En un reportaje publicado este domingo por Clarín, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, hizo al principio muchos esfuerzos por eludir las preguntas de los periodistas Mauricio Bártoli y Gustavo Bazzán, pero el final quedó claro que aceptará sin chistar la nueva estrategia del gobierno para controlar la inflación: un mayor control sobre los precios que incluirá el congelamiento al final de la góndola. Todo el mundo sabe que en anteriores experiencias históricas estas decisiones terminaron pisando los precios que reciben los productores.
-Cómo recibió la noticia del congelamiento de precios de los alimentos por 90 días ¿Como responsable de un ministerio que tiene que ver con la producción de alimentos, no teme que ponga en riesgo la fabricación y el abastecimiento?
-Por respeto, no opino sobre decisiones que se toman en otras áreas del Gobierno. Mi opinión sobre el tema es que esta es una etapa difícil y requiere un sacrificio compartido de todos los actores para salir de la crisis. No olvidemos que el PBI viene de caer 10% en 2020. El congelamiento es una convocatoria a un sacrificio compartido. La gente lo está haciendo, el nivel de pobreza y la caída del poder adquisitivo fue muy grave y recién estamos saliendo. Se pide un sacrificio a todos los sectores en un momento en que empieza a recuperarse el consumo. Creo que la sociedad lo entiende.
-¿No cree que la sociedad teme por lo que pase el día 91, cuando supuestamente se levante el congelamiento?
-En el Consejo Agroindustrial se construyó una idea de futuro, y el futuro es crecimiento en producir más alimentos e invertir más. Los problemas se resuelven con más producción y productividad. Y estamos en esa dirección.
-¿Pero congelar precios en un proceso de alta inflación no puede derivar en menos producción?
-Yo soy ministro de Agricultura…
-Pero la suba y el abastecimiento de los alimentos le debe importar, no?
-No es mi competencia.
-Los alimentos, sí…
-Le repito. Esto requiere el sacrificio de todos los sectores de la sociedad y hay que armonizar intereses. Estamos todos en eso. De mi parte enfrentamos este momento impulsando la producción con más financiamiento en condiciones muy favorables, hasta ahí llego yo. Sí puedo decir que garantizo un futuro con más producción.
En la entrevista, Domínguez insiste en instalar ciertos mensajes mentirosos, a pesar de que se las hemos corregido varias veces desde Bichos de Campo en base a la propia estadística oficial: continúa diciendo que este año será el segundo récord en materia de exportaciones de carne vacuna, cuando fue el 2019. “Este año será el segundo año más alto en exportaciones de carne”, afirmó. “El año 2020 fue el año de mayor expo de carne. y en 2021 estaremos levemente por debajo. Pero hay que trabajar en la recomposición del stock”, insistió.
También se luce el ministro desmintiendo que exista un cepo o limitaciones a las exportaciones de carne vacuna. Nos trata como si fuéramos todos idiotas. La semana pasada se acaba de extender hasta fines de año el sistema de cupos al 50% de las exportaciones de 2020, a las cuales se añadieron dos nuevas cuotas que de por sí implican un límite: una cuota de vaca vieja a China y otra de cortes kosher para Israel.
-Los ganaderos dicen que el cepo a la carne no se termina de eliminar y eso impide el despliegue del potencial del sector.
-El freno se liberó. Hoy además se están pagando por los toros precios que nunca se pagaron. Lo dicen los propios cabañeros. Vamos a tener 700,000 madres más, eso es muy bueno. Tenemos un dispositivo del desarrollo del mercado ganadero con las mejores expectativas. Lo dicen los productores. En este escenario planteamos dos cosas: aumentar el peso de faena y certificación de ganadería ambientalmente equilibrada.
-En números concretos, ¿hoy en qué porcentaje estamos a nivel restricciones a la exportación de carne?
– No hay ni cepo ni restricciones.
– Pero no hay libertad total.
– Hay un promedio de saldo exportable que es el 50% del último semestre del 2020, que fue el más grande de la historia. Si no tomábamos ciertos recaudos se estropeaba todo el sistema de producción argentino. La pérdida de madres lo demuestra. Por otro lado, al mercado chino lo abrimos nosotros, durante mi anterior paso por este ministerio. Pero siempre nos fijamos una condición básica: definir el modelo de desarrollo. No hay ningún país que renuncie a diseñar su modelo de desarrollo. Ningún país, aun los más desarrollados, permiten que la demanda de una aspiradora sin límite defina el modelo de crecimiento. El modelo, en armonía de todos los intereses de la cadena, lo define cada país.
En otro tramo de la entrevista con Clarín, Domínguez reconoce que la baja de retenciones no es un tema en discusión, a pesar de que la semana pasada prometió revisar la estructura de derechos de exportación para las economías regionales.
-Usted definió a la producción de granos y carne como bienes culturales. una definición que no cayó muy bien en el sector.
-A los 57 años digo lo pienso. Tengo formación cristiana y antes que nada está la dignidad de las personas. El Papa dijo que la dignidad está antes que cualquier derecho. Me acostumbre a comer pan, carne y siempre hemos dicho que la Argentina debía dejar de exportar productos primarios y convertirlos en proteínas, en cerdo… Lo que dije es lo que siempre pensé. No pueden sorprenderse porque diga que son parte de la identidad del país. Es la identidad cultural. Soy de Chacabuco y para mí es un valor cultural la producción de granos y carne. Quiero que tengamos, mucho trigo, maíz, carne… lo que quiere cualquier argentino bien nacido. Imagínese qué pasaría en la Argentina si el ministro de agricultura tuviera que importar carne, maíz, harina para la mesa de los argentinos. No me hagan un problema político por una definición. Lo que digo lo digo como cristiano y como peronista. ¡Es lo que pienso! ¿Por qué me tendría que arrepentir de lo que pienso?. ¡No me despojen de mi dignidad!. Cualquier producto o cualquier empresario, saca el argumento político, desde la intoxicación de la grieta… Preguntá si la Argentina tiene que comer pan importado. Si eso pasa no dura nadie en el gobierno! Además, tenemos cosecha récord de trigo y maíz, hay cosas para festejar… No hagan de un pelo una peluca.
-Hubo buenas cosechas pero lo que se ve es que en otros países crecen más, en volumen y en rindes.
-Yo quiero llegar a los 100 millones de toneladas exportadas. Es verdad que tenemos un problema con la soja. Pero en trigo y maíz estamos en la estimación correcta. En soja deberíamos estar en 70 millones de toneladas, pero hay temas de costos. Además la soja se reemplazó por maíz y hay que ver cómo se recompone. Al país le sirve, al Estado le sirve que haya más soja por más recaudación!
-¿Hay espacio para pensar en una baja de retenciones para impulsar aún más la producción?
-No está en discusión, Imposible pensarlo con estos niveles de pobreza y la caída que sufrimos del PBI.
-¿La brecha cambiaria es un problema para el campo?
– No tuve reclamos del tipo de cambio. Hubo una corrida con trigo y maíz y se generó un desorden bárbaro. Hay sectores que hicieron correr hace 15 días un tuit de aumento de retenciones. Eso significó una anotación anticipada de dos millones y medio de toneladas de trigo y maíz que se liquidan y se pagan retenciones al fijar el precio de ese día. Más allá de ese episodio, no recibí ningún tipo de preocupación por ese tema Dado que las reservas están en un nivel muy bajo.
Puede leer la entrevista completa aquí.
Fotos: Clarín