Un interesante trabajo sobre las limitaciones con que cuenta la Argentina para crecer en materia de producción agrícola, realizado por el consultor Gustavo López para la Fundación Producir Conservando, revela que al cabo de la campaña 2023/24, donde se produjeron cerca de 135 millones de toneladas de granos, más de la mitad de esa cosecha se guardó en silobolsas, ya que la capacidad instalada de silos fijos es claramente insuficiente en el país.
Según ese estudio, esta temporada se conservaron en los enormes bolsones plásticos unas 70 millones de toneladas de granos, más del doble de lo que se guardaba de ese modo hace 15 años atrás, en la campaña 2007/08. En aquel momento los silobolsas custodiaron solo 30 millones de toneladas de granos. Es decir que su utilización creció nada menos que el 133%.
Esto sucede mientras que en la Argentina prácticamente no se construyen silos nuevos de chapa o cemento, es decir instalaciones fijas. En 2007/08 la capacidad de almacenaje fijo era de 70,9 millones de toneladas para una cosecha que llegaba a 94 millones. Entonces la relación entre capacidad de almacenaje y producción llegaba al 75%. Ahora se producen 135 millones de toneladas pero la capacidad de almacenaje apenas subió 7%, a 75,8 millones de toneladas, con lo cual la relación bajó bruscamente al 56%.
Estas son las cifras difundidas por Gustavo López, de la firma Agritrend SA:
¿Qué muestran estos datos? Que la situación sería una verdadera catástrofe logística si no se hubiera desarrollado aquí la tecnología de los silobolsas, que permiten el almacenaje de los granos directamente en el campo, evitando el flete corto hacia los acopios o el flete largo hacia los puertos. De hecho, de no existir estos enormes tubos la Argentina solo tendría silos suficientes como para guardar la mitad de su producción.
López reafirmó que la capacidad de almacenaje estático con que cuenta el país es “otro de los aspectos mas negativos del sistema de comercialización”, y se hace necesario “expandir la misma al menos en relaciones de 75% de la producción actual, lo cual implicaría un incremento de los depósitos en al menos 25 millones de toneladas”. Es eso o seguir ampliando la utilización de los silobolsas, hasta por lo menos 100 millones de toneladas almacenadas. Si se toma en cuenta que cada chorizo almacena unas 200 toneladas de granos, se necesitaría al menos medio millón de silobolsas en el campo para ese entonces.
Por eso el analista estimó que en un verdadero plan, “la disponibilidad crediticia deberán abarcar además la posibilidad de asistir a productores y operadores del sector para la inversión en almacenamiento fijo, reduciendo así el impacto de los silobolsa, que si bien resultan una solución, generan ciertos inconvenientes en cuanto al correcto mantenimiento y calidad de la mercadería”.
Como lo más posible es que ese financiamiento barato no llegue a manos de los productores -que además cultivan la mayor parte de los granos sobre campos que no son propios sino arrendados-, el INTA sigue investigando la utilización de silobolsas como alternativa para su uso local, e incluso planea poder exportarla a otros países agrícolas.
Hace unos días, Leopoldo Sahores, secretario de Relaciones Exteriores del gobierno, acompañado por Juan Cruz Molina Hafford, el presidente del INTA, recorrieron las instalaciones del INTA en Balcarce, donde referentes internacionales se enfocan en la investigación y desarrollo de tecnologías orientadas al almacenamiento, acondicionamiento y procesamiento de granos.
El silobolsa es una tecnología que actualmente se exporta de manera exitosa a más de 50 países. Desde su incorporación en la Argentina, hace casi 30 años, su evolución fue formidable: de unas pocas toneladas a principios del 2000 a aproximadamente 50 millones de toneladas almacenadas en los últimos 10 años. Y las 70 millones a las que hace mención López en el ciclo que está por terminar.
Según Sahores, el silobolsa es la puerta de entrada a muchas otras soluciones tecnológicas para la agricultura que la Argentina puede ofrecer al mundo. “La seguridad alimentaria es uno de los grandes desafíos que tiene de la población mundial, que va a ser de 10.000 millones de personas en pocos años. Tenemos que asegurarnos que la producción de alimentos sea mantenida, guardada, conservada de una manera segura y sustentable”, indicó.