José Mattievich se inició en el negocio de la carne en los años 60, apenas terminó el servicio militar. Con 21 años arrancó como matarife abastecedor y en los años ‘80 pudo comprar el primero frigorífico en Casilda, donde actualmente está localizada la administración central de la firma.
Con el tiempo fue consolidando una empresa que cuenta con varias plantas y una capacidad de faena de 45.000 cabezas al mes. En todas trabaja brindando el servicio a usuarios y no con hacienda propia.
El grupo tiene cinco plantas activas y dos que permanecen cerradas. La mayoría está orientada para el consumo interno. Tiene una en Rosario (ex Sugarosa), otra en Arroyo Seco, la de Casilda y en Carcarañá cuenta con dos establecimientos más.
En Carcarañá tiene un frigorífico exportador que puso en condiciones tras la venta a COTO en 2018 de otro frigorífico que está en el ingreso a la ciudad de Rosario. En ese establecimiento instaló un “carton freezer” (túnel de congelado de carne) y luego un depósito de congelado y otro de enfriado, además de sumar tecnología para abastecer de cortes kosher a Israel.
En Carcarañá cuenta también con una fábrica de “rendering” donde se fabrica harina de carne y sebo bovino líquido, de manera de transformar subproductos de la faena en productos con valor agregado.
La noticia es que el empresario acaba de comprar el frigorífico Integrados, ubicado en Villa Gobernador Gálvez, creado en la década del ’70 por un grupo de matarifes santafesinos. Con la nueva incorporación, el grupo Mattievich suma una capacidad de procesamiento adicional de 8000 a 10.000 vacunos por mes.
El empresario tiene además otras dos plantas para exportación: La Tropa, ubicada en Rosario, y otro en Puerto San Martín. Ambas se cerraron en los años de la primera intervención cárnica implementada por el gobierno de kirchnerista y jamás se reabrieron. Son parte del listado de empresas que las políticas públicas de esos años dejaron fuera de carrera.