Si bien inicialmente se había establecido que en el presente año el fideicomiso aceitero se integraría hasta completar un fondo de 190 millones de dólares, esa cifra quedó desactualizada en función de la evolución de los precios internacionales de los aceites, razón por la cual en octubre pasado se amplió hasta los 240 millones de dólares. Pero ese monto también quedó corto porque se agotó completamente.
Como faltan pocas semanas para la finalización del fideicomiso –rige hasta el 31 de enero de 2023– el equipo económico liderado por el ministro Sergio Massa decidió emplear fondos públicos para cubrir la diferencia al tiempo que retomó las negociaciones con los representantes del sector aceitero (Ciara-CEC) para renovarlo por un año más a partir de febrero del año que viene.
La industria oleaginosa considera que el mecanismo del fideicomiso no es el más adecuado para contener los precios internos porque genera distorsiones en el mercado agrícola, complica financieramente a las empresas aceiteras y, en los hechos, tampoco resulta efectivo para contener los precios minoristas porque los logros obtenidos en el canal mayorista luego se “diluyen” con remarcaciones realizadas por eslabones de la cadena logística y comercial. Por ese motivo, Ciara-CEC solicitó que el fideicomiso no sea renovado en 2023.
La inflación de la botella de 1,50 litros de aceite de girasol, medida por el propio Indec en la ciudad de Buenos Aires, fue en el último año del 132,8%, al pasar de 312,8 a 727,6 pesos entre febrero y noviembre de 2022.
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El fideicomiso aceitero, que recibe aportes de las exportaciones de soja, girasol y de harina y pellets de soja y girasol, se instrumentó en 2021 y fue renovado este año. Fue diseñado para subsidiar el precio mayorista de los aceites refinados de soja, girasol y sus mezclas en envases de hasta tres litros que se comercialicen en el mercado interno.
Los aportes de fondos destinados al fideicomiso se realizan en función de la registración de las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) de soja, girasol y de harina y pellets de soja y girasol (no se considera a los productos elaborados con granos importados).
Si bien tales recursos son aportados de manera directa por las empresas exportadoras, luego se descuentan –cuando las condiciones comerciales lo permiten– de los precios de los granos, lo que implica que el fideicomiso, en los hechos, opera como una “retención encubierta”.
El volumen de aceites envasados que es objeto de las compensaciones del fideicomiso está determinado en 29 millones de litros por mes. Las empresas que reciben las compensaciones –las industrias que comercializan aceites vegetales en el mercado local– están obligadas a vender el producto con un precio mayorista determinado por la Secretaría de Comercio Interior.