Cambian los funcionarios. Pero las políticas intervencionistas siguen su curso como si nada hubiera cambiado.
El nuevo secretario de Comercio, Guillermo Hang, ahora bajo el mando de su amigo y ministro de Economía, Martín Guzmán, actualizó los precios máximos de venta de los cortes vacunos populares que frigoríficos exportadores y cadenas de supermercados deben ofrecer obligatoriamente a los consumidores.
Los nuevos valores, obviamente, son superiores a los de mercado, pero al fijarlos obliga –de alguna manera– a las cadenas de supermercados a mantener los precios de todos los productos cárnicos a “raya” para evitar que la matriz de consumo de los diferentes cortes ofrecidos experimente distorsiones importantes.
En el caso de nalga, por ejemplo, el nuevo precio máximo para el corte popular es de 969,0 $/kg, mientras que el producto equivalente en COTO, libre de restricciones, tiene un precio de 1139,9 $/kg. Es decir: existe entre ambos un “descuento” del 15%.
Pero en otros casos, como la tapa de asado, la brecha llega al 22%, dado que el precio “libre” en COTO –por tomar una referencia de una cadena de supermercados que además participa del negocio exportados– es de 919,9 $/kg, mientras que el “precio cuidado” o máximo establecido por Hang ahora es de 719,0 $/kg.
Los cortes, al menos en un volumen mensual de 6000 toneladas, deberían estar disponibles en los canales comerciales de Jumbo, COTO, Plaza Vea, Disco, Carrefour, Walmart, La Anónima, Día, Changomas, Vital y Makro.
Si no cumplen con esa exigencia, una resolución vigente desde abril pasado permite al gobierno cancelar permisos de exportación de los frigoríficos en infracción, lo que representa una norma inédita, dado que resulta insólito que la posibilidad de realizar un embarque de carne vacuna esté asociado a la exigencia de venta de un producto por debajo del costo de producción.
Vale recordar que el quebranto generado por vender carne bovina a precios subsidiados sale del “bolsillo” de los frigoríficos exportadores sin ningún tipo de devolución por parte del Estado.
El próximo gran desafío de Hang es qué resolverá hacer con el fideicomiso denominado “Fondo Estabilizador del Trigo”, señalado por fuentes de la industria harinera como un instrumento diseñado para favorecer a un solo grupo empresario.