Científicos de la Universidad chilena de Concepción desarrollan un innovador dispositivo para detectar, en cuestión de 20 minutos, la tuberculosis en ejemplares de ganado bovino.
La innovación, que gracias al apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) se podrá insertar al mercado, está pensado como una alternativa objetiva y de menor costo para detectar y controlar brotes de esta enfermedad, que implica importantes pérdidas para la industria ganadera, tanto en Chile como en el resto del mundo. En Argentina, además, la tuberculosis se ha transformado en una enfermedad que puede dejar a los campos ganaderos fuera de ciertos mercados.
“La nueva prueba podría reducir en seis veces el costo respecto del actual examen”, afirma Oliberto Sánchez, director del proyecto y docente del departamento de Farmacología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción.
La tira para realizar el test es muy similar a una prueba de embarazo: si marca dos líneas rojas, el animal está contagiado con tuberculosis; si aparece una línea roja, el resultado es negativo. Esta facilidad para interpretar el resultado ayuda a que no se requiera de un especialista para analizarlo.
“Funcionan de forma muy similar a las pruebas de embarazos. Entregan un resultado rápido, en no más de 20 minutos, no requieren de personal especializado y su uso no requiere de laboratorios o algún equipamiento específico, y justo por esta razón es que se pueden usar en terreno”, añade Oliberto.
En cambio, la prueba cutánea requiere tres días para la lectura del resultado y se apoya en otras pruebas de laboratorio basadas en muestras sanguíneas para la confirmación. Esto involucra costos elevados tanto en materiales como en capital humano, algo crítico para los productores del área que deben realizar seguimientos periódicos.
“La tuberculosis es una de las enfermedades más complejas, con una gran población humana a nivel mundial afectada por ella, siendo en individuos con inmunodeficiencia una condición agravante por lo que reviste interés para la salud pública” añadió Óscar Ignacio Cabezas Ávila, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Concepción y parte del equipo investigador. Los ganaderos están obligados a denunciar los casos observados, pues se trata de una enfermedad potencialmente zoonótica, esto es, que puede transmitirse entre animales y seres humanos.
En Chile existe un programa de control y erradicación dirigido por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), que por ahora utiliza de manera oficial la prueba de hipersensibilidad cutánea para diagnosticar tuberculosis bovina. El método, usado desde hace más de 100 años en el mundo, busca ser complementado por el dispositivo propuesto por el equipo liderado por Cabezas, e incluso, ayudar a reemplazar la vigilancia pasiva.
El porcentaje de positivos a esta enfermedad en bovinos fluctúa entre el 1,5 al 2% a nivel nacional, pero, como el investigador explicó, “al haber un animal enfermo en un predio, se contagian los demás, ya sea por vía aerógena o calostral, en el caso de la vaca a sus crías. El predio se infecta y las tasas pueden aumentar hasta el 70% en un periodo de cinco años. Es una enfermedad que arruina al agricultor y, por otro lado, levanta un riesgo a la salud pública ya que la enfermedad puede transmitirse al ser humano”, cerró Cabezas.