La provincia de Corrientes es una de las más perjudicadas por la sequía, ya que los incendios que quemaron buena parte de la provincia durante el 2022 dejaron condiciones realmente desastrosas para la producción en el territorio.
Hoy en día, con ese antecedente y la falta de precipitaciones que mantiene al 55% del territorio nacional bajo la condición de sequía severa, tres grandes sectores productivos manifiestan problemas graves. Las pérdidas económicas son millonarias, las comunidades ven afectado su desarrollo habitual, y la porción de humedad de la provincia reducida drásticamente.
Ignacio Méndez es productor forestal de Corrientes, en la zona central de la provincia litoraleña, y se dedica a la plantación de eucaliptus principalmente. Cuenta en diálogo con Bichos de Campo: “La situación es crítica para todos los sectores. En lo forestal, venimos del año pasado con los incendios, sequía por tercer año consecutivo, eso afecta la tasa de crecimiento como las hectáreas quemadas”.
Es que de acuerdo a la Asociación Forestal Argentina, (AFoA), durante este año las pérdidas en el sector forestal ascienden a casi 53.000 millones de pesos: Las perdidas maderables suman un total de 49.600 millones de pesos, teniendo en cuenta pérdidas por incendios ($1.2 mil millones), de mortandad de plantas por stress ($40.4 mil millones) y por disminución de crecimiento ($8 mil millones).
En el caso correntino, hay muchos factores que influyen en estas pérdidas económicas, ya que obligadamente hay que tomar los datos de los incendios de este año y los trágicos del 2022. Las superficies de forestaciones incendiadas de este año, sumadas a la superficie que muestran algún daño por sequía (35.045 hectáreas, según informe del INTA), representa el 8% de la superficie forestal provincial. Si incluimos la superficie afectada en el período anterior, acumulan el 14% de dicho total.
Según proyecciones de la AFoA, solamente el costo de reposición de las plantaciones incendiadas en 2023 suma 451 millones de pesos. Referido al sector de resina, las pérdidas económicas por incendios en el 2023 alcanzan los $615 millones de pesos a lo que se le debe sumar las pérdidas de $ 1.9 mil millones originadas por la disminución en la calidad de la miera.
Méndez a su vez habla del futuro, de la recomposición: “La única solución es la lluvia. Es lo único que nos puede salvar. Necesitamos que se normalicen las lluvias, no solo para las pasturas, sino para las lagunas, ríos internos, y que sea compatible con las producciones a campo. En el sector forestal la tasa de crecimiento es la mitad de lo que debería ser habitualmente por la falta de agua”.
En este sentido, la Coordinadora de Entidades Productivas (CEP) evaluó el costo de la sequía en dicho territorio elevando la cifra por encima de los 130.000 millones de pesos, si se suman las diferentes actividades.
“La segunda actividad más afectada por la sequía es la ganadería (después de la forestal). Corrientes actualmente posee unas 4.630.000 cabezas y representa el cuarto stock nacional, después de Buenos Aires, Santa Fe, y Córdoba. Ante el avance de la sequía, se calcula que hasta el 20 de febrero la producción de carne cayó en 60.000 millones de kilos, con un impacto económico de unos $26.000 millones. A eso hay que sumarle $11.100 millones de pérdidas por la mortandad de animales, que se calcula en 96.600 cabezas. En total, son $ 37.100 millones que el sector pierde por la situación climática adversa”, dice el informe de la CEP.
Otro duro golpe tendrá el sector arrocero, ya que la falta de agua hace imposible el desarrollo de la actividad. Buena parte de los ríos internos de la provincia están secos, como el Corrientes o el Santa Lucía. Las arroceras no tienen de donde extraer agua.
Se proyecta una caída en la producción de 471.000 toneladas, que multiplicado por un precio estimativo de la tonelada en $50.000, arroja un total de $23.550 millones.
En citricultura hay dos cuencas: una es la zona de Bella Vista, Concepción y Mburucuyá, unas 9.000 hectáreas, mayormente de limón, y la otra zona es la de Monte Caseros y Mocoretá, con una superficie que ronda las 21.000 hectáreas y una fuerte presencia del citrus dulce. Entre ambas, suman pérdidas cercanas a los 15.000 millones de pesos. En yerba mate, donde el mayor impacto se produce en reposiciones o nuevas plantaciones, las estimaciones de producción para el presente año indican una caída mayor a la del año anterior, con pérdidas estimadas en más de 2.000 millones de pesos.