El mercado europeo es uno de los destinos importantes para la carne de pollo que se produce en Argentina, no tanto por el volumen que se le vende -que no llega a las 10.000 toneladas anuales- sino por los precios, que rondan los 7.000 a 8.000 dólares por algunos cortes, lo que triplica el precio que pagan otros mercados.
Las empresas avícolas están enfocadas en atender a los mercados mundiales y por ello producen según la necesidad. Para conformar a los clientes chilenos producen un pollo de 900 gramos que tiene un consumo individual. Para Medio Oriente se producen pollos de 2 kilos, mientras que el mercado interno pide todo lo contrario: cuanto más grande mejor.
Carlos Sinesi, director ejecutivo del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), dijo a Bichos de Campo, durante la feria Anuga que quieren “llegar en el mediano plazo a las 450.000 toneladas de exportaciones, siempre que la influenza aviar nos trate bien”.
“El crecimiento de la agricultura argentina está dado en la exportación. No hay otra visión por donde crecer porque el consumo es un consumo muy importante y es muy importante porque entre las 3 carnes principales hay 115 kilos”, afirmó. Respecto de los volúmenes actuales, eso implica un salto del 80%.
Para lograrlo se requiere de eficiencia en las empresas y en eso están trabajando, pero también se necesita competitividad comercial mundial.
“Ahora nos sacaron las retenciones hasta el 31 de octubre. Veremos cuánto de eso podemos aprovechar por la forma de comercializar el producto”, sostuvo. Hay que recordar que el gobierno exige la anticipación de las divisas correspondientes en 3 días de declarado el embarque, que se cobran 45 días más tarde. Eso tiene un costo financiero.
“Lo ideal sería que las quiten porque no afectaría al Estado y nos mejoraría la posibilidad de competir con otros productores como Brasil, donde no se paga ese impuesto. Si se hace eso, si liberamos al tipo de cambio, porque al fin y al cabo no está liberado, quizás se ubicaría dentro de valores un poco más acomodados. Eso también te permite ser un competitivo, pero no es sólo eso sino también mantener las variables macroeconómicas en regla”, señaló Sinesi.
Otro desafío que enfrenta el sector para apuntalar el desarrollo es poder contar con galpones modernos y más productivos: “Necesitamos mucha capacidad de granja con condiciones ideales. Y eso mejoraría ostensiblemente la competitividad”.
En Argentina hay 4.000 granjas, según contó el referente de CEPA y se definió en el plan que pusieron en marcha en 2019. En él se establecía la actualización o construcción con tecnología de punta de 1200 galpones.
Eso estaba proyectado hacerse en un período de 5 o 6 años, pero por los diferentes problemas que fueron surgiendo, entre ellos la falta de financiación, se fue demorando y hasta ahora lograron modernizar solo 200.
“Hacer esto implica 6 años de construcción continua. Hay que poner 300 galpones por año, lo que pasa es que las inversiones son con plata genuina, con plata de las empresas. Algunos financiamientos se han logrado a lo largo de estos años, pero no la mayoría. Se va tratando de ir reemplazando granjas viejas”, comentó.
El referente de las avícolas destacó, por otro lado, la presencia de las empresas en Anuga, de la que participan 12 firmas fundamentalmente de Entre Ríos, Buenos Aires y Río Negro.
“Anuga es el lugar para hacer negocios, es de las principales ferias del mundo junto con la Gulfood de Dubai y la Sial de París. Recibimos en estos días a importadores de Filipinas, de Corea, de China y de Medio Oriente, y por su puesto europeos, que están a la espera, como nosotros, de que pronto se reabra el mercado tras el último brote de influenza aviar”, indicó Sinesi.
Lo que se esperan que suceda en los próximos días es que la OMSA convalide la declaración que hicieron las autoridades argentinas de país libre de la enfermedad.