Se invierten toneladas gigantescas de dinero para asociar a la producción ganadera con muchos de los males presentes en el mundo. Pero por el momento esas campañas no pueden contra el “hambre de proteínas” presente en las naciones emergentes o menos favorecidas.
El stock bovino mundial, tanto de Bos taurus (nuestra tradicional vaca) como de Bubalus bubalis (búfalos), está a un paso de alcanzar los 1000 millones de individuos.
El último informe sobre ganadería y avicultura mundial publicado por el Servicio de Mercados Externos del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés) indica que el stock global de bovinos, que actualmente es estimado en 988,2 millones cabezas, crecería el año que viene para registrar una cifra de 999,6 millones de ejemplares.
Los dos protagonistas que explican la mayor parte del crecimiento mundial del stock de bovinos son Brasil –que además es el principal exportador mundial de carne vacuna– e India, que exporta fundamentalmente carne de búfalo y en los últimos años ha venido perdiendo participación en el mercado mundial.
India, que apenas unos años atrás parecía que se consolidaba como el primer exportador mundial, comenzó a retroceder luego de que el gobierno de esa nación –en manos de hinduistas fanatizados– comenzaran a hacerle la vida imposible a las empresas exportadoras, mayormente en manos de musulmanes, al sospechar que en muchos de los embarques de carne búfalo iban disfrazados también cortes de reses de vacas, que para los hindúes son animales sagrados, pero claramente no para los musulmanes.
Las tácticas de amedrentamiento han propiciado incluso la aparición de grupos de matones hinduistas que recorren los pueblos para golpear –y en algunos casos también asesinar– a musulmanes sospechados de faenar o comer carne de vaca.
En lo que respecta a Brasil, la receta implementada en la nación sudamericana es muy simple: un vasto territorio productivo, una macroeconomía ordenada, tipo de cambio competitivo para la exportación, acceso al crédito y funcionarios dedicados a potenciar y ampliar la matriz comercial exterior.
El tercer lugar del podio es para EE.UU., con un stock que viene creciendo de manera lenta pero sostenida, seguido inmediatamente por China, que, si bien venía tomando vuelo para ampliar las existencias bovinas, debió comerse buena parte de las mismas el año pasado para hacer frente al déficit de proteínas cárnicas generado por la expansión de la fiebre porcina africana, que obligó a la nación asiática a sacrificar buena parte de su stock porcino.
En el siguiente lugar del ranking se ubica la Unión Europea, la región, precisamente, donde surgen la mayor parte de las campañas orientadas a morigerar o directamente suprimir el consumo de carne vacuna, además de implementar restricciones ambientales que condicionan esa producción. No es extraño, entonces, que en esa parte del mundo la cantidad de bovinos haya comenzado a descender.
El siguiente puesto es para la Argentina, territorio que, a pesar de ser considerado como “el país de la carne” por sus habitantes, cuenta con un stock bovino estancado hace años ante la falta de incentivos económicos presentes para poder aumentar el rodeo bovino.
El ultimo gran tenedor de stock bovino del mundo es Australia, nación que en los últimos años resultó afectada por desastres climáticos que promovieron una liquidación importante del rodeo bovino. Y que este año, adicionalmente, debe enfrentar restricciones comerciales –motivadas por cuestiones políticas– del que hasta hace muy poco era su principal socio comercial: China.