“El año que viene se cumplirán 100 años desde que mi bisabuelo comenzó a criar ganado de la raza Shorthorn en Alpachiri, La Pampa, en 1925”, cuenta Mariano Simon (39), cuyo apellido se escribe sin acento, porque es de origen alemán.
Además, apenas recibidos, él de veterinario, y su hermano Adalberto (44) de ingeniero agrónomo, en 2003 lograron sacar un crédito para hacer su primera compra de 200 ovejas Corriedale puro de pedigree, emprendiendo un largo camino que desembocó en la creación, por parte de ellos mismos, de la Expo Ovino de Alpachiri, su pago natal, en 2005.
-Mariano, ¿cómo empezó tu familia?
-Mi bisabuelo José Simon llegó a Colonia San Miguel Arcángel, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, a trabajar como encargado de un campo, hasta que pudo comprarse el suyo propio y comenzó a criar ganado bovino de la raza Shorthorn en 1925. Luego pudo comprar un campo de 1250 hectáreas, muy cerca de allí, en Alpachiri, al centro Este de La Pampa, donde su primer hijo -mi abuelo Juan-, fundó la cabaña El Recuerdo y continuó la pasión por la misma raza. En el 2000 toma la posta mi padre, Oscar (70), junto a mi mamá, Pety. Y ahora seguimos nosotros con nuestros hijos, Juan José, Cristian, Julia y Francisco, quienes ya son la quinta generación de criadores de Shorthorn en la familia Simon.
-Y ustedes, con sangre nueva, decidieron ir por más.
-El año pasado se cumplieron los 200 años de la llegada de la raza Shorthorn a la Argentina y decidimos participar de los festejos en La Rural de Palermo. Llevamos una vaquillona y un toro, y fue nuestro debut en esa Expo, en cuanto a bovinos. Mi abuelo siempre llevaba toros a los remates de nuestra zona y nosotros, en 2020, volvimos a participar como él: en General Acha nos presentamos en uno importante, de reproductores; en Macachín y en la Expo Rural de Santa Rosa. Después, durante todo el año, vendemos reproductores a particulares en nuestro campo. Hoy tenemos 120 vacas madres.
-¿Y por qué además se pusieron a criar ovejas y de la raza Corriedale?
-Porque era la raza que tenía mi abuelo y él decía que era muy buena, muy adaptada a la zona. Hemos participado dos veces en Palermo. El año pasado, ya que llevábamos un toro y una vaquillona, nos animamos a llevar un borrego, que salió Campeón Borrego Menor, y para nosotros fue una emoción muy grande, ya que tenemos una cabaña chiquita y familiar. Después concurrimos a la exposición de Bahía Blanca, de la raza Corriedale, que es la más importante de nuestra región, en la que todas las cabañas del país buscan los padres. Allí en 2022 obtuvimos el premio Reservado Gran Campeón Hembra, y el año pasado no anduvimos tan bien en la jura, pero sí pudimos vender a unos productores peruanos la borrega que habíamos llevado, de modo que volvimos muy contentos. Hoy tenemos 70 ovejas.
-Ustedes se criaron muy modestamente. ¿Cómo es que pudieron estudiar?
-En 1998 mis abuelos y mi padre vivían toda la semana en el campo, yo vivía con mi madre en Alpachiri, porque había empezado el colegio secundario y mi hermano Adalberto (44) se había ido a estudiar agronomía a Santa Rosa. Pero éste, a la mitad de su primer año se quebró un pie y no pudo seguir. Con toda la pena en su alma, se tuvo que volver a vivir al campo. Eran tiempos difíciles. Cinco años después, yo terminé el colegio y quería estudiar veterinaria, pero en casa no había plata para mandarme a estudiar. En eso mi papá nos dijo: “¿Por qué no estudian los dos a distancia?” Los dos le hicimos caso y logramos recibirnos así. Recuerdo que en la “recta final”, estudiando sin parar, una noche se quemó la batería que daba luz a la casa del campo y seguimos a la luz de un farolito a kerosene. Son cosas que no se olvidan.
-¿Cómo pudieron lanzarse a la cría de ovejas con tan bajos recursos?
-Recién recibidos teníamos todas las ganas de emprender algo en el campo, pero no teníamos ni un peso. En ese entonces arrancó la ley ovina, pero nosotros no podíamos acceder al beneficio de ésta porque no éramos propietarios, sino que la tierra era de nuestro abuelo, el cual nos dejaría tener las ovejas en su campo, pero sin contrato ni nada. Entonces vimos que el Estado pampeano acompañó a esta ley otorgando créditos para la compra de vientres ovinos, a quienes no podían acceder a la ley. Entonces yo saqué el primer crédito y accedimos a tener nuestras primeras 100 ovejas. Después mi hermano sacó otro, con el que compró 100 más y arrancamos como productores ovinos.
¿Y cómo comenzaron a armar la Expo Ovino en Alpachiri?
-Estábamos en un grupo de productores y todo iba muy lindo, pero llegamos a un cuello de botella con la venta de la producción. Carnear 200 corderos era una locura y no sabíamos cómo venderlos, porque no nos iba a dar el cuero para colocar semejante cantidad en los mercados posibles. La peleamos mucho llevando corderos a Santa Rosa, a General Acha. En eso, recuerdo que era invierno y estábamos mateando mientras se venía la noche frente a la cocina a leña, cuando se nos ocurrió preguntarnos: ¿Por qué no hacer con ovinos, lo que hacían en General Acha, con la Fiesta del Ternero, en la cual se hacía una concentración enorme de animales, una jura y un remate?
-¿Y se largaron?
-También pensamos en sumarle la venta de reproductores, porque la misma llevaba mucho sin hacerse en Alpachiri. Nos reunimos sólo con los productores ovejeros de nuestro pueblo, porque queríamos que la fiesta fuera realizada por Alpachiri. Pero la mayoría nos respondió que si no la organizábamos con todos los de la región, pues que no contáramos con ellos. Entonces nos volvimos desanimados a casa. Un día fuimos a ver a los únicos dos hermanos productores que nos apoyaban en la idea de la fiesta y su padre nos dijo: “Cuando uno va en un camino y halla un tronco cruzado, hay que bajarse de la chata, correrlo y seguir adelante”. Esas palabras nos dieron el impulso que nos faltaba. Los cuatro nos fuimos a ver al intendente, pero éste nos dijo que con la sequía era conveniente esperar al año siguiente. Pero habiendo vuelto a casa nos pusimos a pensar que como ya habíamos lanzado la idea, si no lo hacíamos nosotros, otros se nos podrían adelantar. Volvimos con el intendente y le dijimos que de todos modos la íbamos a lanzar. Felizmente nos dio su apoyo y empezamos.
-¿Y cómo la concretaron?
-Los 4 restantes productores que nos dijeron que no se iban a “enganchar”, terminaron sumándose. Le tiramos la idea a la consignataria Néstor Hugo Fuentes de General Acha y fue el primer privado que nos dijo: “Sí, hay que meterle”, cuando los demás nos dijeron que no. Juntamos en el encierre más de 800 corderos con unos 40 reproductores. La parte de éstos se hizo en una cancha de fútbol con stands de artesanos, comerciantes rurales, fábricas de balanceado, todo el mundo que quiso exponer algo, tuvo un lugar. El inicio fue muy precario y algo desprolijo, no teníamos corrales y usamos las rejillas de los camiones que se colocan para que la hacienda no se resbale, tranqueras viejas, lo que pudimos. Realizamos la primera Expo Ovino en 2005 y fue todo un éxito. Se vendieron todos los reproductores. Incluimos espectáculos de música y fuimos agregando cada vez más actividades. Este año haremos la edición número 20 sin interrupción, porque en 2020 la hicimos de modo virtual.
-¿Qué agregaron?
-Hoy es una muestra artesanal, comercial e institucional donde la jura es del nivel de Palermo, dentro de un salón alfombrado, donde la banda militar toca el himno y acompaña con música a los animales cuando ingresan a la pista, el remate de reproductores se hace con un almuerzo de lujo, se hacen demostraciones de cocina con chefs de primer nivel, una fiesta de las colectividades italianas, españolas, italianas y demás, con danzas y comidas típicas. Hoy tenemos un salón impecable y corrales propios, mecanos, pero tenemos que cerrar la inscripción porque nos tapan de animales y no tenemos el mercado suficiente para colocar todo. Porque la premisa de la Expo es que lo que entre, se vende. Hoy la consignataria de General Acha sigue comprometida con nosotros después de 20 años con una responsabilidad digna de destacar, cuando vender ovinos no es fácil, sino más bien una complicación. Y es muy raro que quede un animal sin vender en la Expo Ovino de Alpachiri.
-¿Y cómo están ustedes, en la actualidad?
-A causa de la sequía, el campo dejó de rendir como para toda la familia y con mi hermano tuvimos que salir a buscar un trabajo complementario. A 10 kilómetros de nuestro campo hay una colonia menonita, y como ellos no tienen camionetas, una persona de Alpachiri empezó a transportarle los silos a ellos y nosotros nos pusimos a armárselos con mi hermano. Mientras que los fines de semana trabajábamos en nuestro campo. Después yo entré a trabajar en la Municipalidad, en la sección de guías para el traslado de hacienda y en la delegación del SENASA, hasta hoy. Y Adalberto se puso una proveeduría agropecuaria donde vende semillas y agroquímicos.
-¿Cuándo y dónde se hará la próxima Expo Ovino?
-Aún no sabemos si este año 2024 nuestra Expo Ovino de Alpachiri será el tercer fin de semana de octubre o el primer fin de semana de noviembre. La hemos ido haciendo en diferentes lugares y este año será en el SUM de la Asociación Española, donde estimamos que será definitivo. Constancia, esfuerzo y humildad son el legado que nos dejaron nuestros abuelos y que nos alientan a seguir cada día con nuestra cabaña y cada año con este evento que nos enorgullece. Los invitamos a todos, que vengan a disfrutar de este evento auténtico, porque la van a pasar muy bien.
Mariano Simon y toda su familia se identifican con una canción de y por Sergio Denis, con quien compartieron la sangre alemana. Denis la dedicó a su cercana ciudad natal de Coronel Suárez, “Por la simpleza de mi gente”, pero bien vale también para Alpachiri y aquí nos la brindan.