“Por dos años va a haber faltante de carne cerdo y van a tener que subir los precios y esto va a modificar el mercado cárnico de la región (por el Mercosur) y probablemente también del mundo”.
Así lo indicó Luis Pedro Elhordoy Paullier, presidente de la Sociedad Uruguaya Criadores de Cerdos, en una charla mantenida con Bichos de Campo poco antes del acto oficial en el cual se anunció la habilitación del ingreso de carne porcina argentina a Uruguay.
Rio Grande do Sul, además de concentrar alrededor del 20% de la producción brasileña de carne porcina, representa el canal logístico natural, en lo que respecta a comercio de productos agroindustriales, entre Uruguay y Brasil. Con el desastre climático y humanitario ocurrido en el sur de Brasil, ese fuente de provisión está interrumpida.
La cuestión es que alrededor del 85% del consumo interno de carne porcina en Uruguay se abastece con importaciones brasileñas, lo que implica que el país oriental necesita encontrar de manera urgente un nuevo proveedor del producto (que será naturalmente la Argentina).
“Hemos sido atacados por la importación desmedida de carne de cerdo de Brasil y se hizo una vacío sanitario natural porque fueron desapareciendo los productores (uruguayos)”, remarcó Elhordoy Paullier.
Los productores uruguayos sobrevivientes ya venían avisando a las autoridades que depender de un solo proveedor para abastecerse de un alimento básico representaba asumir un riesgo, pero esas consideraciones nunca fueron tenidas en cuenta porque la “maquinaria” exportadora brasileña se consideraba imbatible. Hasta que ocurrió el desastre climático en Rio Grande do Sul.
“Hay un lugar disponible en el mercado uruguayo que supuestamente puede llegar a ocupar la Argentina al disponer de carne con calidad e inocuidad reconocida, además de estar libre de ractopamina como anabólico”, remarcó el empresario uruguayo.
La noticia representa una buena señal para los empresarios porcinos argentinos, quienes están pasando por un momento complicado porque la capacidad de compra del consumidor argentino está muy pauperizada y eso “planchó” los valores del capón.
Vergonzoso que no se promuevan producciones más amigables con el ambiente y rentables para el productor. Teniendo una raza nacional imbatible como el Pampa Rocha, optan por especies improductivas.