Se generó una “tormenta perfecta” en el mercado global de fertilizantes que podría complicar por demás a los cultivos por sembrar en 2022. Y en la Argentina, la situación macroeconómica complica por demás el panorama.
Tal como sucedió a fines de mayo del año pasado, las autoridades del Banco Central (BCRA) volvieron a entorpecer la importación de fertilizantes en pleno período crítico de siembra de cultivos.
“Hay por lo menos dos problemas. Uno para el importador, que por la restricción del Banco Central de pagar contra documentos no puede cancelar al contado los fertilizantes”, explicó Fernando Miguez, empresario agropecuario y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UCA.
Pero otro factor adicional es que, por más que el importador argentino consiga financiamiento en el exterior, debería luego, en caso de no conseguir divisas el mercado local al tipo de cambio oficial, recurrir a la operatoria de Contado con Liquidación para saldar la deuda comercial.
“Si la urea estaba 730 dólares (por tonelada) y ahora la venden a 1.000 es porque lo venden a un dólar celeste”, ironizó Miguez en referencia a cómo las crecientes distorsiones cambiarias introducidas por el gobierno nacional terminan afectando los precios de los insumos agropecuarios.
Todo eso, obviamente, deteriora la relación insumo producto que, si bien fue favorable en la campaña 2020/21, no luce ya tan atractiva en el ciclo 2021/22 con precios de los granos cada vez más intervenidos.
El “partido” del maíz temprano ya está jugado. Pero para el “segundo tiempo” del cultivo aún falta bastante. “El problema es el maíz de segunda: el que no tiene aún los fertilizantes comprados, tendrá un rinde de indiferencia de 110/115 qq/ha, con lo cual es bastante difícil apostar a ese cultivo”, advirtió el profesor de la UCA.
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El especialista trató de ser optimista. Dijo que hay una buena noticia para el productor: el hecho de que si invierte en insumos y logra buenos resultados –clima mediante– está de alguna manera posicionado en activos dolarizados (aunque, claro, si las cosas salen mal, tiene también una deuda dolarizada).
A nivel productivo, Miguez dijo que se pueden hacer “análisis de suelos, de plantas, aplicar la agricultura de precisión y por ambientes, tomar precauciones defensivas para por lo menos intentar un buen rinde en un año que no pinta muy húmedo; hay que trabajar con la precisión de un bisturí quirúrgico”.
Desde el lado comercial, recomendó tratar de “capturar los precios (futuros del ciclo 2021/22) porque todavía son buenos. Es conveniente tener un seguro flexible de precio a cosecha porque no podés jugar con la variable precios, rinde y costos inciertos; en ese caso andá al casino que tenés menos chances de perder plata”.