Encontrar hamburguesas a base de plantas en supermercados es cada vez más sencillo y el avance en la síntesis de proteínas animales en laboratorios no se detiene. Hace tiempo que los productores de carne vienen ensayando su defensa contra los argumentos ambientalistas: que la carne convencional consume muchos recursos y requiere cantidades significativas de agua y tierra. Ahora bien, ¿qué tan preocupados deben estar realmente? Un estudio financiado por la Universidad de Purdue, y apoyado por el Instituto Nacional de Alimentación y Agricultura de Estados Unidos, indica que por ahora esas opciones no representan una verdadera amenaza.
En los Estados Unidos se realizó una encuesta a 1.800 consumidores a nivel nacional sobre sus hábitos de consumo en relación a cuatro tipos de hamburguesa: la de carne de res original, una de carne cultivada en laboratorio, otra vegetal basada en proteína de legumbres y otra a base de plantes con proteínas de origen animal (levaduras). Además de la elección entre estas opciones, se analizó su grado de aceptación y la disposición de los consumidores a pagar por ellas.
El estudio, que contó con la participación de Jayson Lusk, jefe del Departamento de Economía Agrícola de la Universidad de Purdue y autor de artículos relacionados con temas de política alimentaria, resultó en una rotunda victoria para la carne vacuna criada en granjas. El 72% de los encuestados la eligió contra un 28% que optó por alguna de las alternativas: 16% para la hamburguesa con legumbres, 7% para la hamburguesa a base de plantas con proteínas animales y sólo 5% para la cultivada en laboratorio.
El análisis demostró además que la adición de marcas, como la carne de res certificada Angus, aumentó la proporción de la elección a favor de la carne vacuna genuina hasta el 80%.
La encuesta arrojó también que la disposición de información ambiental y tecnológica al alcance de los consumidores atrae más personas que antes no comparaban opciones al mercado. El mayor efecto lo generó la información sobre beneficios ambientales y bienestar animal, que traen consigo las opciones de carne de origen vegetal. La carne cultivada en laboratorio continúa siendo la de menor aceptación por seguir estando relacionada a una placa de petri.
Otro dato interesante es que más del 70% de los encuestados prefirió que la palabra “carne” se prohíba para aquellas alternativas a base de plantas o fabricadas en forma sintética.
Además, el 81% estaría dispuesto a apoyar una política que obligue a que cualquier producto que use esa etiqueta, efectivamente provenga de ganado nacido y criado en forma tradicional.
Hasta el momento, algunas de las opciones más llamativas que se pueden encontrar en el mercado, en relación a estas hamburguesas alternativas, son la Beyond Burger y la Impossible Burguer. La primera usa proteínas de legumbres y jugo de remolacha para crear una hamburguesa “que sangra”. La segunda utiliza levadura modificada genéticamente para lograr un sabor y apariencia carnosa.
Hace un tiempo, Bichos de Campo realizó un programa sobre este tipo de variantes y su competencia contra la ganadería tradicional: