El caso “Óleos del Centro” dejó en evidencia que el sistema comercial ganadero presente en la Argentina es un verdadero “colador” a través del cual es posible cometer fraudes sin mayores dificultades.
Las situaciones irregulares suelen presentarse de manera frecuente. Pero Luis Magliano, el detenido y procesado propietario de “Óleos de Centro”, en su campaña de apropiación indebida de hacienda, tuvo la “mala suerte” de toparse con Eduardo Macchiavello, presidente de Haciendas San Eugenio, quien además es CEO del laboratorio Roemmers y presidente de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa), que, al momento de detectar el hecho, contrató un estudio de abogados “tiburones” dedicado a obtener resultados garantizados.
La cuestión es preguntarse: ¿Qué puede hacerse para evitar que situaciones así sucedan? Buena parte de esa respuesta puede encontrarse en el vecino país de Uruguay, donde en enero de 2004 se lanzó el Programa Piloto de Trazabilidad Individual (PTI) para introducir, de manera voluntaria, los primeros identificadores en el rodeo bovino oriental.
A cada cabeza de ganado vacuno –por primera vez– se le colocó en una oreja una caravana visual con el número impreso (para permitir la identificación del animal a simple vista) y en la otra un dispositivo electrónico de radiofrecuencia (para almacenar el mismo número de la caravana visual).
El programa piloto se extendió por más de dos años y medio. Y el 1 setiembre del año 2006 la trazabilidad individual en bovinos se hizo obligatoria a nivel nacional a partir de lo dispuesto por la Ley 17.997/06. Los datos que deben ser registrados son edad, sexo, fecha nacimiento, raza, propietario y lugar físico de nacimiento.
El sistema permite conocer los sitios en que estuvo cada animal desde su nacimiento, la fecha de ingreso y salida de cada sitio, la identificación de los animales que compartieron esos mismos sitios y la localización actual de todos los animales que estuvieron en contacto con un animal determinado. Ese seguimiento es posible gracias a que todo movimiento, cambio de propiedad, muerte o extravío de animales identificados debe ser notificado por los productores ganaderos al Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG).
Para tal notificación los productores deben recurrir a los servicios de un operador o transportista autorizado por el SNIG, los cuales cuentan con equipos, capacitación y claves de seguridad necesarios para llevar adelante tal exigencia.
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay (MGAP) entrega gratuitamente a los productores los dispositivos de identificación, los cuales, además, son distribuidos sin costo alguno para los ganaderos.
La caravana visual y el dispositivo electrónico de radiofrecuencia, que se colocan en las respectivas orejas del animal, corresponden ambos a un mismo número de identificación. Dicho número de identificación consta de doce dígitos: los tres primeros se refieren al país (a Uruguay le corresponde el 858 como país de origen de acuerdo a la norma ISO 3.166) y los nueve restantes conforman la identidad única del animal de acuerdo a la norma ISO 11.784.
La gestión y venta de equipos de lectura quedaron en dominio del sector privado bajo el control de calidad del Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU). Los equipos deben incluir capacidad de lectura, almacenamiento, impresión y envío electrónico de datos.
Cada evento recibido en el SNIG es analizado en función de la situación inmediata anterior de cada animal para verificar su consistencia. Por ejemplo: que el lugar de origen de un movimiento coincida con el lugar de destino del último movimiento registrado. Una vez que los datos recibidos son validados, la historia del animal es actualizada para quedar automáticamente disponible para su consulta tanto por parte de funcionarios del MGAP como del productor propietario del mismo.
En las plantas de faena, una vez ingresado el animal, técnicos especialmente capacitados capturan, por medio de equipos de lectura, los datos para su posterior transmisión al SNIG. Y se encargan de supervisar el retiro y destrucción de los identificadores.
El contenido de la base de datos del sistema es el MGAP. La información generada es de carácter confidencial y su uso está restringido a la trazabilidad individual.
Adicionalmente, ante una denuncia por abigeato, el Instituto Nacional de Carnes (Inac) financia los estudios de ADN necesarios para la conformación de prueba científica, de manera tal de comparar los despojos de la faena que se encuentra en el campo o en vehículos con carne incautada en domicilios o comercios sospechosos de comercializar carne de origen dudoso.
La extracción, identificación, conservación y solicitud de remisión de muestras a laboratorio para determinar y comparar perfiles genéticos cuando existen denuncias de abigeato permitió aclarar muchos de los casos denunciados en los últimos años.