un campo experimental dedicado a desarrollar sistemas en siembra directa que aseguren el sustento de las empresas agrícolas y al mismo tiempo protejan los suelos.