Los funcionarios del equipo económico del gobierno nacional, a pesar de las evidencias históricas recientes que muestran el fracaso de las políticas intervencionistas en materia cárnica, siguen buscando mecanismos para intentar contener los precios de los principales cortes vacunos.
Un muestra de lo desorientados que está el gobierno es que el secretario de Comercio Interior. Roberto Feletti, solicitó hoy a las principales cadenas de supermercados que congelen los precios de la carne vacuna durante todo el fin de semana largo.
Las cadenas de supermercados Coto, Changomás, Cencosud (Jumbo, Disco y Vea), Carrefour, La Anónima y Día se comprometieron así a no ajustar por inflación los precios de todos los cortes vacunos hasta el próximo lunes inclusive.
La tan anunciada suba que se esperaba para el mes de diciembre llegó un poco antes debido a la escasez de hacienda presente en el mercado, la cual –irónicamente– es en parte producto de las desinversiones instrumentadas en el sector ganadero luego de la intervención promovida por el gobierno en el primer semestre del año.
Hoy el precio promedio del novillito de hasta 390 kilogramos en el Mercado de Liniers terminó en 239,7 $/kg con un máximo de 267,0 $/kg, mientras que un mes atrás había cerrado en 197,5 $/kg y 210 $/kg respectivamente.
Pero la hacienda está lejos de tratarse del único factor inflacionario, porque también se ajustaron los salarios, fletes y alquileres de locales, con lo cual la carne –al igual que muchos otros alimentos básicos– comenzó a recuperar “precio” luego del “mazazo” propiciado por la intervención oficial.
En ese marco, mientras que a comienzos del presente mes de noviembre la media res en la ciudad de Buenos Aires (CABA + GBA) se comercializaba en valores de 420 a 430 $/kg, en la actualidad se encuentra entre 470 y 500 $/kg, dependiendo de la calidad de la hacienda y de la zona.
La clave es qué sucederá a partir del martes, dado que en el gobierno esperan encontrar una “solución” al tema en los próximos tres días. Y aquí, hasta el momento, no existe un criterio único en el ámbito de la coalición gobernante.
Mientras que el sector más radicalizado del gobierno cree que lo mejor es suspender totalmente la emisión de permisos de exportación de carne vacuna tanto refrigerada como congelada para “calmar” al mercado, los más sensatos consideran que el impacto social de esa medida en el sector frigorífico sería difícil de abordar y recuerdan que la economía argentina está urgida de divisas para evitar una “explosión” cambiaria y que los embarques de carne vacuna son una buena fuente de ingreso de dólares.
Los más memoriosos recuerdan incluso que, luego de la intervención cárnica iniciada en 2006, a partir de 2010 los precios de la hacienda comenzaron a subir ante la inocultable escasez de hacienda y no hubo ninguna política intervencionista que pudo ya contener ese proceso.