El secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, recibió la tarde/noche del jueves a algunos dirigentes de la Mesa de Enlace: Jorge Chemes (CRA), Elbio Laucirica (Coninagro) y Carlos Achetoni (Federación Agraria). Nicolás Pino (SRA) directamente no asistió a la reunión (aunque envió un técnico en secreto), prevenido de lo que finalmente sucedería: nada.
La nada misma. Tanta nada que el funcionario que tiene a su cargo la política agropecuaria de un país agropecuario batió uno de los récords más insólitos: Para informar sobre lo sucedido, emitió el comunicado de prensa más corto en la historia de Agricultura, que lleva unos 150 años.
“Reunión de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación con la Mesa de Enlace. Durante el encuentro se trabajó sobre los ejes de economías regionales y asistencia a pequeños productores”, resume el vergonzante parte oficial, que ni siquiera incluye las declaraciones de ocasión que suelen hacer los funcionarios y las funcionarias para ocupar espacio y salir en los medios y las medias.
Un escenario muy posible es que a partir de ahora a Bahillo lo comiencen a llamar “Vacío”. En rigor, los ruralistas que asistieron al encuentro tropezaron con alguien que, a pesar de sus buenas intenciones, no tiene ninguna cosa para ofrecerles. Por eso salieron de la reunión diciendo que no tenía sentido volver a conversar hasta que, por lo menos, el gobierno desactive algunas de las medidas que lesionaron la confianza inicial con la gestión del flamante ministro Sergio Massa, especialmente la decisión del Banco Central de penalizar con mayores tasas de interés a los productores que no acepten vender 95% de su soja.
También marcaron la agenda los dirigentes del agro con sus declaraciones posteriores, que fueron igualmente escuetas. CRA indicó que reclamó “la necesidad de unificar el tipo de cambio para las economías regionales , empezando por las atadas a la exportación, como por ejemplo la lana”. Achetoni de FAA, por su lado, indicó que “pudimos empezar a pensar propuestas para dar respuestas a los productores pequeños y medianos y a los de las economías regionales, que han venido siendo postergados por largo tiempo”.
Pese a tanta reunión secreta y a los pedidos de paciencia, la estrategia de Massa frente al agro ya va quedando clara: ganar tiempo mientras se sigue aprovechando de sus recursos, en especial la soja. Y para esa tarea, es Juan José Bahillo el que deberá poner la cara.
Massa, mientras tanto, asume gestos concretos que no benefician a los productores agropecuarios de todo el país sino todo lo contrario. Para empezar enfoca todos los cañones económicos en evitar una devaluación y así prolonga el atraso cambiario y la brecha cambiaria tan lesiva a quienes producen bienes en la Argentina. Este es el rasgo común que afecta a todos, y sobre eso Bahillo no ha podido hacer ni decir nada.
La implementación del dólar soja durante septiembre, va quedando claro para todos, fue pactada por Massa con las grandes agroexportadoras. Y aunque algunos productores y los dueños de los campos aprovechen el veranito para vender la oleaginosa a un precio recargado, los grandes beneficiados con el costoso operativo son el propio Estado que recompone las reservas, y quizás los propios aceiteras, que achican su capacidad ociosa y hasta es muy probable embolsen suculentas diferencias descontando algunos dólares por tonelada adquirida.
En ese escenario, a Bahillo no le queda otra función que hacer tiempo y atajar los reclamos rurales (que se han multiplicado en todas las actividades exportadoras que reclaman un tratamiento similar al de la soja) hasta que aclare. O hasta que empiece el Mundial de Qatar. Después nadie se acordará de los productores y sus problemas de rentabilidad.
En este rol, en entrerriano aceptó con suma docilidad asumir primero en una cartera degradada, a la que Massa desprecia tanto que todavía no están firmadas las designaciones de funcionarios y los cambios en la estructura. Bahillo también se tragó un sapo cuando en sus acelerados ajustes, el Tesoro le sacó a Agricultura la semana pasada más de 8.000 millones de pesos de su presupuesto para lo que queda del año. Era la tercera parte de la plata asignada a Agricultura en 2022, y es posible que al entrerriano no le quede ni un peso para hacer acciones concretas en lo que queda del año.
Pero de eso nadie habla. Massa, preocupado en urgencias macroeconómicas que se generan por la torpeza de los gobiernos que ignoraron durante mucho tiempo los problemas de quienes generan producción y riqueza, había planteado de entrada su intención de mantener una alianza más sólida con la Mesa de Enlace.
Pero sin nada para ofrecer, el gran riesgo es que a Bahillo lo empiecen a llamar “Vacío” mucho antes de lo que se pensaba.