La breve pero rica historia de la firma láctea Aristeo tiene que ver con un enfoque diferente al habitual en la relación entre esa industria y los tamberos que le proveen la leche. En este caso, para reabrir una planta que estaba cerrada, sucedió todo lo contrario al enfrentamiento que tantas veces se expone entre los dos primeros eslabones de la cadena láctea.
Aristeo tomó su nombre del dios griego que, entre otras cuestiones, transforma la leche en quesos y domestica cabras. Leonardo Scándolo es el director y coordinador de la empresa radicada en la localidad de Villa Trinidad, cerca de San Guillermo, en Santa Fe, que nació en 2017 cuando un grupo de empleados de diferentes empresas decidieron pegar el salto para dejar de ser trabajadores de esas industrias y forma la propia.
Eso fue posible gracias a que la cooperativa de productores Unión Villa Ana les alquiló un establecimiento industrial que estaba parado hacía varios años. Hubo que poner en marcha fierros viejos, pero “lo hicimos con mucho entusiasmo y visión, y de a poco vamos mejorando en tecnología para hacer que los procesos sean más productivos”, comentó Scándolo, que ahora maneja la empresa junto con otros cinco socios. Antes, él era analista de laboratorio de Sancor y los demás prestaban servicios en otras lácteas y en otros sectores como los de marketing, logística y contabilidad.
Escuchá la entrevista a Scándolo:
Los socios de la cooperativa fueron sus primeros remitentes de leche y “nos abastecen de 130 mil litros diarios. Pero gracias al trabajo que hicimos en la parte comercial tenemos remitentes directos y nos orgullece más porque es una signo de confianza a la empresa que no era conocida en el mercado”, explicó el directivo.
En la relación entre los socios de Aristeo y los productores de la materia prima lo que se dio fue un círculo virtuoso bien diferente al que escuchamos a diario, y en el que es habitual escuchar las quejas de los tamberos porque les pagan poco y tarde. Este caso ha sido de “ganar-ganar” para ambos eslabones.
“Hoy tenemos más de 20 tamberos que nos proveen leche además de los de la cooperativa, son tamberos chicos. Pero eso no nos preocupa, va de la mano con nuestra idea de hacer cosas importantes en pequeños lugares. Son productores que sin estas industrias se caen del sistema y que encontraron en nuestra empresa la confianza para seguir haciendo lo que llevan en la sangre, que es producir leche”, dice Scándolo.
Para potenciar un trabajo común con ellos decidieron recurrir a organismos públicos como el INTA que les aporta conocimientos y que los ayudó a poner en marcha la firma, pero también al Club de Buenas Prácticas Tamberas que conduce Gustavo Mozeris.
“Queremos volcar todo el conocimiento que se desarrolló en INTA y en el club de buenas prácticas tamberas a los productores para que mejoren sus procesos y tengan así una mejor composición de leche. Eso va a derivar en una mejora de sus rentabilidad, y nos va a permitir a nosotros seguir proyectando cosas, marcas y productos”, indicó.