La Influenza Aviar altamente patógena (IA H5) ingresó finalmente a la Argentina, que se ufanaba de ser “país libre” de la enfermedad. Esto provocó un cierre exportador generalizado, que ahora se trata de resolver negociando país por país, y con una estrategia de “regionalizar” la lucha sanitaria, acotando las vedas en el comercio a las zonas realmente afectadas por un brote.
Ahora, mostrando que existe mucha preocupación por la llegada al país de una segunda enfermedad animal de moda en todo el mundo, la Peste Porcina Africana (PPA), el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) mostró que aprendió una lección, pues aprobó un “Plan de Contingencia” ante la aparición de un foco, pero que ya contempla de antemano una “zonificación”, de modo de que ante la eventualidad no se vea afectado el comercio de cortes porcinos.
La Resolución 275/2023 del Senasa, publicada este lunes en el Boletín Oficial, reconoce que la Argentina está expectante por la llegada de esta otra enfermedad global de los animales, que como el caso de la Influenza Aviar por ahora no tiene una cura efectiva más que el sacrificio masivo de animales, en este caso de los cerdos, para detener los contagios. Es lo que sucedió en China a partir de 2018, con focos que vuelven a recrudecer ahora.
“El patrón global de distribución del virus de PPA, desde el 2014 hasta el 2022, revela un grave deterioro de la producción porcina, principalmente en los continentes europeo y asiático. A la fecha, la PPA se ha diseminado y está presente en los cerdos domésticos y silvestres en regiones de Asia, Europa, África y recientemente América Central, más específicamente en la Zona del Caribe”, admite Senasa su preocupación por la llegada de la temible enfermedad también a América del Sur, como ya ocurrió con la Influenza.
Luego la resolución indica que “la PPA resulta de alto impacto en la producción y el comercio, ya que su irrupción en un país libre provoca graves pérdidas económicas por su alta letalidad, por la aplicación de las medidas de control y contención, así como también por la reducción del capital productivo de los establecimientos afectados y por las restricciones al comercio internacional de productos porcinos”.
Es en este contexto que Senasa preparó el plan de contingencia ante la llegada de una enfermedad de tan alta letalidad al país. En realidad, toda la región está en “estado preventivo de alerta sanitaria”. Ya el 8 de noviembre de 2021, el servicio sanitario local había declarado el alerta sanitario, pero ahora lanzó un manuel de procedimiento ante la eventualidad de que finalmente suceda el escenario tan temido: que aparezca unc erdo o chancho salvaje con síntomas.
El Plan de Contingencia establece que ante la aparición de un caso de PPA “será comunicada por el SENASA de manera inmediata” tanto a los actores locales de la producción porcina, como a la OMSA, la organización mundial de salud animal.
Pero un artículo clave de esta estrategia -y que muestra que el Senasa aprendió algo de la crisis de la Influenza Aviar- es el sexto, que determina que “Senasa podrá establecer zonas epidemiológicas” siguiendo las normas sobre los principios de zonificación del llamado Código Terrestre. En esta estrategia habría que montar zonas de Contención (ZC); Zonas de Protección (ZP): y también Zonas Libre (ZL), que es la que no está comprendida ni en el radio del foco detectado ni en su perisferia. este estrategia responde claramente a tratar de mantener abiertos los mercados cuando no hubiera focos en las zonas más productivas en materia de cerdos.
Obviamente la estrategia sanitaria será muy diferente según cada zona: En el caso de la Zona de Contención (ZC) donde haya aparecido algún caso se requerirá “atención Inmediata”.
“Ante la confirmación de al menos un caso de PPA en una unidad epidemiológica, se debe proceder a la atención e inspección oficial inmediata dentro de las 24 horas de la confirmación del caso. Se debe interdictar el/los establecimiento alcanzado por el brote y podrán vedarse otros establecimientos linderos o con vinculación epidemiológica, lo que será dispuesto por el Senasa según la información disponible”, se definió. Además no podrán ni entrar ni salir de esa zona los animales susceptibles.
Dentro de las 48 horas debería producirse el “sacrificio sanitario bajo control oficial de la totalidad de los cerdos de la explotación afectada”. Hay todo un anexo publicado de cómo debería realizarse esa matanza y de cómo disponer los cadáveres de los cerdos afectados.
En la Zona de Protección (ZP) la estrategia sanitaria será diferente. Senasa y los gobiernos provinciales realizarán el “fortalecimiento del control de movimientos”, se apelará a la vacunación de los animales susceptibles, se fortalecerán las medidas de bioseguridad y la vigilancia epidemiológica.
“En caso de brotes de PPA en el país o en una zona previamente libre de la enfermedad, el estatus se restituirá tres meses después de la desinfección de la última explotación infectada”, siempre y cuando se hayan cumplido con todas las medidas exigidas, incluyendo por supuesto el sacrificio sanitario”.
En el caso de las zonas libres, la aspiración oficial clara es que no se apliquen restricciones comerciales desde los países que importan cerdos u otras carnes y derivados de la Argentina.
Basta de mentiras y de sembrar terror en la gente. También borrarán más adelante el registro de genocidios con los animales.