El jueves pasado, al dar a conocer el nuevo stock bovino, altos funcionarios del Ministerio de Agricultura informaron que en el marco de la visita de una comitiva oficial a Israel -integrada por el ministro Julián Domínguez- se había obtenido la promesa de que ese país habilitaría una nueva cuota bilateral para importar 30 mil toneladas de carne vacuna argentina con un arancel de 0%, cuando hasta ahora había que tributar el 15% para vender allí el alimento.
Todo se presentó como un gran éxito de la gestión de Domínguez, quien acompañó a la delegación encabezada (vaya uno a saber por qué) por el ministro del Interior, Wado de Pedro.
https://twitter.com/DominguezJul/status/1517555394549370880?s=20&t=X6Pebzz0Z–WMGHxSqxn7A
“Abrimos un contingente de exportación de carne vacuna fresca o refrigerada de 30 mil toneladas anuales y libre de aranceles”, informó el propio Domínguez en sus redes sociales. De todos modos, luego un comunicado del Ministerio de Agricultura se cuidó de brindar mayores detalles sobre esa cuota bilateral y los aranceles de importación. Allí Domínguez apenas indicó que el acuerdo con el gobierno de Israel para “consolidar un mercado estratégico para las exportaciones de carne”, ya que instituye “un esquema de estabilidad para la comercialización a Israel de cortes de alto valor que son fundamentales para los productores, la industria frigorífica nacional y para todos los actores de la cadena”.
En Agricultura se recibieron de chantas. Para empezar, en ningún momento aclararon que la decisión de reducir de 15 a 0% los aranceles de importación de la carne bovina a Israel no fue un éxito de la diplomacia local ni mucho menos de esta misión oficial en aquellas latitudes. Se trata de una medida tomada por el propio gobierno de aquel país el 14 de marzo pasado. Y no para la carne argentina sino para la de todos los orígenes.
Un comunicado emitido por el Ministerio de Finanzas israelí ese día, hace más de un mes, mucho antes de la visita de los funcionarios argentinos, informó que el titular de ese ministerio, Avigdor Lieberman, en coordinación con su par de Agricultura, Oded Forer, habían decidido “la abolición de los aranceles aduaneros sobre las importaciones de carne de res fresca, salchichas y otros productos cárnicos”.
La explicación de las autoridades de Jerusalén para tomar esa decisión es la que muchas veces se reclama sin éxito a las autoridades argentinas: que bajen las cargas impositivas sobre algunos productos esenciales para abaratar sus precios.
“Los precios de la carne en Israel son un 43% más altos que en otros países de la OCDE. La supresión de las aduanas reducirá el costo de las importaciones y reducirá el precio para el consumidor. De manera similar a las reducciones arancelarias anteriores, se espera que la abolición de los aranceles sobre la carne vacuna fresca y otros productos cárnicos reduzca el precio para el consumidor y aumente el consumo. Además, la abolición de los aranceles aduaneros aumentará la gama de productos importados a Israel, para que el consumidor israelí pueda disfrutar de una selección más amplia”. Esa fue la explicación oficial.
Se confirma que Israel habilitará una cuota de 30 mil toneladas para la carne argentina
“Domínguez anuncio la firma de un acuerdo por el cual Argentina le venderá 30.000 toneladas de carne a Israel con 0% de arancel. En realidad, Israel bajó a 0% sus derechos de importación para todos los orígenes y el acuerdo suena más a que Argentina ‘no va a prohibir’ o limitar sus exportaciones por ese volumen a Israel”, explicó a Bichos de Campo una fuente muy conocedora de este negocio.
El experto incluso puso en duda la existencia de una cuota de ese volumen. “Por la OMC (Organización Mundial de Comercio) no nos pueden dar una cuota bilateral. Eso está prohibido salvo que sea en el marco del TLC MCS-Israel (Tratado de Libre Comercio entre ese país y el Mercosur), que no es el caso”.
Es decir, que sin cupo especial ni baja arancelaria específica para la carne vacuna argentina, lo que en realidad estaría sucediendo es que el Ministerio de Agricultura habría prometido a las autoridades de Israel no entorpecer más los embarques de carne hacia ese origen.
Esto es lo que viene sucediendo desde que el gobierno reimplantó el cepo a la exportación de carne, en mayo de 2021. Como Israel no tenía un acuerdo bilateral (como los que sí existen con la Unión Europea, Estados Unidos y Colombia), los embarques a ese país sufrieron las restricciones hasta que se habilitó primero un cupo dentro del cupo, por 3.500 toneladas mensuales. Para ese momento la presión diplomática israelí era más que evidente.
Cuando se hizo cargo del comercio regulado de carne, Domínguez prometió a las entidades de la Mesa de Enlace la apertura de todos los cupos. Esto sucedió solo a medias, pues se eliminaron las restricciones para exportar carne de vacas viejas para China. Pero las trabas para vender a Israel volvieron a producirse a partir de enero pasado. Por eso el Ministerio de Agricultura sacó de la galera esto de la nueva cuota anual por 30 mil, que en realidad no es fruto de un acuerdo bilateral sino simplemente un compromiso de suministro asumido por la Argentina.
Las 30 mil toneladas prometidas a Israel son, por cierto, ni más ni menos que el mismo volumen de carne argentina que ese país absorbió en 2021. Según la estadística oficial, ese mercado representó el 5,4% de las ventas totales de la Argentina, por detrás de China y Chile. Su principal virtud, de todos modos, es que los cortes producidos bajo el rito kosher (y certificados por rabinos avalados por Israel) provienen del cuarto delantero de los bovinos y por eso ese destino es fundamental para una mejor “integración” de la media res en la industria frigorífica. Se trata de un negocio que movilizó 210 millones de dólares el año pasado.
Ahora que ya sabemos que Israel no hizo ninguna concesión especial a la Argentina, tal como dijeron por varios canales los funcionarios de Agricultura, habrá que estar precavidos por si el gobierno sale a decir que consiguió de esta gira a Israel nuevos mercados para el aceite de oliva, en beneficio de la economía regional cuyana. Es que en marzo pasado, cuando bajó todos los aranceles para la carne, Israel también ordenó “la apertura de una cuota libre de impuestos para la importación de aceite de oliva con el fin de bajar los precios y reducir el costo de vida”.