La Cámara de Senadores realizó el jueves una sesión especial para tratar algunos temas pendientes en su agenda, previo a que la actividad del Congreso se ralentice por las elecciones legislativas. Uno de ellos era el marco regulatorio para la producción, industrialización y comercialización del cannabis, sus semillas y derivados para uso industrial y/o medicinal, que fue aprobado por 56 votos afirmativos, 5 negativos y una abstención. Ahora será girado a Diputados.
¿Qué propone el proyecto de ley? Regular todo aquello que haga al registro e inscripción de semillas, cultivo, cosecha, almacenamiento, fraccionamiento, transporte, distribución, procesamiento, comercialización y cualquier otra etapa o actividad económica que integre la cadena productiva del cannabis. Salvo, claro, para fines recreativos.
Para ello se creará la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME), en el ámbito del Ministerio de Desarrollo Productivo, que deberá controlar y emitir las autorizaciones administrativas correspondientes para la importación, exportación, cultivo, producción industrial, fabricación, comercialización y adquisición, por cualquier título de semillas de la planta de cannabis, del cannabis y de sus productos derivados.
Esa agencia trabajaría en coordinación con los ministerios de de Salud, de Seguridad, de Agricultura, Ganadería y Pesca, de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la ANMAT, el SENASA, el INASE, el INTA, el INTI, la AFIP, la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP) y los demás organismos públicos con competencia específica en la materia como las universidades.
La iniciativa se financiara con las tasas de control y fiscalización de los sujetos autorizados, con partidas del presupuesto nacional, con los ingresos por emisión de licencias de importación o exportación, y por multas por incumplimiento entre otras.
Durante el debate los senadores retomaron lo dicho por Matías Kulfas en las reuniones informativas previas: “Esta ley fomentará el desarrollo de la cadena productiva y generará 10.000 puestos de trabajo en el corto plazo”.
En este sentido, el titular de la Comisión de Agricultura, Adolfo Rodríguez Saá dijo: “Esta producción tiene cualidades ambientales importantes. Tiene una alta resistencia de adaptabilidad y mejora la estructura del suelo. El cultivo tiene huella negativa de carbono porque tiene capacidad de extraer contaminantes del suelo y no demanda la utilización de herbicidas. El cáñamo siempre fue legal en el mundo y lo fue en Argentina Lo que estamos sacando es esa prohibición que había impuesto la dictadura militar”.
Para reivindicar la llegada de este cultivo al país, las senadoras Silvia Giacoppo y Anabel Fernández Sagasti recordaron el impulso que Manuel Belgrano quiso darle al cáñamo en Argentina.
“Belgrano en 1795 redactó un texto en el que exponía las utilidades del cáñamo y el lino, una especie de manual de instrucciones que hizo el prócer sobre el desarrollo de estas plantas. Claramente había visto el desarrollo y el potencial de estas plantas en Europa, donde habían servido estas plantas para exterminar la pobreza. Con esta ley estamos haciendo honor a un gran pensador”, dijo Fernández Sagasti.
De la vereda de la oposición, el rionegrino Alberto Weretilneck argumentó que la marihuana es “mucho más dañina que el alcohol y que se trata de una droga de inicio”. Hay que aclarar que aunque la planta es la misma, la variedad de cáñamo industrial no tiene los componentes psicoactivos que tiene su prima hermana, la que se fuma.
Laura Rodríguez Machado, desde Córdoba, consideró que las prioridades deberían ser otras. “Nos prohíben la producción de carne, nos liquidan la generación de biocombustibles, nos meten retenciones y venimos acá a sancionar una ley que desarrolle el cultivo de cannabis, que va a controlar el ejecutivo nacional que nos prohíbe todas las otras cosas. No lo vamos a aceptar”.
El proyecto ya fue girado a la Cámara de Diputados para su tratamiento.