El gobierno nacional decidió reducir las exigencias y controles para las importaciones de alimentos de un grupo de países que figuran en el anexo 2 del decreto 35/2025, entre los que están Australia, Estados Unidos, Suiza, Nueva Zelanda, y el bloque de la Unión Europea, entre otros casos.
Con esta medida, y teniendo en cuenta la situación cambiaria de la Argentina, se teme por el ingreso de productos a precios más bajos que los que ofrecen las empresas locales.
Sucede que entre la suba de costos y el deterioro de la demanda interna, a las empresas se les achicó la renta, ya que no pudieron trasladar al precio final el encarecimiento que tuvieron para producir.
A esto se agrega la situación cambiaria: con el dólar aumentando a un ritmo menor que la inflación, todo se puso más caro en Argentina medido en la moneda norteamericana, que se usa para el comercio global.
Este escenario sin dudas resta competitividad. Por caso, los frigoríficos de carne vacuna tienen un costo de su materia prima -el novillo- de 4.20 por kilo, mientras que en Brasil el costo es de 3,20, es decir, un 35% menos.
Lo mismo sucede con el sector porcino, que históricamente tuvo que lidiar con las importaciones desde Brasil y también de otros orígenes, entre ellos Dinamarca, que entra en el listado de países beneficiados por la medida tomada hoy.
Juan Uccelli, consultor del sector porcino, dijo que en Brasil el kilo de capón les cuesta 1,20 dolares, mientas que acá su precio es de 1,70. “Esto no es porque los productores sean menos eficientes sino por la situación cambiaria. Brasil devaluó y acá se revaluó la moneda”, afirmó.
El analista dijo que en 2024 ingresaron al país 20.000 toneladas de carne porcina, de las cuales 16.000 entraron en el último cuatrimestre, generando una alta oferta en un mercado ya “muy ofertado de todas las carnes”.
En cifras, el sector vacuno generó 48 kilos por habitante al año, el avícola una cantidad similar, y la producción de cerdos según su estimación aportó 23 kilos. Esto arroja un total de 118 kilos por habitante al año.
Lo que teme Uccelli es que esta medida genere una sobre oferta y “haya una avalancha de carne de cerdo importada”, además de que se dejen de hacer controles clave para la protección de la población.
“Por esta medida, y en la actual condición cambiaria de la economía argentina, podría entrar jamón de España o productos de Dinamarca que necesitan colocar su alta producción en diferentes destinos. Y también de Estados Unidos, ya que Trump promete una mayor agresividad en sus exportaciones”, señaló el especialista.
Luego agregó: “El problema no es la importación en sí misma sino las condiciones en las que se produce aquí. Con excepción del impuesto PAIS no sacaron ningún otro, que fue lo que prometieron en campaña. Siguen vigente las retenciones y otros muy distorsivos”.
A continuación indicó que otro problema que generaría esta decisión del presidente Milei, que podría afectar a la salud de la población: “Es preocupante porque a partir de ahora la inocuidad de los alimentos la van a garantizar los países de origen. Por ejemplo se dejarían de hacer estudios de residuos como los del plan Creha del SENASA, que se siguen pagando y sin los cuales se desprotegería a la población argentina”.