Las exportaciones de carne vacuna tuvieron una fuerte caída en abril. La baja fue de 20% respecto de marzo y los empresarios la atribuyen a la falta de rentabilidad y competitividad del negocio.
La faena vacuna también cayó, pero menos. En abril se vendieron a los frigoríficos 1,07 millón de vacunos, un volumen similar al de marzo, pero 10% inferior al de abril del año pasado.
La actividad industrial el año pasado, a consecuencia de la seca, fue alta. Pero en 20224 se está dando la otra versión: cae la oferta de ganado y suben los salarios, la energía, el combustible. Por lo tanto cada kilo que sale de los frigoríficos es más costoso de producir. Y como no hay competitividad exportadora, entonces se vende más al consumo interno, que no tiene margen de maniobra.
La producción de carne de abril fue de 244.000 toneladas a las cuales hay que restarle las 65.000 toneladas que se exportaron, por lo que al consumo doméstico se destinaron 178.000 toneladas res con hueso. Esto equivale a un consumo per cápita de 45 kilos anualizados. Así se frenó la caída los últimos meses y se salió del piso de los 40 kilos de marzo.
Los datos indican una recuperación no del consumo real sino de la oferta de carne que tiene a disposición la población, que cuenta con un poder de compra recortado por la crisis económica.
La inflación sigue siendo alta, y tuvo mucho que ver con la reducción del consumo. Lo sufren los ganaderos y la mayoría de los productores, ya que la mayoría de la hacienda faenada tiene como principal cliente a la demanda interna.
Ese menor poder de compra de los argentinos se refleja en los precios de la carne y la hacienda. En abril la inflación que informó el INDEC fue de 8,8% mientras que la carne subió sólo 4%, según ese organismo que mide los valores de solo algunos cortes, y 4,5% según el IPCVA que mide a la totalidad en los grandes centros urbanos.
Lo mismo pasó con la hacienda. El valor del novillo entre abril y mazo subió 3%, el precio de los novillitos 6% y el de las vaquillonas 4%.
Medidos en dólares claramente los precios son buenos, rondan los 2 dólares por kilo, pero sin dudas la pérdida de competitividad exportadora y el freno que afecta al consumo -que absorbe el 70% de la carne que se produce- ya genera preocupación en los productores.
Esa preocupación es también la que llevó a la moderación en los encierres de los feedlots. Al inicio del mes la Cámara de Feedlot informó el mismo volumen de hacienda en los corrales que en el arranque de abril. Desde la entidad dijeron que si bien el número da positivo el temor a que el consumo “no arranque” y la incertidumbre son la evolución de la macroeconomía imponen una actitud cautelosa en los operadores.