El mundo que conocemos, tal como venimos advirtiendo hace más de un año y medio, está a un paso de cambiar para siempre.
Así como durante semanas hubo legiones de “expertos” que juraban por sus hijos que Vladimir Putin jamás invadiría Ucrania, lo mismo sucede ahora con Taiwán respecto de China.
Pero tenemos malas noticias: el gobierno de Xi Jinping acaba de anunciar que entre el próximo 4 y 7 de agosto el Ejército Popular de Liberación de China llevará a cabo “importantes ejercicios militares y actividades de entrenamiento, incluidos simulacros con fuego real”, en áreas marítimas y el espacio aéreo que rodea a toda la isla de Taiwán.
Eso implica, en los hechos, que la isla de Taiwán quedará aislada del mundo por al menos cuatro días. Es decir: no podrá entrar ni salir nada de la misma a menos, claro, que así lo dispongan las fuerzas militares chinas.
Si bien lo anunciado hoy se viene “cocinando” hace años, el disparador fue la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, a Taiwán. La cual estuvo precedida por un comunicado oficial de la legisladora en el cual se anuncia que la “solidaridad de EE.UU. con los 23 millones de habitantes de Taiwán es más importante hoy que nunca, ya que el mundo se enfrenta a una elección entre la autocracia y la democracia”.
Our visit reiterates that America stands with Taiwan: a robust, vibrant democracy and our important partner in the Indo-Pacific. pic.twitter.com/2sSRJXN6ST
— Nancy Pelosi (@SpeakerPelosi) August 2, 2022
El gobierno chino, como respuesta frente a esa provocación, publicó un comunicado en el cual afirmó que “ningún país, ninguna fuerza y ningún individuo debería desestimar la firme determinación, la fuerte voluntad y la gran capacidad del gobierno y el pueblo chinos de salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial y materializar la reunificación del país y la revitalización de la nación”.
Como era previsible, los precios de los futuros de las principales materias primas siguieron cayendo en la jornada de hoy ante la posibilidad de que el conflicto China-EE.UU. escale en una “guerra comercial total” entre ambas potencias, cuyo resultado final sería exponencialmente más profundo que el “primer ensayo” realizado por Donald Trump durante su gestión como presidente.
La reconfiguración geopolítica de los flujos comerciales a escala global tendrá inicialmente –ya lo está teniendo– un impacto bajista colosal, pero luego se irán acomodando las cosas para generar oportunidades importantes en aquellas regiones del orbe no alineadas con ninguna de las dos potencias.
En ese sentido, las naciones sudamericanas tienen, en caso de no contar con clases dirigentes dispuestas a “rifar” la suerte de sus países por un puñado de dólares o yuanes, una gran ocasión para fomentar la prosperidad a través del comercio.
Parte de esa “película” ya la vimos durante la “guerra comercial” de Trump, cuando, luego del bloqueo chino a la soja estadounidense, el valor FOB de la soja sudamericana llegó a tener un diferencial a favor de hasta 90 u$s/tonelada respecto del FOB Golfo de México (EE.UU). Una auténtica “bonificación” regional.
Bonus track. Las cotizaciones de los futuros de materias primas agroindustriales en el mercado estadounidense CME Group cayeron fuerte hoy martes, con excepción de los valores de los contratos de harina de soja, que –sorpresa– subieron. Y eso ocurrió porque la nación que es la mayor exportadora mundial de este producto, que viene a ser la Argentina, está atravesando serios problemas económicos que dificultan la originación de mercadería, el procesamiento y los embarques de ese commodity que es, nada menos, que el principal producto de exportación del país. Así que productores y procesadores de soja de EE.UU. y Brasil, por favor, sean agradecidos con sus pares argentinos están haciendo grandes esfuerzos para proteger su rentabilidad en este contexto global tan complejo.