Desde que existen en el mercado las caravanas electrónica individuales para el ganado bovino, hace por lo menos dos décadas, el productor argentino ha entrado en una suerte de debate interminable. Primero se cuestionaba el funcionamiento del dispositivo. Ahora se pregunta si es el momento adecuado para incorporarlo a su sistema productivo. Y si es prudente la decisión del gobierno de convertir ese insumo en obligatorio, como se ha anticipado, pensando sobre todo en un tema de costos.
La empresa Villanueva distribuye y comercializadora desde hace mucho tiempo las caravanas con tecnología Allflex. Obviamente entonces lo primero que van a decir desde allí es que se trata de una herramienta beneficiosa y que todo el que “entró en un sistema de trazabilidad electrónico por voluntad propia, nunca ha salido”.
“Entendemos de parte de las distribuidoras y de parte de Allflex, que hay problemas serios en ganadería que hay que resolver. Tenemos casos de brucelosis, tenemos garrapata en el norte, tenemos un montón de cuestiones estructurales e incluso a nivel de gobierno. Esta es una medidas que quiere tomar Senasa que no nos compete a nosotros como canal comercial, pero la realidad es que si sale, tenemos que estar preparados”, dijo a Bichos de Campo Juan Manuel Ortiz, líder de desarrollo de negocios ganaderos de Villanueva.
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En este sentido Ortiz remarcó que a pesar de tratarse de una tecnología con una presencia en el mercado hace aproximadamente 20 años, en Argentina no existe fabricación todavía de este tipo de insumo. “Las marcas líderes son importadas, Es una tecnología que viene ya hace más de 20 años que es conocida en Uruguay, por ejemplo, donde ya se implementó como obligatoria. Sabemos que es un caso de éxito rotundo en lo que es exportación de carne. Entonces va dependiendo también mucho de las intenciones que tenga el mercado”, indicó el especialista.
-¿Cómo funciona la caravana?
-Es una caravana igual a la otra (en referencia a la caravana circular convencional) con un chip inyectado, con una bobina de cobre y se irradia con un lector. Con esto (señala al bastón) tocás la oreja del animal y automáticamente aparece el número en la pantalla. Después lo podemos vincular con un montón de aplicaciones, con tablets, con balanzas de pesaje, con ecógrafo y demás por Bluetooth. Son equipos que están totalmente integrados y están pensados justamente para trabajar con ganadería.
Según el especialista, la gran ventaja de este sistema es su precisión. “La numeración que viene impresa en cada caravana electrónica es única e irrepetible, ya sea oficial o no. Para lograr eso se hicieron nomenclaturas electrónicas que en el país arrancan con 032. El sistema es totalmente inviolable, es inequívoco”.
-¿Después como emplea el productor estos datos?
–Primero va a tener la identificación de cada uno de los animales de manera inequívoca. Es decir va a tener la individualidad de cada uno de los animales. Inclusive puede ser más complejo el caso. Si vas a vacunar contra algo, tenés que saber a quién estás vacunando contra un posible virus. Entonces si te faltaron tres, te faltaron dos, vos sabes cuáles son los que te faltaron porque tenés con exactitud los animales que sí pasaron por manga. Entonces el sistema en eso es inequívoco, es inviolable y tiene muchos beneficios.
A nivel productivo, el uso de la caravana también es beneficioso, pues le permite al productor medir la rentabilidad productiva con respecto al manejo. “Yo siempre digo que en Argentina el ganadero es muy eficaz, tenemos una carne de muy alto valor a nivel mundial, es una carne muy buscada, pero tenemos un camino de eficiencia que recorrer, todavía nos queda bastante. Ni hablar si empezamos a meternos con la huella de carbono y con un montón de otras variables que lo vemos como la columna vertebral. Para justamente poder llegar a todo eso, hay un camino que recorrer”, remarcó Ortiz.
-¿Hay productores que se resisten a utilizar las caravanas, sobre todo pensando en el tema precio ¿Es un insumo caro?
–La masividad obviamente va a llevar estos valores a la baja por una cuestión lógica de mercado. Pero hoy más o menos está en torno a lo que es un kilo de carne, un kilo novillo por cada caravana. El lector está más o menos en torno a lo que es un toro puro, como para tenerlo de referencia, porque sabemos que la moneda es totalmente variable. Entonces, yo creo que en ese sentido va a ir a la baja. Tenemos que ir haciendo ese balance entre comprador y oferente y viendo cómo se va resolviendo eso. Obviamente nosotros desde Villanueva estamos preparados para aportar al mercado. Estamos con un desarrollo técnico bastante importante, porque más allá del valor, sabemos la posible eventualidad que podemos tener posterior a esta implementación.