La sequía, contra todos los anhelos, vuelve a afectar a la campaña triguera. Hasta hace poco tiempo se esperaba un volumen mayor al que ahora prevén las Bolsas de Cereales, cuyas proyecciones se reducirían más en las próximas mediciones de no mediar lluvias urgentes.
“Esperábamos que se fuera La Niña, pero estamos transitando septiembre y miramos para arriba ver qué pasa. Venimos asustados de la campaña anterior y parecería que hablar de 15 millones de toneladas es más un techo que un piso de producción”, dijo el analista Sebastián Salvaro, aticipando un resultado mediocre de la cosecha triguera.
Los productores cosecharán el grano con el inicio de un nuevo gobierno y el estreno de al menos parte de las medidas económicas.
Entre la incertidumbre política, la económica y la climática -que podría achicar los rindes y por lo tanto la rentabilidad-, “el mercado está abierto” agregó el consultor. Esto implica que el productor no se anima a ponerle precio a la cosecha porque prefiere esperar a tener más definido el posible rendimiento.
Es que los productores ya se quemaron con leche la campaña pasada y además pesa esa tendencia del agricultor a negociar el grano una vez que lo tiene en el silo.
Salvaro, de todos modos, cree que conviene ir definiendo el precio porque no espera una demanda exportadora muy activa en los meses de cosecha, que es cuando más trigo se comercializa.
Escuchá la entrevista completa:
En tal sentido, explicó: “De las 15 millones de toneladas por cosechar, 6 millones tendrán como destino al mercado interno, y otras 9 millones serían saldo exportable. Los exportadores tienen compradas 5,5 millones y a su vez cuentan con la prórroga de la vigencia de las DVJE del ciclo pasado otorgada por el gobierno por 2,5 millones de toneladas, por lo que su presión de demanda a cosecha será menor. Además, como hicieron el pago de retenciones con el precio del cereal más alto y mucho antes de la cosecha, ese costo financiero se trasladaría al precio que se paga al productor”.
Ante este escenario, Sebastián prevé que, tal como se decía años atrás, podríamos asistir a un “diciembre sangriento”.
Para evitar que la sangre que corra sea la de uno, el analista recomendó posibles alternativas comerciales. “Por eso decimos que hay que avanzar en coberturas, sobre todo si hay necesidades financieras de vender a cosecha, porque el precio es la única variable a gestionar. El clima, la política y la macroeconomía no son controlables”.
“Entre los infinitos escenarios de tomas de decisiones posibles, si el nuevo gobierno decide corregir el tipo de cambio, los precios en dólares tienden a caer y si te agarra con coberturas no tendrías el riesgo de baja. La película está muy abierta como para tener un grado de certeza alta y por eso conviene gestionar los precios”, insistió.
-¿Qué tipo de coberturas se pueden hacer?
-Hacer algo de contratos forward porque hay poco comercializado. Y si no ir al Mercado a Término, donde se pueden vender futuros con compra de “calls” para estar abierto a una suba de precios. El que no tiene necesidad de vender en diciembre puede capturar valores mejores sobre marzo y ya hay operadores comprando forwards con entrega en ese mes.