¿Mate dulce o mate amargo?
Un análisis económico elaborado por Coninagro sobre la economía regional yerbatera asentada en Misiones y el norte de Corrientes confirma que para los productores de esa hoja el sabor puede variar de un extremo al otro, según la escala y en especial el grado de tecnificación de cada explotación.
El trabajo midió el margen bruto (MB) de los yerbateros, tomándolo como “la diferencia entre el ingreso bruto recibido por hectárea menos su gasto de producción”. En ese sentido aclara que “para llegar al resultado de bolsillo del productor, al MB le faltarían las deducciones de gastos indirectos, impuestos, financiamiento y amortizaciones”.
A partir de aquí los sabores, dulce o amargo.
- Un productor de yerba mate de Misiones, con una plantación adulta, con baja tecnología, presentaría un MB negativo de aproximadamente 100 U$S/ha/año.
- En un modelo para Corrientes de baja tecnología, el MB pasaría a ser positivo en torno a 70 U$S/ha/año.
- En modelos de tecnología media, los MB se ubicarían entre 110 y 280 U$S/ha/año.
Queda más que claro en el trabajo de los economistas cooperativos que la inmensa mayoría de los productores toma mate amargo, ya que el 76% posee menos de 10 hectáreas, mientras que el 22% tiene entre 10 y 50 hectáreas y sólo el 2% cuenta con más de 50 hectáreas.
Cuando más al norte más amargo es el mate: En Misiones, el 85% de los productores posee entre 1 y 15 hectáreas. Y en la mayoría de los casos la edad de los cultivares es mayor a 30 años, con rendimientos menores a 3000 kg/ha. Este rendimiento es uno de los factores clave para definir el MB de cada uno de los yerbateros.
La lectura inmediata es que habría que propiciar una intensa reconversión de los yerbales, para incrementar los ingresos del productor. Pero el estudio de Coninagro destaca que el gasto para implantar una hectárea con estos árboles llega a unos 3.000 dólares. Luego de semejante inversión hay que esperar 5 años para comenzar a tener algo de producción.
¿Cómo dejan de tomar mate amargo quienes solo obtienen pérdidas? ¿Cómo reconvierten sus yerbales sin apoyo de ningún tipo desde el sector público?
La otra vía para cerrar la inmensa brecha de gustos es trabajar por el lado de los costos. Coninagro, al respecto, dice que “los principales gastos productivos en la producción de hoja verde, en plantaciones adultas (mayores a 5 años), son la cosecha y el transporte al secadero, seguido de las labores de mantenimiento”.
Mal se puede achicar el gasto allí, salvo que se trate de pauperizar todavía más la situación de los tareferos, como se llama a los cosecheros de la yerba.
“En el promedio de los modelos, la participación de los gastos de cosecha y
transporte equivalen al 46,5% de total de los gastos productivos, mientras que las labores de mantenimiento equivalen al 36% y los insumos el 17,5%”, precisa el trabajo.